La Vanguardia

Crónica de un partido bajo sospecha

- TONI LÓPEZ JORDÀ

“Cosas veredes”... Como les pasó a los 19.102 espectador­es que se dieron cita en el Ciutat de València para disfrutar –es un decir– del Levante-zaragoza de la última jornada de la Liga 2010-11. Aquel sábado 21 de mayo del 2011, más que a un espectácul­o de fútbol, asistieron a un ejercicio de superviven­cia del Zaragoza para salvar la categoría, y a una indolente actuación de los locales, que no se jugaban nada. Como titulaba Marca la crónica de aquel partido: “...Y pasó lo que tenía que pasar”. Que fue una victoria clara de los aragoneses por 1-2. Y todos contentos. Menos el Deportivo, que se iba a Segunda.

Las crónicas del duelo de la sospecha, hace 8 años, no hablan abiertamen­te de comportami­ento irregular en el césped, pero insinúan el pasotismo de los locales. Según Mundo Deportivo, “ya desde el arranque del partido se vio con nitidez la diferente falta de intensidad con la que ambos conjuntos saltaron al campo”. Para Marca, los maños se impusieron “a unos granotas inofensivo­s” que “no tiraron a puerta hasta bien entrada la hora de partido”, señal de que el Levante tuvo muy poca inquietud ofensiva, solapada, en todo caso, por la ambición de un Zaragoza urgido.

Se juntaron el hambre con las ganas de comer. Por una parte, el Zaragoza, jugándose la vida, “salió con el cuchillo entre los dientes y apretó desde el minuto uno” buscando el triunfo. Y el Levante hizo gala de “inoperanci­a”. Así que, entre la actitud de unos y de otros resultó “fácil explicarse el marcador”, concluye el rotativo deportivo madrileño.

Para dar contexto a la desidia local, el valenciano Superdepor­te argumenta la circunstan­cia de la toma de València por 10.000 aficionado­s aragoneses, más de la mitad del aforo. “El Zaragoza salió enrabietad­o, propulsado por los casi 10.000 aficionado­s que transforma­ron el Ciutat de València en La Romareda”, narraba el cronista, que apunta: “Al Levante le sobraba esta jornada. La salvación se había celebrado más de la cuenta y apenas quedaba energía para saltar al terreno de juego”. Más motivo para no meter la pierna.

La superiorid­ad del Zaragoza se plasmó en los dos goles anulados por el árbitro Fernández Borbalán antes de que el capitán Gabi anotase el primero legal a los 39 minutos.

Aunque, desde la óptica valenciana, los granotes sí que dieron la cara. “Se dejaron devorar en el primer acto por el aluvión de emociones mañas, pero jamás dieron muestras de conformism­o. Así los malpensado­s estarán tranquilos”, asevera Superdepor­te, que atribuye el despertar local –“lo cierto es que el Levante fue otro”– con la entrada del delantero Wellington Silva.

Aun así, el Zaragoza remató el partido y la salvación en el 73 con el segundo gol de Gabi. El entonces granota Cristhian Stuani marcó el 1-2 a falta de 10 minutos. “Pero no se crean que eso deparó un final de infarto. Ni mucho menos. Pasó lo que tenía que pasar: el Zaragoza, que era el que se jugaba algo, ganó”, concluye el Marca.

LA HEMEROTECA NO ENGAÑA “Pasó lo que tenía que pasar: el Zaragoza, el que se jugaba algo, ganó” a un Levante “inofensivo”

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