Gabriel Rufián
Candidato de ERC
ERC ganó las elecciones en Catalunya pero sufrió una pérdida de votos y diputados en favor de la CUP, que se presentaba por primera vez, y también de Junts per Catalunya, que mejoró su resultado respecto al mes de abril.
Los cien años de condena por el 1-O no tuvieron respuesta unitaria de los partidos independentistas, pero ayer las urnas demostraron que el movimiento no cede. Nunca antes hubo 23 diputados independentistas en el Congreso, con un 43% de los votos en Catalunya. En el peor de los escenarios, con una división profunda entre ERC, Jxcat y la CUP, el independentismo dictó su particular sentencia en unas generales con los republicanos consolidando su liderazgo con 13 escaños, pero sin despejar el futuro.
El resultado evidencia que el problema político en Catalunya existe y resiste a las condenas, los disturbios en las calles y los recursos del gobierno ante el Tribunal Constitucional. Pero el resultado histórico no conduce a ninguna unidad de acción independentista en el Congreso. Sino todo lo contrario. Se redoblan las tensiones y los marcajes.
Desde Bruselas, Carles Puigdemont presumió de la victoria independentista frente a la división en el Congreso, con 17 fuerzas políticas y el giro a la ultraderecha. Hoy volverá a ponerse sobre la mesa la propuesta de Puigdemont de formar un grupo único independentista en Madrid, al que la CUP ya se ha negado y ERC se resiste, al igual que ha hecho desde el 2015.
El descenso de ERC condiciona la estrategia a medio plazo en busca de un independentismo reposado y alimentará a los independientes de Jxcat, comenzando por el propio president Torra. Oriol Junqueras pidió a los suyos a mediodía que sonrieran porque “la noche iría bien”. Con los sondeos en la mano, una segunda llamada les instaba a
“trabajar en equipo y con confianza”. Ganar al PSC y superar en el Congreso a Ciudadanos. A Junqueras le estimulaba esa idea. Los objetivos se cumplieron, hasta se amplió la distancia con los socialistas situándose por encima de los 80.000 votos, pero ERC se ha dejado dos escaños en la operación y parte de su estrategia de moderación.
La campaña “más dura” para Rufián sólo deja el consuelo de que hoy sus diputados son “más cruciales”. El punto de partida es un no a Sánchez. “Con el Sánchez de la campaña no se puede dialogar”. “Depende de él. Es un prepotente, un irresponsable y no tiene principios”. Pero los republicanos también gritaron ayer “no pasarán” ante el auge de Vox. “Nos tendrán enfrente”, proclamó Rufián con trece diputados y diez senadores.
Hubo celebración en ERC, pero también consciencia de que la negociación de una investidura se puede cruzar en el camino hacia unas elecciones catalanas. No sirven los cálculos ni las encuestas. Y es que en ERC cuesta digerir cómo los posconvergentes siguen sacando rendimiento de todos los avatares electorales, incluido ayer el descenso de la participación. ERC venció en la ciudad de Barcelona y en 622 municipios, mientras que Jxcat se recuperó en un centenar, principalmente en Girona.
En abril, Laura Borràs cosechó los peores resultados de la historia del espacio posconvergente y afrontó la campaña con temores que se demostraron infundados,
DESDE BRUSELAS Puigdemont presume de la suma de diputados independentistas frente a la división del Congreso
LA PERSPECTIVA
El descenso de ERC tensa las relaciones con Jxcat con la vista puesta en las catalanas
vistos los resultados. Ocho escaños y 22.000 votos extras, lo que les convierte en tercera fuerza política en Catalunya. El president Torra y Borràs asumieron que el operativo policial por los disturbios les castigaría electoralmente, pero el efecto Buch fue positivo. Los moderados de Jxcat aseguraban que la firmeza del conseller había ayudado a recuperar voto de orden. Y es que el escaño ganado es en Barcelona, donde se produjeron los peores disturbios tras la sentencia.
Borràs compareció eufórica y el auditorio demostró que no hay reconciliación posible con ERC. Sólo se aplaudieron los resultados de la CUP, y se disparó contra los republicanos: “Nuestros votos no van a servir para investir a Pedro Sánchez a cambio de nada”. Aun así, el giro cupero de Jxcat no tuvo rendimiento en Barcelona. El candidato al Senado, Roger Español, que había apoyado al Front Republicà el 28-A y pidió la dimisión de Buch, se quedó sin puesto.
El estreno de la CUP en unas elecciones generales tuvo un rendimiento relativo. Dos escaños por Barcelona y voto perdido en el resto de las circunscripciones, sobre todo en Girona, pero con un único objetivo, el bloqueo. Son 242.000 votos ingovernables que solamente sirven para tensionar al independentismo. Lo hará mañana mismo, pidiendo en el Parlament el cese del conseller de Interior y el ejercicio del derecho de autodeterminación.
Frente al bloque soberanista, el PSC acabó reconduciendo sus objetivos. Con la convocatoria electoral se aspiraba a ganar en Catalunya a costa de Cs, pero consolidar los doce escaños de abril no deja de ser un éxito. No obstante, con la vista
LA INVESTIDURA
Los republicanos parten del no a Sánchez, pero no se cierran a negociar
puesta en unas elecciones catalanas los resultados no disipan las dudas sobre las perspectivas del PSC, sometido en esta campaña a los intereses de Pedro Sánchez. Alrededor de 220.000 votos perdidos y tres puntos en porcentaje. Una victoria en la provincia de Barcelona, perdiendo un escaño que se compensó en Tarragona. Ni siquiera su participación en el gobierno del Ayuntamiento
de Barcelona tuvo recompensa. En la capital el PSC se dejó casi tres puntos. El problema del socialismo catalán es ahora de relato después de la dureza de Pedro Sánchez con el independentismo durante la campaña. “El independentismo sigue sin contar con un apoyo mayoritario”, fue el mensaje de Miquel Iceta.
Sin moverse de su propuesta de una mesa de partidos y la libertad de los líderes independentistas, En Comú Podem conservó los siete diputados y mantuvo el porcentaje de voto, aunque cedió un puesto en el ranking en favor de Jxcat. La aportación de los comunes al grupo de Podemos es la más importante con la que cuenta Pablo Iglesias, y su posición será ahora más firme a la hora de facilitar un gobierno de Pedro Sánchez. Los comunes defendieron tras el 28-A el voto a la investidura del líder del PSOE, aunque sea sin participar en el gobierno, pero se impuso el criterio de Iglesias. Ada Colau pidió ayer una suma de izquierdas para “no irnos todas a la mierda”. La operación de Íñigo Errejón fue irrelevante en Barcelona, donde sólo sumó 37.000 votos.
El 10-N también deja una nueva definición de la derecha en Catalunya. Los siete diputados obtenidos el 28-A son hoy seis, y de los casi 830.000 votos logrados entonces se perdieron cien mil. La derecha fió toda la campaña a la batalla contra el soberanismo, a criminalizar las protestas postsentencia y poner sobre la mesa medidas que iban desde la intervención de la Generalitat hasta la ilegalización de los partidos independentistas. Sucumbieron a su propia estrategia.
Ciudadanos dio la campanada en las elecciones catalanas del 21-D, pero el efecto Inés Arrimadas no existe en las generales, sino todo lo contrario. Languideció el 28-A, y anoche se dejó 260.000 votos (seis puntos porcentuales) y tres de los cinco escaños obtenidos. La deslocalización de diputados del Parlament hacia el Congreso acabó en fracaso. Sólo Inés Arrimadas y Fernando
de Páramo irán a Madrid.
Tampoco el problema del PP parece tener solución en Catalunya. La insistencia en la candidatura de Cayetana Álvarez de Toledo ha tenido una pobre recompensa. Un diputado más, María de los Llanos de Luna, de la veintena extra ganada por el PP en todo el Estado. Quien saca provecho de la indiferencia del electorado catalán con Ciudadanos y PP es Vox. Mientras las dos candidatas han caído en el histrionismo, Vox se lucía en los debates doblando su porcentaje de voto y logrando dos escaños por Barcelona. “Puigdemont a prisión, Torra a la mazmorra”, gritaban anoche en la sede electoral de la ultraderecha en Madrid. En la sede de Barcelona sonaba El novio de la muerte...
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LA DERECHA
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