“Curiosamente, la tecnología humaniza más la abogacía”
ENTREVISTA Federico Richardson Abogado. Fundador y gerente de Lexidy Law Boutique
Cuando pensamos en innovación, la mente nos lleva casi como por acto reflejo a empresas tecnológicas, pero la vocación por innovar no pertenece a nadie y abarca a todos los sectores, incluso los más tradicionales, como la abogacía. La prueba palpable es Lexidy Law Boutique, un bufete integrado por gente joven que trabaja a caballo de las nuevas tecnologías para conseguir procesos más eficientes y más simples. Y como la tecnología hace parte de su trabajo, tienen más tiempo para hacer de abogados.
Lexidy es la prueba palpable de que la abogacía y la tecnología son compatibles.
Eso pensamos. Soy un apasionado de la tecnología, así que siempre he tenido muy en cuenta las ventajas que podía aportar en nuestra práctica, en un camino hacia la innovación. Indudablemente la abogacía es un ámbito muy tradicional, pero en Lexidy estamos demostrando que abriéndonos a la tecnología podemos conseguir que nuestros procesos sean más eficientes y, al tiempo, reducir costes y estructura. Este enfoque nos permite un modelo de negocio altamente competitivo. Hoy en día, gracias a unas herramientas digitales, un despacho pequeño puede plantarle cara a una firma establecida con gran estructura, siendo más dinámico.
Pero la tecnología no reemplaza al abogado.
¡No! El abogado se basa en ella para trabajar de otra manera. Una calculadora no sustituye al matemático: hace el trabajo que no es preciso que haga él ¿Por qué tardar varias semanas en constituir una sociedad, con altos costes en notaría, cuando es posible hacerlo en apenas unos clics? Esto, que es una realidad en países como Reino Unido, todavía no puede hacerse en España, pero llegará. Las herramientas tecnológicas no nos reemplazan, pero nos permiten profesionalizar la calidad de los servicios que ofrecemos y ganar tiempo para lo que realmente importa, que es entender lo que necesita el cliente y asesorarle, en nuestro caso, básicamente en las áreas del derecho mercantil, fiscal, inmobiliario y extranjería.
Además, la transformación digital es más que tecnología: se trata de nuevos paradigmas centrados en el cliente. Su éxito no deja de depender del factor humano, la voluntad y la capacidad para operar de manera diferente a través de ella. Y, curiosamente, la tecnología humaniza más la abogacía, dejando más espacio a las emociones, a la inteligencia, a la creatividad… En Lexidy tratamos de compaginar el aspecto tradicional y consolidado de los bufetes más convencionales, en la parte del expertise y know-how, con la visión de un experimento pionero, en cuanto a los procesos y trato con el cliente.
¿Lo que plantea es una evolución o una revolución?
Es una evolución porque se trata de un cambio en la manera de hacer, mantenido en el tiempo, pero es también una revolución porque rompe con lo que hasta ahora ha sido la norma. Quizá, incluso podríamos decir que se trata de una evolución revolucionaria. Próximamente, invitado por el Illustre Col.legi de l’advocacia de Barcelona, daré una conferencia sobre Transformación digital en los despachos de abogados. El proceso ya está en marcha y es imparable, por lo que sería bueno que las universidades orientarán a sus alumnos hacia ese cambio.
¿Cambio en la manera de funcionar internamente y con sus clientes?
Sí, por ejemplo, en Lexidy la captación del cliente se realiza básicamente online donde, gracias a un mundo globalizado, cada vez son más las corporaciones extranjeras que quieren operar en España, o particulares que quieren fijar en este país su lugar de residencia. Pero detrás del apoyo tecnológico en Lexidy siempre está el abogado, un abogado cualificado que trabaja con la visión de que su asesoramiento sea de ayuda, con un lenguaje fácil de comprender y rápido. Así hemos funcionado desde el primer día y así seguimos creciendo, continuando nuestra expansión a más ciudades e incluso otras jurisdicciones, siempre haciendo uso de nuestro motor digital.
Lo que nunca debemos subestimar es nuestra capacidad de hacernos preguntas, que es algo intrínsecamente humano.