“No podemos pagar ni inspección ni obras”
Torreforta Tarragona Este barrio periférico es, junto a Sant Salvador y El Pilar, el que acumula bloques más antiguos
Cuando hace viento, como hoy, siempre hay algún desprendimiento... Hay edificios muy antiguos, algunos dan pena, pero nadie se ha sentado a hacer un diagnóstico y, mucho menos, a plantear cómo hay que afrontar este problema”, mantiene el presidente de la Federació de Veïns de Tarragona, Alfonso López. Son cientos de bloques construidos a principios de los sesenta en los barrios periféricos de Torreforta, Sant Salvador o Camp Clar que se levantaron con más velocidad que calidad, y en muchos casos, la falta evidente de mantenimiento ha desembocado en fachadas en mal estado, humedades y grietas.
Al Ayuntamiento de Tarragona no le consta ningún edificio que tenga una patología severa desde que, a finales de los noventa, se detectaron cuatro bloques (240 viviendas en total) con aluminosis en Torreforta. El proceso de demolición y traslado de los inquilinos a un edificio de nueva construcción culminó hace una década. Los balcones que había en las casas colindantes, todas de la misma época, tuvieron que ser apuntalados con una estructura exterior de hierro. “Nos hicieron unos agujeros en el techo y nos dijeron que las casas estaban bien; las nuestras están bien, pero hay otras que no lo están...”, asegura un vecino.
Junto a la puerta de entrada de muchos de estos bloques se conserva la placa franquista del Ministerio de Vivienda. “Oiga, que yo hace poco que vivo aquí... soy inquilina, no soy propietaria...”, se excusa una de las vecinas de un bloque que supera los sesenta años.“muchos de los propietarios originales ya murieron. Con suerte, los pisos están alquilados, algunos tienen okupas... “¿Cómo vamos a pagar una inspección y unas obras?”, se pregunta otro vecino. Han recibido una carta del Ayuntamiento. El edificio, con pisos de entre 40 y 50 metros cuadrados y sin ascensor, tiene que pasar la ITE.
Para sus propietarios, los problemas estructurales de sus casas se suman a una situación económica precaria. En muchos casos, el coste de la inspección, sin plantear obras, ya es inasumible. “Hace años propusimos que se lanzara una línea de ayudas y subvenciones por parte de la administración, porque en muchos de estos bloques no hay administradores de fincas ni capacidad económica, pero ha habido una total inacción”, lamenta Antoni Peco, vecino de La Floresta y expresidente de la FAVT.