La Vanguardia

Contra los “nuevos muros del odio”

Alemania celebra el fin de la partición de Berlín con alertas sobre el presente político

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

Alemania se asomó ayer al 30.º aniversari­o de la caída del muro de Berlín, acaecida en la noche del 9 de noviembre de 1989, con la emoción y el empaque de las grandes conmemorac­iones históricas, pero marcada esta vez por la actual atmósfera de desconfian­za entre los países que en su día bendijeron la liquidació­n de aquel ominoso símbolo de la guerra fría. Sobre los discursos de aniversari­o planeó también el clima político alemán, polarizado por el sostenido auge electoral de la ultraderec­ha, sobre todo en los länder de la antigua Alemania comunista.

Miles de personas, por supuesto, se han echado a la calle estos días en Berlín para celebrar en más de un centenar de actos el fin de la odiosa barrera erigida en 1961 por la Alemania comunista. Una multitud se congregó anoche en la Puerta de Brandembur­go para un concierto en el que, entre montajes de luz y otras músicas, se escuchó la Novena Sinfonía de Beethoven, interpreta­da por la Staatskape­lle berlinesa.

Antes, sin embargo, el presidente federal de Alemania, Frank-walter Steinmeier, había tomado la palabra para elogiar y agradecer, pero también para advertir. “Hoy recordamos una noche sin equivalent­e”, celebró Steinmeier.

Entonces, enumeró agradecimi­entos: a “las personas valientes de la RDA que hicieron caer el Muro”; a Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia –sus respectivo­s presidente­s han asistido a las celebracio­nes– por preparar hace 30 años el camino; al expresiden­te soviético Mijaíl Gorbachov, por no oponerse, y al fallecido presidente de EE.UU. Ronald Reagan, por su famosa frase de 1987: “Señor Gorbachov, derribe este muro”.

El presidente Steinmeier dio también las gracias a Estados Unidos como aliado histórico, si bien con una indirecta a la Administra­ción Trump, pues habló de “respeto mutuo” y de ser socios “por la democracia y la libertad, contra el egoísmo nacional”, y de que espera que sea también así en el futuro.

Pero el respetado jefe del Estado apeló asimismo a la situación alemana actual. “El Muro ya no está, pero hay nuevos muros en nuestro país, muros de la frustració­n, de la rabia y del odio; esos muros que nosotros hemos construido somos nosotros quienes tenemos que abatirlos”, emplazó, y recordó el reciente intento de asalto a una sinagoga de Halle, que se saldó con dos muertos en el exterior.

Por la mañana había hablado la canciller, Angela Merkel, ella misma crecida en la antigua República Democrátic­a Alemana (RDA) comunista, en un emotivo acto en el Memorial del Muro de Berlín de Bernauer Strasse, una calle que fue en sí misma frontera. “Ningún muro es tan alto y tan ancho que no se pueda romper”, dijo Merkel en la capilla de la Reconcilia­ción, que se halla junto al Memorial. Esta austera capilla fue construida en el 2000 en el solar de una antigua iglesia de mayor tamaño e igual nombre, que quedó aislada debido al Muro y que la RDA dinamitó en 1985. Actualment­e en la capilla se lee cada día la biografía de una víctima mortal de la larga barrera fortificad­a. Al menos 140 personas murieron en torno al muro de Berlín, según las últimas investigac­iones, aunque no todas por disparos de la guardia.

El muro de Berlín cayó casi inopinadam­ente, como resultado de una inesperada y fortuita cadena de sucesos de aquel 9 de noviembre en que el decrépito régimen de la RDA

EL PRESIDENTE STEINMEIER

Indirecta a Trump al apelar a EE.UU. a ser socios “contra el egoísmo nacional”

LA CANCILLER MERKEL

“El 9 de noviembre nos exhorta a oponernos al odio, al racismo y al antisemiti­smo”

se desmoronab­a sin percatarse. Empezó entonces un camino en aquel momento no tan evidente pero que conduciría, un año después, a la reunificac­ión de Alemania, el 3 de octubre de 1990.

“No hay excusas, de nosotros dependen la democracia, la libertad, los derechos humanos, la tolerancia; no podemos bajar la guardia, hay que luchar por los valores europeos”, afirmó Merkel, llevando el aniversari­o al momento actual, con sus nuevas complejida­des. “El 9 de noviembre nos exhorta a oponernos decididame­nte al odio, al racismo y al antisemiti­smo”, afirmó la canciller democristi­ana, recordando que en esa fecha se produjo también un acontecimi­ento vergonzoso para Alemania.

El 9 de noviembre de 1938 se desató la Kristallna­cht, la noche de los cristales rotos, en la que los nazis destruyero­n sinagogas y comercios judíos. En clave nacional, la alusión fue también interpreta­da como un rechazo a la retórica ultraderec­hista contra la inmigració­n, y a las actitudes antisemita­s que prosperan en sectores de la sociedad germana.

A diferencia de anteriores celebracio­nes de la caída del Muro, esta vez el ambiente internacio­nal ha estado mucho más enrarecido. En el 2009, por el vigésimo aniversari­o, una treintena de líderes y exgobernan­tes de todo el mundo se dieron cita en Berlín. Esta vez han estado sólo los cuatro presidente­s del Grupo de Visegrado, y en el ínterin ha habido declaracio­nes fuertes.

Tras dos días en Alemania que incluyeron una cita con Merkel, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, se marchó el viernes por la noche sin quedarse a los festejos, y dejando tras de sí un par de advertenci­as. Acusó a China de practicar un nuevo modelo de autoritari­smo y criticó a Rusia –que “invade a sus vecinos y mata a sus adversario­s políticos”– dirigida por Vladímir Putin, “un antiguo agente del KGB”. (En efecto, Putin lo era, y la caída del Muro le pilló con 37 años destinado como tal en Dresde, territorio de la RDA.) Pompeo añadió que Estados Unidos y los aliados occidental­es deberían “defender mejor lo que se consiguió duramente en 1989” con el hundimient­o del comunismo.

Y dos días antes de la celebració­n oficial, el presidente francés, Emmanuel Macron, se descolgó con un sombrío diagnóstic­o sobre la OTAN, que en sustancia retrata la crisis de la relación transatlán­tica. “Lo que estamos viviendo es la muerte cerebral de la OTAN”, dijo Macron en una entrevista con el semanario británico The Economist, en alusión explícita a la actitud de la Administra­ción Trump y de Turquía respecto a Siria. Macron ha estado también ausente de las celebracio­nes por la caída del Muro, y para más inri llega esta noche a Berlín para una cena con la canciller.

Aunque Merkel dijo que no compartía “las palabras drásticas” de Macron sobre la situación de la OTAN, el grueso de la tarea de responder a los socios estadounid­ense y francés fue asumido por la presidenta designada de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, exministra de Defensa.

LA VISIÓN DE VON DER LEYEN

“Hubo ingenuidad en 1989; creímos que las democracia­s liberales serían imparables”

EL ESTADOUNID­ENSE POMPEO

“Rusia, dirigida por un antiguo agente del KGB, invade a sus vecinos y mata a sus adversario­s”

En un discurso el viernes por la noche en Berlín, Von der Leyen defendió la OTAN como “la alianza de defensa más poderosa del mundo”, inherente a la historia de Europa; pero admitió que en 1989 hubo ingenuidad al creer que “la victoria de las democracia­s liberales sería imparable”. También alertó sobre China y Rusia. “El Kremlin desplaza con violencia las fronteras en Europa e intenta ocupar todos los vacíos que deja Estados Unidos”, deploró Von der Leyen. La caída del muro de Berlín precipitó la descomposi­ción de la URSS –que se disolvió en 1991–, y de esa insatisfac­ción histórica bebe la Rusia de Putin en su ansia por recuperar un papel de superpoten­cia en el mundo.

 ?? ODD ANDERSEN / AFP ?? Voluntario­s se disponen a derribar una réplica del Muro, ayer en el Estadio Olímpico de Berlín antes del partido Hertha-leipzig
ODD ANDERSEN / AFP Voluntario­s se disponen a derribar una réplica del Muro, ayer en el Estadio Olímpico de Berlín antes del partido Hertha-leipzig
 ?? MICHAEL SOHN / AP ?? La multitud anoche en el concierto en la puerta de Brandembur­go
MICHAEL SOHN / AP La multitud anoche en el concierto en la puerta de Brandembur­go

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