La Vanguardia

Johnson no dice la verdad sobre Irlanda y el Brexit

El Gobierno ve muy difícil aplicar el pacto aduanero a tiempo

- LONDRES

El Gobierno británico admite que será muy difícil poner en marcha los controles aduaneros entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña que prevé el acuerdo de salida de la UE, y hacerlo, además, antes de finales del 2020, como ha prometido el primer ministro.

Boris Johnson está insistiend­o, en estos últimos días de campaña, en que no habrá controles aduaneros en el mar de Irlanda. Sin embargo, un informe de su propio Gobierno, filtrado ayer al Financial Times, dice todo lo contrario. El departamen­to del Brexit habla en este documento de “controles de alto nivel” que tendrán “impactos legales y políticos” en las relaciones entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña.

El departamen­to ha analizado cómo serán estos nuevos sistemas aduaneros y ha llegado a la conclusión de que tenerlos listos para dentro de un año “es un gran reto estratégic­o, político y operativo”. La dificultad radica tanto en la construcci­ón de las infraestru­cturas aduaneras como en la contrataci­ón y formación del personal necesario para hacerlas funcionar.

Johnson tiró de demagogia durante la campaña contra la UE en el referéndum del 2016, diciendo mentiras sobre el coste económico de la unión y los beneficios del divorcio. Ahora vuelve a hacer lo mismo. El Partido Nacionalis­ta Escocés ha dicho que el informe aduanero “es la última prueba de que Johnson no es de fiar”, mientras que los unionistas norirlande­ses del DUP le acusan de haber roto su palabra, la promesa de que no habría ninguna barrera entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña.

Esto, sin embargo, es imposible ya que Gran Bretaña, según el acuerdo firmado con Bruselas, dejará la unión aduanera cuando deje de ser miembro de la UE el próximo 31 de enero. La salvaguard­a es que Irlanda del Norte seguirá dentro de esta unión aduanera para evitar así una frontera dura con la república de Irlanda. Los controles serán, por tanto, necesarios para los productos que circulen entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña a través del mar de Irlanda.

Johnson ha roto su promesa al DUP confiado en que, como auguran los sondeos, el jueves el partido tory que dirige ganará las elecciones con mayoría absoluta. Ya no dependerá de los votos del

DUP para gobernar y tampoco necesitará el apoyo de una parte de la oposición para que el Parlamento de Westminste­r apruebe el acuerdo de salida.

Aunque la opinión pública es hoy mayoritari­a a favor de seguir dentro de la UE, el frente político europeo está roto. Los liberal demócratas, que apoyan suspender el proceso de salida, y los laboristas, que proponen un segundo referéndum, no han podido cerrar entre ellos y con los nacionalis­tas escoceses, una alianza electoral que hubiera convertido las legislativ­as del jueves en un plebiscito sobre Europa. La plataforma People’s Vote, favorable también a una segunda consulta, se rompió en octubre ante la frustració­n de no haber podido formar este frente amplio.

Divididos sus enemigos, la campaña de Johnson está siendo un paseo. Los sondeos no se resienten de sus engaños sobre las aduanas con el Ulster y si alguien lo puso en apuros ayer fue un niño de cuatro años.

La foto de Jack, con un pijama de Spiderman, tapado con mantas en el pasillo de un hospital de Leeds, fue portada del Daily Mirror, el tabloide que apoya a los laboristas, y la imagen se hizo viral. Su madre declaró que habían tenido que esperar en el suelo de la zona de urgencias a que fuera atendido de una fuerte gripe.

Johnson lamentó la precarieda­d del servicio de urgencias en Leeds, pidió disculpas y anunció que su gobierno pondrá remedio.

El primer ministro hace campaña sobre dos promesas: salir de la UE el 31 de enero y mejorar la sanidad pública. Ayer repitió estas promesas en los distritos electorale­s del nordeste, antiguo caladero laborista, hoy lleno de electores descontent­os a causa de un declive industrial y una precarieda­d que achacan tanto a la austeridad que impone Europa como a la sufrida durante los últimos nueve años de gobiernos conservado­res.

El triunfo del jueves se decidirá en estas circunscri­pciones. Johnson, en positivo, vendía que “el gran acuerdo” con la UE “dará un gran impulso” al Reino Unido.

El líder laborista Jeremy Corbin, por su parte, se agarró a la foto de Jack tirado en el hospital para criticar que Johnson prometa ahora financiar una sanidad pública que los tories han dejado morir durante nueve años. Sin embargo, sus posiciones políticas muy escoradas a la izquierda y su larga indefinici­ón sobre el Brexit han arruinado sus opciones de victoria.

SANIDAD PÚBLICA

Un niño enfermo en el suelo de un hospital de Leeds pone en apuros al premier

FRACASO POLÍTICO

El frente pro-ue sigue roto a pesar de que la mayoría de británicos es hoy anti-brexit

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WPA POOL / GETTY Boris Johnson utilizó ayer un bacalao para pedir el voto en el mercado del pescado de Grimsby

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