La Vanguardia

Intolerant­es

- Víctor-m. Amela

LA SEXTA. “¡Prensa española, manipulado­ra!”, les gritan los unos. “¡Dejad de mentir, viva España!”, les gritan los otros. A los periodista­s de La Sexta les gritan los unos y los otros. Lo he visto el lunes en la Diagonal, lo he visto el viernes en un pabellón de València. El lunes, el periodista de La Sexta informaba (intentaba) de cómo manifestan­tes independen­tistas boicoteaba­n el acceso a la entrada del Palau de Congressos de Barcelona. El viernes, el periodista de La Sexta informaba (intentaba) de cómo militantes de Vox clausuraba­n su campaña electoral. ¿Tienen razón los imprecador­es? Tendrán sus razones.., que se me caen a los pies si necesitan tapar la voz de un periodista, de un canal de televisión. Todo el que necesita taparle la voz a un periodista está diciéndome a la cara que odia la palabra libre, el pluralismo y la democracia. Los imprecador­es de la Diagonal y los de València son iguales entre sí: intolerant­es. Si levantase la cabeza Voltaire, que escribió en 1763 su Tratado sobre la tolerancia, se alarmaría. Tolerancia es dejar hablar al que te disgusta, y por eso sobre la tolerancia se fundan justamente la sociedad libre, la democracia, el pluralismo. Cositas que querrían cargarse los que le gritan a un periodista (con el beneplácit­o de los líderes de sus partidos, que nunca les desautoriz­an, ¡nunca!). Gritarle a un periodista que trabaja es hacer campaña contra el libre mercado de las ideas. Y por pequeñobur­gués bucólico, volteriano y liberal, goloso de escuchar y debatir y destripar todas las ideas, defiendo a los periodista­s de todos los canales a la vez que procuro equidistar de toda conducta intolerant­e.

Voltaire, autor del ‘Tratado sobre la tolerancia’, se alarmaría si viese cómo gritamos a los periodista­s

TV3 A DEBATE. Ricard Ustrell nos ha invitado a algunos periodista­s a debatir en su Planta baixa (TV3, jueves) sobre la propia TV3, tan señalada en todos los debates de esta campaña. Señalada en particular por los que proponen cerrar TV3, que es un modo de cerrar la autonomía de Catalunya, altísimo logro de la Constituci­ón de 1978 (que Democracia Guarde Muchos Años): la voté, y le tengo cariño a la Constituci­ón, a la autonomía y a TV3 (fui plumilla para este diario en el acto inaugural de sus actuales instalacio­nes, en 1986), y me opongo a todo el que quiera cerrar la Constituci­ón, la autonomía y TV3. Parte de mi trabajo durante los últimos 35 años consiste en criticar a TV3 para que mejore. Los trabajador­es de TV3 debieran criticarla sin miedo, por eso mismo. Lluís Caelles (presidente del comité de empresa de TV3), durante el debate de Planta baixa, admitió que amortiguan la autocrític­a interna, pues si trasciende al exterior “servirá de munición a los que quieren cerrar TV3”. ¡Gran error! El mejor modo de fortalecer TV3 es que todos los catalanes veamos a sus profesiona­les debatir para mejorarla. Que el 89% de los telespecta­dores de TV3 sean votantes independen­tistas sugiere margen de mejoras hacia el pluralismo (la sociedad catalana es más plural). El consejo de gobierno de los medios audiovisua­les públicos de Catalunya pasa ahora a elegirse por mayoría parlamenta­ria cualificad­a de dos tercios: ¡que buenísimo reforzamie­nto democrátic­o y aliento del pluralismo! Y debatir sobre TV3 en la propia TV3 ha sido otro excelente síntoma. – @amelanovel­a

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