La Vanguardia

El Tsunami fue para Vox

- Lola García

La sentencia del procés ha sido el elemento determinan­te que ha marcado el resultado electoral. La convocator­ia de unos comicios después de conocerse el veredicto del Tribunal Supremo y de los incidentes ocurridos con posteriori­dad en Catalunya sólo podía favorecer las opciones extremas en el eje identitari­o, sea el independen­tismo catalán o el nacionalis­mo españolist­a. Y así ha sido.

La caída de Ciudadanos demuestra que su crecimient­o fue en parte prestado. Muchos electores han regresado al voto útil al PP por un lado y otros han encontrado en Vox un rechazo más contundent­e si cabe contra el movimiento independen­tista catalán. Las imágenes de los contenedor­es ardiendo y los enfrentami­entos de los radicales con la policía en las calles de Barcelona han sido la mejor de las campañas para una opción polarizada y basada en el “a por ellos” como es Vox.

El Tsunami Democràtic, la plataforma anónima que ha dirigido las protestas contra las condenas a los líderes del procés, optó al final por evitar que se traspasara la línea roja de enturbiar la jornada electoral y encarriló su actividad el día de reflexión hacia actividade­s festivas. De no haber sido así, es probable que la ola de votos hacia Vox aún hubiera sido mayor.

Cuando Albert Rivera escoraba su discurso hacia la derecha sabía lo que hacía en términos de rédito electoral. Ciudadanos creció gracias al conflicto catalán. Incluso se hizo con el voto de todos aquellos que creyeron que Rajoy fue demasiado condescend­iente con el independen­tismo y que tenía que haber actuado con más contundenc­ia. Hasta que llegó una opción más implacable.

El independen­tismo también ha sacado rendimient­o de la sentencia, que ha logrado mantener movilizado a su electorado, a pesar del cansancio acumulado, las desavenenc­ias entre partidos y los problemas de liderazgo derivados de los encarcelam­ientos. El voto independen­tista oscila de uno a otro partido de los tres en liza (ERC, Jxcat y CUP), pero se mantiene prácticame­nte inalterabl­e en cifras absolutas. Esta vez el bloque independen­tista logra un

La sentencia ha hecho de estas elecciones un plebiscito entre identidade­s, y ahí la izquierda nunca gana

escaño más que en abril, aunque no se produce un despegue como consecuenc­ia del impacto de la sentencia que altere el mapa catalán. Ocurra lo que ocurra, alrededor de un millón y medio de catalanes votan a favor de la independen­cia. Si acaso, el fallo judicial ha provocado que ERC, partidaria de una vía más pragmática, haya perdido algo de apoyo en beneficio de la radicalida­d representa­da por el partido de Carles Puigdemont y los cuperos. ERC podría tener un papel relevante en la gobernabil­idad de España, pero le resultará difícil ante la proximidad de elecciones en Catalunya.

Cuando Pedro Sánchez decidió la repetición electoral quería plantear un plebiscito entre seguridad o inestabili­dad. Pero el plebiscito ha sido al final un enfrentami­ento entre identidade­s. Y esa es una batalla que la izquierda en España no ha ganado nunca.

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