“Pensamos que era un cadáver”
Pere Serral, bombero del Grup d’actuacions Especials (GRAE)
“Cuando me dijeron que el corazón le volvía a latir, se me puso la piel de gallina. Al encontrarla en la montaña, pensamos que era un cadáver. Estaba estirada en el suelo, sin ningún signo de vida. Dani León y yo habíamos saltado del helicóptero, que no podía aterrizar, y habíamos corrido hacia ella. Todo hacía pensar que estaba muerta. Pero al estar en hipotermia, gracias a la formación que hemos recibido, decidimos que había que intentar salvarla. El procedimiento reglamentario indica que en un caso así hay que inmovilizar a la víctima en una litera. Pero en aquellas circunstancias la única opción era intentar una maniobra tipo Rautek [una extracción rápida de una persona en una situación de peligro inminente saltándose los protocolos de inmovilización]. Subimos como pudimos su cuerpo al helicóptero, que se mantuvo en estacionario a dos metros del suelo, y lo inmovilizamos con sacos. Al llegar a Campdevànol cinco minutos después, iniciamos las maniobras de reanimación cardiopulmonar y las mantuvimos hasta que llegó el personal del SEM y se hizo cargo de la víctima. Hicimos tres comprobaciones con el DEA [el desfibrilador automático, que indica la actividad del corazón] y dieron negativo. La primera medición de temperatura, tomada en el tímpano, indicó 18 grados. Cuando abandonamos el lugar, pensábamos que estaba muerta. Ver lo bien que está ahora es una alegría tremenda”.