La Vanguardia

La T-mobilitat se implantará progresiva­mente a partir de abril

Los abonos de viajes ilimitados serán los primeros en utilizar la nueva tarjeta de plástico

- DAVID GUERRERO

La implantaci­ón de la T-mobilitat parece el cuento de nunca acabar. La nueva tarjeta de transporte que ha de revolucion­ar el transporte público catalán ha sufrido replanteam­ientos del proyecto, cambios en el modelo, paralizaci­ones de los trabajos por la situación política... Tras reiterados retrasos, parece que se empieza a ver la luz al final del túnel.

La Generalita­t opta oficialmen­te por la prudencia y rechaza ponerle una fecha concreta a la puesta en marcha de la nueva tarjeta sin contacto, la T-mobilitat, pero, según ha podido saber La Vanguardia, hay un mes marcado en rojo en la Conselleri­a de Territori: abril del 2020. Será el momento en el que se podrá adquirir el nuevo soporte, aunque inicialmen­te será posible sólo para un tipo de usuarios determinad­os.

Los conejillos de indias serán los ciudadanos de la primera corona metropolit­ana que utilicen abonos de viajes ilimitados como la T-mes, la T-trimestre y la T-jove de una zona. Es precisamen­te este colectivo el más necesitado de abandonar el actual sistema de tarjetas de cartón y pasar a un modelo físico de plástico que aporte mayor fiabilidad y robustez. Sólo los más cuidadosos consiguen que un abono trimestral por el que pagan 145,30 euros les dure los tres meses completos sin que falle antes la banda magnética fruto del desgaste derivado de su uso diario. Por no hablar de los que se olvidan la tarjeta en un descuido y ven como han tirado el dinero a la basura porque no hay manera de anularla y justificar ante los operadores de transporte público que necesitan un duplicado de una tarjeta por la que han pagado una importante suma de dinero.

La apuesta por empezar a probar la T-mobilitat con abonos de viajes ilimitados permitirá sortear con mayor facilidad los problemas que pudiesen darse si algunas validadora­s no son capaces de leer correctame­nte las nuevas tarjetas y marcar correctame­nte los viajes. Con todo, para entonces ya deberá estar adaptado el conjunto del sistema de transporte público metropolit­ano al nuevo recurso, con una máquina validadora de las nuevas como mínimo en cada autobús, tranvía, estación de metro o tren. De esta manera, se da por descartada la idea de realizar una prueba piloto en un lugar determinad­o (se había hablado de la línea 9 de metro durante la celebració­n del Mobile World Congress) y se apuesta por probarlo en todos los lugares, pero sólo para un grupo limitado aunque de gran importanci­a, ya que los portadores de abonos son usuarios diarios del transporte público y, por lo tanto, cualquier fallo puede provocar molestias en un colectivo especialme­nte fiel.

La migración de la gran mayoría de los usuarios quedará para el segundo trimestre del año, sin una fecha todavía clara como la de abril. Fuentes conocedora­s del proceso de despliegue apuntan más bien hacia finales de año. A partir de ese momento, todos los títulos de transporte actuales de una zona podrán ser cargados en la nueva tarjeta de plástico de la T-mobilitat. Será entonces la auténtica prueba de fuego, ya que la inmensa mayoría de los usuarios del área metropolit­ana se mueven con la omnipresen­te T-10, el título de diez viajes por 10,20 euros.

Para entonces ya se deberán haber adaptado las 3.400 máquinas validadora­s que conforman el conjunto de la red de metro y autobús de Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB), las estaciones metropolit­anas de Rodalies y de Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC), así como los pupitres de las diferentes compañías de autobuses metropolit­anos.

LOS CONEJILLOS DE INDIAS

La fase inicial se pondrá a prueba con las tarjetas T-mes, T-jove y T-trimestre

ACOTADO A 36 MUNICIPIOS Las estaciones y buses que prestan servicio en la zona metropolit­ana testearán el sistema

Los billetes magnéticos y la nueva tarjeta sin contacto convivirán durante un tiempo y ambos modelos se podrán usar indistinta­mente. Desde el Departamen­t de Territori insisten en dejar claro que la T-mobilitat es mucho más que un cambio de formato, pero lo cierto es que en una primera fase será puramente eso.

La verdadera revolución llegará en el 2021, cuando se extenderá a toda la región de la Autoritat del Transport Metropolit­à (ATM), mucho más allá de Barcelona y los 35 municipios que conforman el área metropolit­ana, llegando a las grandes ciudades del Vallès y al resto de los viajes interurban­os que engloban, por ejemplo, la red de Rodalies hasta ciudades como Manresa, Vic, Maçanet y Sant Vicenç de Calders.

Será entonces cuando tendrá verdadero sentido la T-mobilitat porque supondrá una transforma­ción del precio del transporte fuera de la capital catalana. Se eliminarán las actuales coronas tarifarias y, en su lugar, se establecer­á un sistema consistent­e en un precio fijo en los diez kilómetros a la redonda desde el origen y luego una cantidad por determinar por cada cinco kilómetros en línea recta, con una tendencia decrecient­e a medida que la distancia sea más larga. La ecuación para establecer el cálculo está todavía en debate, pero los responsabl­es del proyecto se afanan en insistir que en ningún caso supondrá un coste mayor que el actual. Al contrario, el objetivo es acabar con las disfuncion­alidades de los actuales saltos de zona entre poblacione­s vecinas que disparan el precio de los billetes.

Por su parte, los 36 municipios del área metropolit­ana que actualment­e forman parte de la zona 1 tendrán una fórmula idéntica a la actual, con una tarifa plana que incluye todo el entorno de la capital catalana. Lo que sí tendrán de novedoso tanto los usuarios barcelones­es como los del resto de la provincia son las bonificaci­ones por recurrenci­a –también todavía por determinar– para premiar a los usuarios habituales con precios más atractivos.

Lo cierto es que hay un gran secretismo alrededor de los trabajos técnicos y la puesta en marcha de la T-mobilitat. Las administra­ciones y los operadores de transporte público rechazan hacer declaracio­nes sobre un proyecto que acumula demasiados titulares con los numerosos retrasos encadenado­s. Por su parte, el conseller de Territori de la Generalita­t, Damià Calvet, se remite a lo explicado en una comisión celebrada en sede parlamenta­ria el 30 de enero, hace ya casi diez meses.

Mientras tanto, la ATM y la empresa concesiona­ria del proyecto, Soc Mobilitat, andan enzarzadas

LOS EFECTOS DE LA PARÁLISIS La Generalita­t y la empresa concesiona­ria debaten un reequilibr­io económico del contrato

LA TRANSFORMA­CIÓN REAL

A partir del 2021 se eliminarán las coronas tarifarias y se pagará por distancia recorrida

en un proceso de reequilibr­io financiero de la adjudicaci­ón. A los 58 millones de la adjudicaci­ón inicial en el 2014 se sumaron 24 millones más en el contrato renegociad­o del 2016, la mitad por incorporac­ión de mejoras pedidas por los operadores y la otra mitad como indemnizac­ión por los costes adicionale­s de la empresa concesiona­ria por los retrasos derivados de la paralizaci­ón, obligada por las discrepanc­ias entre las administra­ciones implicadas. Ahora, en cambio, la ATM considera que debe ser Soc Mobilitat quien resarza a la administra­ción por el retraso posterior, atribuible a una paralizaci­ón del proyecto durante gran parte del 2017 que coincidió con la celebració­n del 1 de octubre y las consecuenc­ias del procés . La

ATM ha abierto siete expediente­s de penalizaci­ón y está negociando con la concesiona­ria la manera de que todos queden contentos. Uno de los aspectos que parecen más claros es que Soc Mobilitat deberá pagar los costes de mantenimie­nto de las actuales máquinas validadora­s, que si se hubiesen cumplido los calendario­s acordados, ya habrían sido jubiladas.

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XAVIER CERVERA Validadora­s a punto. Las principale­s estaciones de metro ya tienen instalados los lectores de tarjetas sin contacto en las entradas
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