Así es la niña trans que planta cara a Vox
Anabel Pastor, madre de Elsa Ramos, explica la lucha de su hija que desde que empezó a hablar lo hizo en femenino
Qué ilusión mami, siempre has hablado tú y hoy lo haré yo”. Antes de subir a la tribuna de la Asamblea de Extremadura, Elsa Ramos no sabía aún el impacto que tendrían sus palabras. Repasaba sus papeles el lunes para la intervención en el pleno escolar contra el acoso por Lgtbifobia. Se presentó como una chica trans de 8 años, que hace cuatro emprendió el camino de su felicidad, y se dirigió a los políticos para decirles que no cedan ante quienes quieren negar la diversidad.
Anabel Pastor es su madre y quien le ha ayudado a recorrer este camino. “Desde que supo hablar –explica– lo hizo en femenino”. Recuerda que al principio no entendían que le sucedía y con su marido empezaron a informarse. El hogar se convirtió para Elsa en una zona de confort donde la pequeña podía vivir cómo se sentía, ponerse la ropa que quería. Pero Anabel sabía que esa forma de vivir no podía quedarse solo de puertas adentro.
Por ello acudieron a la Fundación Triángulo, que defiende los derechos de las personas LGTBI, y fue allí donde abordaron la necesidad de visibilizar que Elsa es una chica. Silvia Tostado, presidenta de la Fundación, recuerda que cuando esta familia llegó la realidad de las niñas trans en Extremadura
era desconocida y fueron los padres quienes propusieron realizar algún taller sobre diversidad sexual en su pueblo, Arroyo de San Serván. Una forma de explicar que hay niñas y niños trans. En principio barajaron elegir un local pequeño pero acabaron en el salón de plenos del Ayuntamiento abarrotado. Todo el pueblo, recuerda Silvia Tostado, acudió como una forma de dar apoyo, lo entendiesen o no.
Desde la Fundación Triángulo, y también lo hizo Elsa en su discurso del lunes, destacan que al contrario de lo que se puede pensar la cercanía, el contexto de un pueblo en el que todos se conocen, ha ayudado a que Elsa pueda vivir tal cual se siente. Se rompe así la idea que una gran ciudad es un entorno más cómodo para entender y expresar la diversidad.
Anabel Pastor explica que hasta que Elsa no pudo vivir tal como se sentía apenas sonreía. Acudió al colegio a explicárselo a los compañeros de clase de su hija y se preparó un cuento. Pero no hizo falta cuento, ya todos lo sabían y lo entendían.
El paso que dio Elsa y su familia hace ya cuatro años ha servido para que los niños y las niñas trans de Extremadura tengan referentes, explican desde la Fundación Triángulo. “Nos han permitido avanzar, y hoy tenemos a 200 personas, con sus respectivos entornos afectivos, de los que el 80% son menores”, explica Tostado. Ante las dudas que se suscitan ante el hecho de que una persona tan pequeña pueda tener clara su identidad sexual, subraya que lo que se hace desde la Fundación es tratar a la niña tal como se siente, darle un valor, sin prejuzgar lo que puede pasar en un futuro. “La sociedad –subraya– debe dar credibilidad a las emociones de los niños y niñas, no son ningún capricho y lo tienen muy claro”.
Elsa Ramos se ha convertido en un referente. Lo era en Extremadura y desde el lunes también en España. El presidente del Gobierno y la alcaldesa de Barcelona, entre otros muchos, han dado la bienvenida a sus palabras. Unas palabras donde expresamente ya actúa como “activista”.
Su madre explica que aunque no citase expresamente a Vox, quedó claro a qué se refería cuando pidió a los políticos que hagan leyes para que no haya marcha atrás en el reconocimiento de la diversidad de las personas. Nadie, indicaba Anabel Pastor, puede negarle el derecho a ser quien es, a vivir su propia existencia tal como la siente.
La familia era consciente de que subir a la tribuna era un riesgo. Pero es algo, indica Silvia Tostado, que hay que hacer. “Elsa es una activista desde que empezó a hablar, ha tenido que pelearse mucho y esto marca”.
La Fundación Triángulo cree que el testimonio revela que el entorno rural facilita la integración