El club del tacón
La genialidad de Luis Suárez con un recurso de billar se une a otros taconazos ilustres
Es el mejor gol de mi carrera”. Luis Suárez ha marcado en tres Mundiales diferentes, ha celebrado un gol que cambiaba el signo de una final de Champions League (el 2-1 en Berlín) y hasta ha abierto el marcador en una final de Copa América para hacer campeón a Uruguay (en el 2011). Pero si hace un repaso a todas las dianas que ha firmado –casi 500 entre clubs y selección– se queda con la del sábado al Mallorca. De tacón.
Suárez se desmarcó en el área para recibir un pase de De Jong pero el balón se le quedó atrás en su diagonal. El central Valjent ya se le echaba encima y el nueve pensó rápido y utilizó el tacón para superar la media salida de Manolo Reina. Pero lo hizo como si jugara al billar, golpeando el balón con potencia de arriba a abajo para que saliese disparado con elevación. Así es como se hace saltar correctamente la bola blanca con el taco de pool, siguiendo la tercera ley de Newton.
“Era el último recurso que me quedaba”, explicó después el delantero, cuyo movimiento recordó a un zapateado de flamenco.
El uruguayo ya dejó indicios de lo que tramaba en un entrenamiento hace unos días. En un ejercicio de centros y remates, Busquets le templó el balón y Suárez, en pleno salto, decidió dejar pasar el balón por debajo de la pierna izquierda para rematar en el aire con el tacón de la bota derecha. Iñaki Peña, que estaba en la portería, se quedó sin margen de reacción.
Si algo tiene el taconazo es una capacidad de sorpresa inequívoca ya que el guardameta no se espera ese giro de guion. Sobre todo si además se hace desde cerca de la línea de gol.
Se da la circunstancia que otro nueve del Barça, Kluivert, ya marcó un gol con una maniobra similar... al Mallorca. No fue en el Camp Nou sino en Son Moix el 21 de diciembre del 2002 (0-4). El holandés, actual director del fútbol formativo blaugrana, recibió un envío por alto de Mendieta, se giró y batió de tacón a Leo Franco.
Sin embargo, no hay gol de tacón más icónico que el de Rabah Madjer en la final de la Copa de Europa de 1987. El Oporto estaba perdiendo contra el Bayern en el Prater de Viena hasta que a 11 minutos de final Madjer se encontró con el balón en el área pequeña y con el portero fuera de su zona. Bajo palos se había situado Flick, el actual entrenador del club bávaro, y el argelino, con una frialdad asombrosa, decidió meter el gol de tacón. Era el 1-1 y los portugueses remontarían.
Pero el tacón más famoso del fútbol sigue siendo el del brasileño Sócrates.
Incluso Pelé llegó a declarar que Sócrates jugaba mejor hacia atrás, de espaldas, que la mayoría de futbolistas lo hacía de cara.
Tanto le gustaba el toque al Doctor que perfeccionaba la técnica a base de práctica. En 1982, TVE se desplazó a Brasil para hacer un reportaje de presentación de la canarinha que jugaría el Mundial de España y descubrió a un crack que chutaba los penaltis con el tacón, sin mirar... en los entrenamientos, eso sí. Quien sí se atrevió en un partido fue el futbolista de los UAE Theyab Awana, que en un amistoso contra el Líbano en el 2011 marcó
“EL MEJOR DE MI CARRERA”
El uruguayo, que ya avisó con un remate similar en un entrenamiento, considera que es su mejor gol
DIFÍCIL PERO MUY ÚTIL
El taconazo, por inesperado e inverosímil, es un remate con una gran capacidad de sorpresa
una pena máxima de tacón cuando su selección ganaba 2-5.
También le gustaba el gesto técnico a Zlatan Ibrahimovic, que aprovechaba su altura y su flexibilidad gracias al karate para ser aún más imprevisible. En Italia, jugadores poco físicos como Roberto Mancini o Gianfranco Zola se desmarcaban al primer poste en córners y tocaban el centro lo justo con la espuela para desviar a gol. Mientras que Henry (contra el Charlton) y Cristiano Ronaldo (al Rayo) utilizaron su cuerpo para cubrir la posesión, hacerse hueco y rematar de tacón.