Polémica por el nuevo camino de ronda de Palamós
El futuro sendero, que será más accesible, tendrá 3,4 km, una red de 18 miradores y un puente colgante sobre el acantilado
El Ayuntamiento de Palamós quiere convertir el actual camino de ronda, varios tramos inconexo, en un itinerario continuo y más accesible entre el Port Marina y la playa de Castell. Se trata de un tramo de 3,4 kilómetros que transcurre por parajes de interés como la pineda de En Gori o las pintorescas barracas de pescadores de la cala S’alguer,
considerada bien cultural de interés nacional (BCIN).
El proyecto, que estuvo en exposición pública hasta el pasado 5 de noviembre, prevé la creación de pasarelas elevadas o puentes colgantes en aquellos puntos donde la topografía del terreno obligue a ello, como la zona del Morro del Vedell, situada en el inicio de la parte más urbana del camino. Las entidades ecologistas como la Associació Salvem la Pineda d’en Gori, SOS Costa Brava y Depana, que han presentado alegaciones al proyecto, denuncian el “grave impacto irreversible” que el nuevo camino tendrá sobre el litoral de Palamós y piden una actuación “menos intervencionista”.
El acondicionamiento de este sendero litoral tiene un coste de 1,3 millones de euros, que pagarán la Unión Europea, a través del programa Feder (600.000 €), la Generalitat (350.000 €) y el Consistorio (350.000 €), y la previsión del alcalde, Lluís Puig (ERC), es que las obras puedan iniciarse durante el primer trimestre del 2020.
El proyecto, redactado por el estudio de arquitectura Martí Franch, prevé la mejora de los tramos más erosionados y degradados, como el tramo entre la pineda de En Gori y la playa de Castell, pero también la construcción de nuevos caminos. De los 3,4 km de recorrido, unos 400 metros serán tramos de nueva formación. Uno de los principales objetivos de este proyecto, según el alcalde, es evitar la degradación del camino, regular los flujos de visitantes y hacerlo más accesible a personas con ciertas dificultades de movilidad, aunque no será un itinerario totalmente accesible, ya que en algunos tramos habrá escaleras para salvar desniveles.
El proyecto incluye una red de 18 miradores o puntos de descanso repartidos a lo largo de todo el recorrido, de los que la mayoría, según la memoria del proyecto, obligarán a una “mínima intervención para integrarse en el entorno”, ya sea en forma de barandas, de plataformas de madera, extracción de tierras o eliminación de vegetación.
En el mirador de la cala S’alguer, una de las más icónicas del municipio, se estudia una actuación de mayor calado con la construcción de dos muros bajos perpendiculares al talud. “Para nosotros, que el camino se integrara al máximo en el entorno natural ha sido una preocupación, y aunque cualquier actuación en el medio supone una transformación, se hará con el máximo respeto”, explica el alcalde, Lluís Puig.
Sin embargo, la Associació Salvem la Pineda d’en Gori califica de “desmesurada y artificiosa” esta actuación. Su portavoz, Zeta Figa, considera que el mirador en S’alguer tendrá un “impacto negativo” sobre el paraje, tipificado como bien cultural de interés nacional, y ve como una estructura “muy agresiva” la pasarela elevada que se prevé construir en el inicio del camino. “El material empleado en algunas pasarelas, puentes y miradores, como el acero y el hormigón, desnaturaliza la zona y no queda integrado con el paisaje”, se lamenta la portavoz de la entidad naturalista, que recuerda que la idea de querer hacer más accesible el sendero va en contra de lo que ha sido siempre un camino de ronda. “Es un lugar donde la gente camina sobre tierra, piedra y raíces; siempre ha sido así, y lo que se propone ahora es una vía de paseo artificiosa”, concluye.
Los ecologistas dicen que el proyecto tendrá un “grave impacto irreversible” sobre el litoral del municipio