Nueva esperanza para Ucrania
La cumbre del Elíseo logra “avances” hacia la paz entre Kíev y Moscú
La paz en Ucrania está, desde ayer, un poco más cerca. Gracias a la mediación de Emmanuel Macron y de Angela Merkel, que organizaron un encuentro en el Elíseo con los líderes de Ucrania y Rusia, Volodímir Zelenski y Vladímir Putin, se produjeron “avances” significativos para poner fin a un conflicto, el de la cuenca del Donbass, que ha provocado ya más de 13.000 muertos.
El primer triunfo diplomático fue la reunión en sí misma. Desde octubre del 2016, los presidentes ruso y ucraniano no se habían sentado frente a frente para abordar la grave crisis que enfrenta a sus países desde el 2014.
En el encuentro de París se acordó proceder a un intercambio total de prisioneros, de aquí a final de año, consolidar el cese el fuego – con una supervisión estricta de los observadores de la OSCE, las 24 horas del día–, la eliminación de las minas y el establecimiento de tres zonas piloto de separación de fuerzas y desmilitarización.
Dentro de cuatro meses, los interlocutores de ayer se comprometieron a volver a verse. Para entonces, se deben haber preparado las condiciones políticas y de seguridad para poder organizar elecciones locales en el Donbass. la región controlada hoy por las milicias rebeldes prorrusas.
Ayer hubo primero discusiones bilaterales, por separado. Luego los cuatro dirigentes se sentaron en una mesa redonda, conversación que fue seguida por una cena. La rueda de prensa, prevista en un principio para las 18.45 horas, se fue retrasando y acabó teniendo lugar a las 23.30, síntoma de que las conversaciones fueron intensas.
El encuentro a cuatro recibe el nombre de “formato Normandía”, en referencia a la región donde los líderes se reunieron por primera vez, en junio del 2014, después de la anexión de Crimea por Rusia.
Poco antes de iniciarse la reunión, una militante del grupo feminista Femen, con los senos desnudos y que gritaba consignas contra Putin, fue detenida en la calle delante del Elíseo después de haber logrado saltar las vallas de la policía.
El contencioso es complejo porque se entrelazan intereses estratégicos y un conflicto étnico interno en Ucrania. Desde el principio Kíev
ÉXITO DIPLOMÁTICO Acuerdos sobre alto el fuego e intercambio total de prisioneros antes de final de año
acusa a Moscú de financiar y armar a los rebeldes del Donbass. El Kremlin, por su parte, asegura que su papel es puramente político y humanitario con el único objetivo de proteger a la población local rusófona.
Según el Elíseo, la ambición de la cumbre no era dibujar ya un acuerdo de paz definitivo, pero sí dar pasos en la dirección correcta, consolidar el cese el fuego, proceder a la retirada de minas a lo largo del frente –de unos 450 kilómetros–, establecer zonas tampón y prever nuevos intercambios de prisioneros. Según las declaraciones de los líderes y el comunicado conjunto, estos objetivos se alcanzaron.
Después de los acuerdos de Minsk, en el 2015, se ha mantenido un conflicto de baja intensidad que sigue causando un goteo de víctimas en tiroteos esporádicos o por las minas. Unos 80.000 hombres armados continúan desafiándose en ambos lados.
El proseguimiento del conflicto de Ucrania hace muy difícil construir una arquitectura de seguridad europea que sea fiable y duradera. Macron insistió ayer en este punto.
El presidente francés, fiel a su filosofía de en même temps (al mismo tiempo) –una de sus expresiones talismán–, de hacer conciliar ideas algo contradictorias, considera que Rusia es, a la vez, “una amenaza” y “un socio”. Lo dijo en la reciente cumbre de la OTAN, en Londres. El titular del Elíseo está convencido de que, en nombre de la realpolitik, la UE debe buscar fórmulas de entendimiento con Rusia.
Macron, que pugna desde que llegó a la presidencia por ejercer un papel de liderazgo europeo, aprovecha la coyuntura en Gran Bretaña, un aliado tradicional de Kíev, para ocuparse del tema ucraniano. Sabe que en Londres la atención del Gobierno está consumida por el Brexit. También influye en el activismo francés la situación política
RELACIÓN CONTRADICTORIA Macron considera que Moscú es, a la vez, una amenaza y también un socio
interna en Estados Unidos. El embrollo del impeachment, basado en un escándalo que tuvo a Ucrania como protagonista, no ayuda a que la Casa Blanca se interese demasiado ahora por hacer de mediadora. Sería un terreno muy incómodo, hasta tóxico, para Trump si ejerciera protagonismo.