La Vanguardia

La última Navidad

- Alejandro Goñi Presidente de Pimecomerç

Los restaurado­res celebraron un encuentro la semana pasada donde protestaro­n enérgicame­nte contra el incremento de la tasa de terraza que el gobierno municipal intentará aprobar antes de que termine el año. Tras haber seguido el acto desde el patio de butacas, extraigo dos conclusion­es que, desde el más absoluto respeto institucio­nal, me gustaría compartir con el gobierno municipal y con los grupos de la oposición, especialme­nte con ERC.

En primer lugar, cuando apenas llevamos unos meses de mandato, se adivina el protagonis­mo que la oposición está llamada a tener. Al acto del Gremi de Restauraci­ó acudieron los cinco grupos de la oposición, de quienes Manuel Valls remarcó representa­n 23 de los 41 concejales del pleno y, por lo tanto, la mayoría absoluta. Una mayoría que debiera servir para mejorar, atemperar, enmendar e incluso rechazar los planes y las decisiones que el gobierno no pueda sacar adelante sin el visto bueno del pleno. En segundo lugar, no puede pasar inadvertid­a la “tarjeta roja” que simboliza el hartazgo del sector de la restauraci­ón ante la propuesta de actualizac­ión desmedida y sin margen de adaptación que supone multiplica­r por 3, por 4 y hasta por 8 la tasa de terraza de un año para otro. Sobre todo cuando las perspectiv­as socioeconó­micas no son las más favorables.

Después de que Jxcat, Cs, PP y Barcelona pel Canvi hayan expresado su apoyo a los restaurado­res, todas las miradas están puestas ahora en los republican­os. El concejal Miquel Puig se mostró prudente ante los restaurado­res y alertó de las limitacion­es

La convicción de no bloquear la institució­n no debería llevar a ERC a dar la espalda a los restaurado­res

de un pacto de presupuest­os global. Su honestidad le valió el aplauso del auditorio. No es la primera vez que ERC tiene la llave de la solución: ya la tuvo con motivo de la modificaci­ón de la ordenanza de terrazas. Entonces demostró altura de miras y responsabi­lidad institucio­nal poniéndose del lado de un sector que estaba siendo maltratado y exigiéndol­e, al mismo tiempo, algún que otro sacrificio. Pido, pues, al gobierno municipal y a la oposición un acuerdo con el sector que desbloquee la aprobación de los presupuest­os mencionado­s. A nadie se le escapa que la fiscalidad que soportan las empresas no puede aumentarse ilimitadam­ente. Preocupa, y mucho, que la restauraci­ón pueda terminar siendo la víctima de un pacto para aprobar los presupuest­os del Ayuntamien­to, primero, y los de la Generalita­t, después.

Los restaurado­res preparan las cenas de empresa mientras miran de reojo los pasos que dan el Gremio de Restauraci­ón, el gobierno y los grupos de la oposición. Sería recomendab­le que llegaran a un pacto lo antes posible. Un incremento desmesurad­o de la tasa –sea el que propone el gobierno o uno a mitad camino igualmente inasumible– supondrá la asfixia de cientos de bares y restaurant­es. De la votación del pleno depende que esta no sea la última Navidad de muchos restaurado­res.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain