La irrupción en Irak de bandas de matones inquieta a los reformistas
El caos ya reinante en el corazón de las protestas de Bagdad ha tomado un giro aún más violento del que se ha vivido en la plaza de Tahrir desde el primero de octubre. Entonces miles de estudiantes y recién egresados convocaron una movilización en contra del sistema político que señalan de “corrupto” y la inoperancia del Estado, que se extiende hasta hoy con más de 432 muertos en Irak, la gran parte de ellos en Bagdad.
El viernes, un grupo de hombres armados a bordo de camionetas y furgonetas entró –sin que nadie los detuviera en los retenes– hasta algunos de los lugares aledaños a la plaza. Dispararon directamente a los asistentes y prendieron fuego a un parking situado al comienzo del puente Sinak, que se ha convertido en base de quienes protestan desde el 16 de noviembre cuando habían retomado el puente. Otros hombres no identificados disparaban desde otras posiciones.
Testigos hablan de caos, decenas de jóvenes heridos fueron evacuados y alrededor de veinte personas murieron, según Anmistía Internacional.
Las fuerzas iraquíes también hablan de tres policías asesinados. “La noche fue tan dura, que muchos pensamos que íbamos a morir”, cuenta Noor, una activista que diariamente acude a la plaza de Tahrir.
Un pequeño optimismo se había apoderado de la plaza desde el anuncio de la renuncia del primer ministro Adel Abdul-mahdi una semana atrás. Pero la preocupación sobre el futuro de las protestas ha vuelto a surgir, como consecuencia del papel de las milicias.la renuncia del primer ministro, el cambio de sistema de gobierno y una reforma a la ley electoral son algunas de las peticiones de las protestas. Este ataque llegaba el mismo día que desde Estados Unidos anunciaba sanciones contra tres de los líderes de agrupaciones de milicias cercanas a Irán. Entre ellos, Qais Khazali, la cabeza de Asa’ib Ahl al-haq una de las milicias más poderosas que forma parte de esa complejísima –y siempre difusa– organización que agrupa a las milicias iraquíes conocidas como Hashd al-shaabi. La organización que lidera Khazali también tiene quince escaños en el Parlamento iraquí. No es la primera vez que líderes de milicias iraquíes son sancionados por Estados Unidos, pero sí ha sido destacado por observadores locales que el ataque de estas milicias se llevara a cabo el mismo día del anuncio..
La situación empeoró el sábado cuando la sede del clérigo chií Muqtada Sadr fue atacada por un dron en la ciudad de Nayaf, el centro de los ayatolás chiíes en Iraq. El papel de este clérigo en las protestas sigue siendo nebuloso, e incluso contradictorio. Muqtada Sadr, quien lidera el mayor bloque en el parlamento, ha apoyado las protestas desde el principio, e incluso ha llegado a salir a la calle, no sin recibir críticas. Sadr es el primero que lidera la crítica contra la intervención extranjera en Irak, tanto la americana como la iraní, pero al mismo tiempo reside actualmente en la ciudad iraní de Qom y por semanas habría aceptado la propuesta de Teherán de mantener a Abdul-mahdi en el poder.