Los grandes países se saltan el acuerdo de París
Sólo la mitad de las grandes economías cumple sus planes de acción climática
Las emisiones de gases de efecto invernadero de las 20 grandes economías del mundo (G-20) están aumentando. Ninguno de estos países tiene planes bien sincronizados para detener el calentamiento a 1,5°C –como estableció el acuerdo de París como meta preferentemente deseable–, a pesar de que la mayoría de ellos están técnicamente capacitados para ello. Por eso, para mantener viva esta aspiración, todos estos países deberían aumentar el año próximo sus objetivos sobre reducción de emisiones de gases.
Ninguno de los planes de acción climática del G-20 está en línea con lo pactado en París (2015). Sin embargo, la mitad de estos países sí podrá cumplir las metas de acción climática –las llamadas contribuciones determinadas a escala nacional– que se autoimpusieron voluntariamente en la capital francesa. Así lo indica el informe Brown to green de la organización Climate Transparency.
El riesgo actual es que el aumento de temperaturas se dispare hasta los 3ºc (siempre respecto a las de la época preindustrial), lo que podría desencadenar las peores consecuencias del calentamiento (olas de calor, deshielos masivos, subidas del nivel del mar y sucesos meteorológicos extremos).
En el año 2020, los países deben comunicar o actualizar ante la ONU sus planes de acción climática del 2015, de tal manera que fijarán nuevos objetivos para el 2025 o 2030. Será la nueva oportunidad para incorporar los modernos desarrollos (innovación o menores costes en energías renovables o vehículos eléctricos) para impulsar acciones más exigentes contra el calentamiento.
“Justo un año antes de la fecha límite, nuestros hallazgos nos dan la esperanza de que los países encontrarán la voluntad política para comprometerse con objetivos más ambiciosos de reducción de emisiones en el 2020”, declara Álvaro Umaña, copresidente de Climate Transparency y exministro de Medio Ambiente y Energía de Costa Rica.
Los países del G-20 que están cumpliendo su palabra son China, el conjunto de la UE (Francia, el Reino Unido, Alemania e Italia), India, Indonesia, Arabia, Rusia y Turquía. Pero si muchos de ellos son buenos alumnos, es porque los deberes que se impusieron eran fáciles. India aparece en este ranking en primer lugar atendiendo a un criterio de reparto justo de esfuerzos que debe hacer cada país; y también por su apuesta por las renovables, aunque debe reducir su dependencia de carbón.
China aprueba también porque, aunque mantiene su plan para seguir aumentando las emisiones hasta el año 2030, sus ambiciosos compromisos en energías renovables podrían hacer que se estabilizaran en los próximos años.
Francia tiene como aval su plan para eliminar el carbón en el año 2021 y su apuesta por dejar de matricular los coches de combustión interna en el 2040. Y lo mismo se puede decir del Reino Unido, que ha decidido prescindir del carbón en el 2025 y ha puesto fecha de caducidad al coche convencional el mismo año que Francia.
Pero los países se alejan globalmente de la senda del acuerdo de París. La suma conjunta de los planes de los países del G-20 no augura una reducción de emisiones de gases para el 2030, sino que en esa fecha sería el doble de lo requerido para detener el aumento de temperaturas en 1,5ºc.
Hay que tener en cuenta que para contener el aumento de temperaturas en 1,5ºc y estabilizar el clima, las emisiones de CO2 que produce la humanidad deberían descender un 45% para el 2030 con relación a las del 2010 y continuar una senda descendente hasta alcanzar un balance neto de cero emisiones para el año 2050.
Los datos del año pasado son reveladores.lasemisionesdeco2 relacionadas con la energía en los países del G-20 aumentaron un 1,8% en el 2018 debido a la creciente demanda. Pero lo más llamativo es que el suministro energético no se está haciendo más limpio.
A pesar de que las fuentes renovables crecieron un 5% en el 2018, la proporción de combustibles fósiles en la combinación energética del G-20 sigue siendo muy alta: el 82%.
Algo significativo: el suministro
total de energía primaria de combustibles fósiles en el 2018 aumentó en Australia, Canadá, China, India, Indonesia, Rusia, Sudáfrica, Corea del Sur y Estados Unidos.
Y, de la misma manera, las emisiones de efecto invernadero en el sector eléctrico aumentaron un 1,6%. Las energías renovables representan aquí ya el 25,5%, pero esta cifra no es suficiente para compensar el crecimiento de las emisiones de los combustibles fósiles. La eficiencia energética de los países del G-20 ha mejorado desde 1990, pero las ganancias anuales de eficiencia se están desacelerando.
¿Y el transporte? Los combustibles bajos en carbono representaron menos del 6% de la mezcla del carburantes en el transporte. Se necesitaría, pues, aumentar esa tasa diez veces para el 2050, a fin de contener el calentamiento por debajo de 1,5°C, agrega el informe. Los países necesitan ampliar sus políticas para arrinconar y prohibir los nuevos automóviles de combustible fósil a partir del año 2035 a más tardar, así como reducir las emisiones del transporte a cero para el 2050 y apostar por el transporte público, se señala.
Como hechos positivos se citan los ejemplos de Canadá, Francia, Japón y el Reino Unido, que capitanean los planes para prohibir la venta de automóviles alimentados con combustibles fósiles. China casi duplicó la proporción de vehículos eléctricos en un año y tiene las políticas más ambiciosas para cambiar hacia el transporte público. Por el contrario, la tasa de emisiones per cápita en el transporte en Estados Unidos es 24 veces superior a la de un ciudadano indio.
También se juzga necesario recortar los subsidios de los gobiernos al transporte aéreo, gravar el combustible de los vuelos y utilizar los ingresos correspondientes para invertir de manera masiva en nuevos combustibles limpios.
Otro sector que no hace los deberes es el de la construcción, pues sus emisiones aumentaron en el 2018 un 4,1%. Los nuevos edificios deberían acercarse a un balance de emisiones casi nulas para el 2020 o el 2025 para poder detener el calentamiento por debajo de 1,5°C. La UE, Alemania y Francia son los únicos miembros del G-20 con estrategias a largo plazo para la modernización de los edificios.
Algunos países cumplen sus promesas hechas en París, pero conviene hacer algunas aclaraciones. Es probable que Indonesia no estuviera en esta lista de países ejemplarse si en el balance de su inventario de gases se contabilizaran los cambios de usos de suelo y la deforestación.
Los progresos de Arabia son difíciles de evaluar dada su opacidad. Rusia está lejos de lo exigido en el acuerdo de París en cuanto a metas para frenar el aumento de temperatura a medio plazo.
Y Turquía es el único país que aún no ha ratificado el acuerdo de París. Estos tres últimos países (junto con Argentina) tienen los objetivos menos ambiciosos del G-20.
Corea del Sur, Canadá y Australia son los países del G-20 que están más lejos de la senda trazada en París. Y Argentina, Brasil, Japón, México, Sudáfrica y Estados Unidos (cuyo presidente ha anunciado que abandonará el acuerdo) fallarán en sus planes a no ser que acometan acciones adicionales.
Van camino de emitir en el 2030 el doble de lo requerido para contener la subida de temperatura en 1,5ºc
China o India reciben buena nota en el ranking por su apuesta por las renovables