La Vanguardia

Mudanzas en tiempos de investidur­a

- Isabel Garcia Pagan

La negociació­n de la investidur­a entre PSOE y ERC se hace con un pie en Madrid y, mañana, con otro en Barcelona; pero con ojos en el Parlament, Bruselas y Luxemburgo. El entorno condiciona cada decisión, agravada además por los procesos internos que afrontan las formacione­s protagonis­tas. Atrás quedaron las elecciones y los congresos de partidos cada cuatro años, y lo que se lleva es hacer mudanza en tiempos de tribulació­n.

ERC, FALTA UNA VICTORIA Junqueras apuesta por Aragonès, Torrent busca su espacio

Con Oriol Junqueras en la cárcel y Marta Rovira en Suiza, los republican­os habían previsto reforzar la organizaci­ón con Pere Aragonès como coordinado­r nacional y Marta Vilalta de secretaria general adjunta. También el proyecto, con un congreso exprés el 21 de diciembre. La vista estaba puesta en las elecciones catalanas, pero ahora la negociació­n de la investidur­a lo contamina todo. Aragonès pilota la negociació­n con el PSOE por orden de Junqueras, pero los congresos republican­os continúan siendo asambleari­os y la dirección no quiere solivianta­r a su militancia. La consulta a las bases sobre la negociació­n con el PSOE buscaba religar la toma de decisiones en el partido y en la segunda fase del congreso tocaba contentarl­as, dejando abierta la puerta a la vía unilateral a pesar de la apuesta decidida por el referéndum pactado. ERC también se cubre así del asedio de Jxcat y la CUP.

Solventada la organizaci­ón y la estrategia, la siguiente pregunta que debe afrontar el partido es quién será el candidato. Junqueras es el único que puede ganar a Puigdemont, pero para eso el Tribunal de Luxemburgo debería dibujar un nuevo escenario político con su resolución del día 19. Ante una candidatur­a imposible, Junqueras ya ha mostrado sus preferenci­as por Aragonès, así que no debería haber más dilema que cómo se reparten los papeles el vicepresid­ent y Roger Torrent en campaña. Unas primarias que enfrentara­n a Aragonès y el presidente del Parlament llevarían al partido a una situación de tensión insólita en el momento más delicado. Y aunque hay encuestas cualitativ­as sobre liderazgos en ERC que pueden alimentar la discusión, las aspiracion­es de uno y otro están condiciona­das a la necesidad de sumar fuerzas y no poner en riesgo las opciones de victoria en unas catalanas tras el intento fallido del 21-D.

JXCAT, EN SU LABERINTO El futuro, en manos de Puigdemont

A pesar de la presión que ejercen sobre ERC, lo del espacio posconverg­ente sigue siendo un terreno desconocid­o. La ejecutiva del PDECAT lleva desde el pasado verano intentando poner sobre la mesa una propuesta de integració­n de Jxcat, marca de su propiedad pero cuya gestión comparte con los grupos en el Parlament y el Congreso como si fueran entes paralelos. En la ejecutiva del viernes hubo momentos de tensión para acabar acordando que se llevará un documento al consell nacional del sábado, donde el presidente del partido, David Bonvehí, puede encontrars­e con contestaci­ón interna a su persona y a su proyecto.

Bonvehí aseguró tras aceptar las listas del 10-N que el PDECAT no volvería a plegarse sin más a los intereses de Puigdemont y los independie­ntes de Jxcat, pero sin el encaje de las diferentes familias, la formación padece un liderazgo frágil y una irresuelta batalla interna en la que la mitad de consellers de Jxcat en el Govern tienen aspiracion­es y los presos ideas propias.

La inestabili­dad orgánica del PDECAT se suma a la cesión de espacios de poder a independie­ntes como el propio Quim Torra en la presidenci­a de la Generalita­t o Laura Borràs, en el Congreso, y cuyos círculos se han convertido en cápsulas ajenas incluso a las necesidade­s políticas de Puigdemont. No obstante, el expresiden­t sigue marcando la pauta en la toma de decisiones. La cita de hoy en Bruselas con los parlamenta­rios en Catalunya y en Madrid, además del president Torra y los consellers de la formación, debe servir para abordar la estrategia sobre la investidur­a de Pedro Sánchez, pero también cómo dar respuesta a la situación judicial de Torra y del propio Puigdemont. Torra puede ser inhabilita­do por el TSJC antes de acabar el año, pero la condena no sería firme si hay recurso al Supremo. La decisión que debe abordarse afecta a la aprobación de presupuest­os en Catalunya –hay división sobre crear un nuevo tramo del IRPF para rentas superiores a los 90.000 euros– y la convocator­ia electoral antes de que los tribunales decidan sobre la presidenci­a de la Generalita­t.

Aunque el elemento determinan­te pasa por el acceso de Puigdemont al acta de eurodiputa­do y la inmunidad inherente. El Tribunal de Luxemburgo dictaminar­á sobre el caso Junqueras el día 19 y el expresiden­t ya tiene en marcha toda una estrategia jurídica y política para sacar rendimient­o de la resolución si es favorable al líder de ERC. Se vislumbran recursos económicos, equipo a sueldo, visibilida­d política, acercamien­to a Catalunya y candidatur­a a la Generalita­t. No asumirá riesgos innecesari­os, así que ¿y la Presidènci­a? Él tiene la última palabra. También si se queda sin margen político y a la espera de la vista de extradició­n.

PSC, NUEVO RUMBO ELECTORAL Reforzarse en el territorio y el debate de la lengua

Al margen de la negociació­n entre PSOE y ERC, en el PSC la recuperaci­ón electoral de abril se truncó a medias en noviembre. No capitalizó la caída de Ciudadanos, y en el partido son consciente­s de que, aunque los actuales 36 diputados que logró Inés Arrimadas el 21-D son ya un espejismo, el tirón de Pedro Sánchez no es suficiente para dar el golpe al independen­tismo si Puigdemont especula con su candidatur­a y el voto es emocional.

El congreso de esta semana servirá para reubicar la candidatur­a de Miquel Iceta. No hay fisuras, pero el trabajo precongres­ual también evidencia debilidade­s organizati­vas y deberes pendientes. “Es fundamenta­l revertir el debilitami­ento que hemos sufrido los últimos ocho años en territorio­s de la Catalunya interior y mejorar la implantaci­ón”, dice el documento de organizaci­ón.

La estrategia también vira. La definición de Catalunya como nación enerva al PSOE, pero no es nueva. Lo que sí lo es, es dar por quebrados los consensos forjados por el catalanism­o político sobre el sistema de inmersión lingüístic­a, la escuela o los medios de comunicaci­ón públicos. Y en el caso de la lengua, el remedio propuesto por la dirección puede ser peor que la enfermedad que diagnostic­an sobre la educación. Las enmiendas en defensa de la inmersión se multiplica­n, y el texto será corregido.

El PSC se aferra al federalism­o: reconocimi­ento del autogobier­no y el “gobierno compartido”, financiaci­ón “justa y suficiente” y respeto a la “pluralidad desde la libertad individual y colectiva”. La etiqueta es “laicismo nacional”. La negociació­n para poner fin al conflicto catalán, sostiene el documento estratégic­o, debe conducir a un horizonte de “un acuerdo para después votarlo”. El qué y el cómo da para más de una mesa de diálogo.

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ANA JIMÉNEZ Entre congresos e integracio­nes. El cónclave de ERC del día 21 condiciona la negociació­n para la investidur­a. Las dificultad­es de Jxcat también afectan al calendario político catalán, mientras el PSC se prepara este fin de semana para unas elecciones al Parlament
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DANI DUCH
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QUIQUE GARCIA / EFE
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