Fracasa en Vitoria el uso de arqueros para reducir la población de jabalíes
La medida llegó con polémica y parece que se irá sin hacer ruido y sin haber cumplido su objetivo. Las batidas de jabalíes con arco en Vitoria para combatir la sobrepoblación de estos mamíferos en el humedal de Salburua, un distrito que combina el espacio urbano con amplias zonas verdes y cuatro lagunas, no están funcionando. Ocho meses después de su implementación, sólo se han abatido 10 ejemplares, lejos de los 40 que se marcó el Ayuntamiento como propósito inicial.
“Las batidas no parecen el método adecuado para reducir la población”, ha admitido esta semana el concejal de Gestión Ambiental, César Fernández de Landa. El Consistorio puso en marcha la medida a comienzos de año, tras alertar sobre el impacto de la superpoblación de jabalíes en este espacio protegido de más de 200 hectáreas. Primero,
sobre la fauna del humedal, en especial sobre reptiles, anfibios y aves que nidifican en el suelo. También advirtió del daño sufrido por los cultivos de los alrededores, el incremento del peligro de accidentes en las carreteras próximas y el “riesgo sanitario” derivado de la alta concentración de animales y su contacto con los ciervos del parque.
Después de analizar las posibles respuestas al aumento de las piaras, el Ayuntamiento se decidió por las batidas con arco al ser la medida “menos invasiva” y más segura. Los arqueros contratados se colocan sobre árboles o andamios camuflados y emplean cebos alimenticios para atraer a los animales. Las batidas tienen lugar de lunes a viernes y siempre por la noche.
Aparte de la reducción del riesgo que conlleva el uso de armas de fuego –en una zona en la que están prohibidas–, el empleo de estas sería perjudicial porque provocaría huidas y el desplazamiento masivo de jabalíes y corzos hacia otros lugares. A pesar del escaso éxito de la medida, el Consistorio la prorrogará junto al fotorrastreo hasta el 18 de enero, una extensión que pretende “ampliar el ciclo” y conocer mejor los hábitos de los jabalíes en otoño e invierno.
El empleo de arqueros causó protestas de ecologistas y partidos como Podemos e Irabazi, que reclamaron otras iniciativas como echar repelente en las rutas de estos mamíferos o el uso de anticonceptivos para las hembras, al igual que se hace en Barcelona. Esta presión animalista ya obligó en el 2011 a la Generalitat a suspender el empleo de arqueros en Collserola. El gobierno municipal vitoriano, en manos del PNV, rechaza sin embargo ambas propuestas porque dice que son “inoperantes” y emplaza a conocer los datos definitivos cuando finalicen, en enero, las batidas.