Diseño para el mundo real
Desde este espacio mensual insistimos a menudo sobre la importancia de fomentar y exigir un buen diseño; un diseño humano y responsable que sea consciente y consecuente con su impacto social y material. El legado de Victor Papanek (1923-1998), protagonista de la exposición La política del diseño en el Museu del Disseny de Barcelona, es clave para comprender el sentido de lo que entendemos por buen diseño y para identificar algunas de las viejas contradicciones que persisten en el seno de esta disciplina de disciplinas. Diseñador, educador, activista, pensador y escritor, Papanek emigró a Estados Unidos desde Austria después su anexión a la Alemania nazi. Tras licenciarse en diseño arquitectónico no tardó en profesionalizarse y rápidamente entró en contacto con figuras tan influyentes de la época como Frank Lloyd Wright, Marshall Mcluhan o Richard Buckminster Fuller. Fue precisamente Fuller quién escribió el prólogo de su polémico libro Diseñar para el mundo real: ecología humana y cambio social, publicado en 1971. En sus páginas Papanek realizaba un severo diagnóstico sobre la práctica del diseño y lanzaba una serie de duras críticas contra sus compañeros de profesión, acusándolos de priorizar la estética por encima de cuestiones éticas y de olvidar que sus creaciones tenían consecuencias sobre la sociedad y el planeta. “Los diseñadores”, escribía, “se han convertido en una raza peligrosa”. Bajo el influjo de la contracultura y la convulsión política de finales de los años sesenta Papanek lanzó un alegato sobre la necesidad de cambiar los imperativos que guiaban la práctica del diseño. Un alegato que mantiene intacta su actualidad. Si hay algo que Papanek supo certificar fue que diseñar siempre es un acto político; que el buen diseñador debe atender y guiarse por un imperativo social, ético y ecológico. ¿Quién diseña y para quién diseña? ¿Quién obtiene el mayor beneficio de un diseño? ¿Cuáles son los costes materiales de un diseño? ¿Y su impacto material? ¿Quién paga el precio de ese diseño y qué tipo de precio? Las transformaciones sociales, económicas y tecnológicas de las últimas décadas no han hecho variar estas preguntas que cualquier profesional del diseño debería hacerse antes de emprender cualquier proyecto, sea del tipo o de la envergadura que sea. Papanek también se avanzó a su tiempo reivindicando un diseño basado en la confluencia y la síntesis de conocimientos y prácticas; un diseño transdisciplinar antes de que se acuñara este concepto. “Casi nunca diseño solo”, aseguraba, “me parece que la mayoría de las veces diseñar es demasiado difícil para que pueda hacerlo una única persona. Hace falta un equipo”. El montaje dedicado a Papanek que el Museu del Disseny acoge hasta el 2 de febrero reivindica la actualidad de sus ideas combinando un recorrido a través de su trabajo con el de veinte creadores contemporáneos. A través de estas propuestas las cuestiones que ocuparon a Papanek se ponen en relación con diversas problemáticas del presente. Las mismas problemáticas que el FAD pretende afrontar a través de su compromiso con la transversalidad, la promoción del diseño social y el trabajo proactivo respecto a los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Y es que medio siglo después de la publicación del célebre y controvertido libro de Papanek, el “diseño para el mundo real” es hoy más urgente que nunca.