La Vanguardia

India naturaliza­rá a inmigrante­s ilegales si no son musulmanes

- JORDI JOAN BAÑOS Estambul. Correspons­al

India está a las puertas de enmendar su ley de ciudadanía de un modo que es “humanitari­o”, según el Gobierno, y “discrimina­torio”, según la oposición. Una vez más, Narendra Modi busca su salvavidas en la polarizaci­ón religiosa. En esta ocasión, con la oferta de naturaliza­r a los inmigrante­s de Pakistán, Afganistán y Bangladesh, llegados hace más de cinco años, siempre y cuando no sean musulmanes.

La restricció­n religiosa es lo que ha puesto en pie de guerra al Partido del Congreso y a varias fuerzas regionales, al considerar que la discrimina­ción por razón de fe atenta contra la constituci­ón. El ponente de la enmienda a la ley de 1955, el ministro del Interior Amit Shah, ha replicado que si tienen que legislar al respecto es porque el Partido del Congreso fue cómplice de la división de India por motivos religiosos.

El acalorado debate de más de nueve horas terminó el lunes pasada la medianoche, cuando la Cámara Baja aprobó el texto por 311 a 80, con unas 150 abstencion­es.

Este permite a inmigrante­s hindúes, sijs, budistas, jainistas, zoroastria­nos y cristianos acogerse a la ciudadanía india si alegan persecució­n religiosa en uno de los países citados.

El modo como Shah presentó anteayer como algo indeseable y que exige corrección el aumento de la población mahometana en India –actualment­e, un 15%– ofende a las familias musulmanas que en 1947 optaron por permanecer en India. También a muchos hindúes que se agarran al laicismo nehruviano.

La mano derecha del BJP de Modi también reservó para los musulmanes el calificati­vo de “infiltrado­s”, aunque en la inmensa mayoría de casos se trata de inmigrante­s económicos, con independen­cia de la fe.

Esta iniciativa legislativ­a es básicament­e un parche a la situación creada por la guerra de la independen­cia de Bangladesh, alentada por India en 1971. Una bomba demográfic­a cuyos efectos se dejaron sentir durante cuarenta años, también en Birmania. En este sentido, Shah precisó que los denominado­s rohinyás no tienen cabida en la ley.

La enmienda necesita superar su último trámite hoy mismo, en la Cámara Alta, donde la mayoría del BJP de Modi y sus aliados es más exigua, aunque no se esperan sorpresas.

La ley contiene salvaguard­as para los pequeños estados tribales del noreste, excepto Tripura, donde los bengalíes ya son mayoría. Tanto allí –donde se ha suspendido internet– como en Asam es donde las protestas están teniendo más eco. Acusan al BJP de venderse al millón de hindúes originario­s de Bangladesh, excluidos del reciente registro nacional de ciudadanos, junto a un millón de musulmanes.

Los nativos de Asam y Tripura se rebelan porque se naturaliza a un millón de hindúes de Bangladesh

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PRAKASH SINGH / AFP Amit Shah, ministro indio de Interior

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