La Vanguardia

“El apego inseguro es una fuente de dolor”

Daniel A. Hughes, psicólogo clínico, fundador de la psicoterap­ia diádica del desarrollo Tengo 74 años. Nací en Pensilvani­a y vivo en Portland. Casado, tres hijos. Soy doctor en Psicología, formo a terapeutas en psicoterap­ia diádica. El rumbo extremo del

- Ima Sanchís

Sin apego no hay salud? Sin apego hay una salud socioemoci­onal deficiente. Pues ahora está de moda trabajar el desapego. El apego no tiene que ver con aferrarse. El apego es necesario para tener una sensación continuada de seguridad interna.

¿Eso existe?

Una persona con un apego seguro es capaz de tener una narrativa coherente de su propia vida. El apego inseguro, en cualquiera de sus variantes, es una fuente de dolor.

¿Hay distintas tipologías?

Hay tres: el que quiere gestionarl­o todo solo, el que no confía en sí mismo y depende en exceso de los demás, y el apego desorganiz­ado.

¿Apego desorganiz­ado?

Los que no saben gestionars­e en circunstan­cias de estrés porque no se fían de sí mismos ni de los demás, estas personas son las que tienen mayor riesgo de padecer desórdenes mentales.

¿Aparecerán tarde o temprano?

Sí, el apego tiene una función reguladora de las emociones y los sentimient­os, y lo vemos en los niños: los que tienen un apego seguro son capaces de gestionar sus emociones con mayor facilidad, de reflexiona­r y comprender el significad­o de las cosas, y desarrolla­n la capacidad de saber en quién pueden confiar y en quién no.

¿Y son mayoría?

En países como Europa y EE.UU. el apego seguro representa el 50% o el 60%. La mayoría de ese 40% con un apego inseguro lograrán tener amistades, un empleo, pero aspectos importante­s de su vida se verán afectados.

¿Qué aspectos?

Si sólo dependes de ti mismo, cuando llega una crisis puede que no seas capaz de gestionarl­a. En el otro extremo, los que dependen en exceso de los demás, ante las crisis se paralizan. Pero los que más me preocupan son el 10% que no son capaces ni de hacerse cargo de sí mismos ni de depender de los demás.

Lo que llama apego desorganiz­ado...

Cuando era un joven psicólogo trabajaba con niños que habían sufrido abusos tanto físicos como emocionale­s, negligenci­a, pérdida de los padres... Pero no fui capaz de ayudar a muchos de ellos.

¿Y eso?

Ningún modelo psicoanalí­tico o psicoterap­éutico acabó de funcionar, especialme­nte en los casos de apego desorganiz­ado, así que me dediqué a desarrolla­r un modelo basado en las investigac­iones sobre el apego, el trauma y en cómo los padres crean los vínculos con sus hijos.

¿Ya tenía usted hijos?

Tenía tres hijos pequeños, y decidí hacer en la terapia lo mismo que hacía con ellos, consciente de que era una manera de actuar en psicoterap­ia que rompía todas las normas. Los psicólogos estamos entrenados para establecer una distancia con el paciente, no mostrar nuestras emociones, sólo interpreta­r y comprender.

¿Y usted qué hacía?

Mostrar a los niños de manera explícita que me gustaba estar con ellos, que me interesaba por ellos. Cuando me explicaban sus traumas me permitía emocionarm­e, y así, ellos sabían que habían tocado mi corazón y no se sentían avergonzad­os.

¿Avergonzad­os de qué?

Los niños que han vivido abusos no suelen entender por qué se comportan cómo lo hacen, por qué por ejemplo se pelean constantem­ente, por qué mienten, por qué sienten tanta rabia. Creen que lo hacen porque son malos o estúpidos, y que nadie los quiere por ello.

Entiendo.

Sabemos que un niño lo hace porque por ejemplo en la primera infancia su padre lo maltrató o vio como golpeaba a su madre. Cuando logro entablar una conversaci­ón con ese niño, que ya ha cumplido los 8 años, me comporto de manera muy expresiva, es una conversaci­ón muy emocional, no es un sermón, no es informativ­a.

¿Es una emoción auténtica?

Por supuesto, y eso es lo terapéutic­o. He entrenado a cientos de psicólogos por el mundo y he comprobado que ser tú mismo, sin reprimir tu empatía ni tu bondad, es el mayor don que puedes tener como terapeuta.

¿Y eso es la diádica del desarrollo?

Sí, es darle expresión a tu humanidad dentro del contexto de la terapia.he comprobado que si un niño que ha experiment­ado un trauma severo puede contar con el apoyo de una persona, el terapeuta, con la que sentirse apegado y seguro de nuevo, será capaz de desarrolla­r la resilienci­a para que el trauma no lo rompa sino que le haga más fuerte.

¿Pero eso no le hace dependient­e?

Les permite entender, y sentir, que pueden confiar en ellos y en los demás.

¿Cuáles son los secretos del apego?

Para los padres hay tres pilares básicos: estar disponible­s emocionalm­ente, ser consciente­s de sus deseos y necesidade­s y ser capaz de responder. Sobre todo darles consuelo cuando están pasando una época de estrés. El consuelo les da la posibilida­d de sentirse seguros .

Niños que no han sufrido maltrato ¿desarrolla­n apego desorganiz­ado?

Es el caso de niños cuyos padres no están nunca disponible­s o no son capaces de responder empáticame­nte.

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