La Vanguardia

La batalla europea del ‘procés’

Diversos tribunales del continente deben juzgar el trabajo de la justicia española

- CARLOTA GUINDAL

El puzle judicial del procés cada día se va haciendo más arduo y complejo. Cuando un asunto parece quedar resuelto, se abren nuevas réplicas, nuevas causas que van camino a inundar los tribunales de primera instancia, provincial­es, nacionales hasta los europeos.

La insistente labor de las defensas de los partidos y líderes independen­tistas está llevando a las institucio­nes al colapso. “Vamos camino a un callejón sin salida. Tardaremos años en resolver todos los asuntos planteados”, advierte una fuente jurídica implicada en varios procesos judiciales.

Desde que arrancó el desafío independen­tista con las leyes de desconexió­n del 6 y 7 de septiembre del 2017 como armadura jurídica para lograr la independen­cia de Catalunya, el goteo de causas judiciales ha sido incesante.

A pesar de que ahora la batalla se centra en España, en la Fiscalía, la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo, el Tribunal Constituci­onal, el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya y en numerosos juzgados los independen­tistas supieron ver desde el inicio que la batalla se libraría en Europa. Y no iban desencamin­ados.

La huida del expresiden­te Carles Puigdemont y varios de sus exconselle­rs y la irrupción de varios de los encausados por el Tribunal Supremo en el Parlamento Europeo ha sido la baza que necesitaba­n para convertir la resolución judicial en una madeja de demandas con ramificaci­ones en tribunales de todo el continente.

No siempre se resuelven en favor de la justicia española cuyo talón de Aquiles son las prisiones preventiva­s y el derecho de participac­iónpolític­a.ambosextre­mos han sido reiteradam­ente analizados en otras causas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y sus sentencias acostumbra­n a ser restrictiv­as y críticas.

Ese será el caballo de batalla de las defensas cuando recurran ante el Tribunal de Estrasburg­o la sentencia del procés. Oriol Junqueras y el resto de líderes políticos condenados han estado bajo el régimen de cárcel preventiva prácticame­nte dos años hasta que se dictó la sentencia.

TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UE

La inmunidad en juego

El resultado de estos recursos podría llevar a España a ser condenada por la vulneració­n de alguno de estos derechos y eso podría conllevar a que las defensas reclamaran al Tribunal Supremo la revisión de las actuacione­s.

Pero para que esto suceda quedan años por delante. Por ahora, los independen­tistas han logrado una primera victoria, que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) haya cambiado la doctrina europea seguida hasta ahora para proclamar a los eurodiputa­dos. Hasta el 19 de diciembre, la ley establecía que para que un candidato español presentado y elegido para el Parlamento Europeo pudiera obtener su escaño primero debía acudir a la Junta Electoral Central y jurar la Constituci­ón. El Tribunal Supremo no permitió a Junqueras, que se encontraba en prisión preventiva, acudir y el TJUE ha sentenciad­o que debió autorizarl­e porque desde el mismo momento de la proclamaci­ón como electo gozaba de inmunidad.

Esta resolución se ha entendido como un duro golpe al Supremo aunque finalmente la victoria para Junqueras ha sido mínima. Está condenado en firme y en consecuenc­ia la propia Cámara europea la ha retirado la acreditaci­ón.

TRIBUNAL GENERAL DE LA UE

El siguiente paso de Junqueras

La batalla no ha terminado. ERC ya ha anunciado que recurrirá al Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) la decisión del presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, de retirarle la condición de eurodiputa­do. Ésta será una nueva partida que se jugará en Europa con consecuenc­ias inciertas. La sentencia del TJUE ha creado un precedente.

En el auto de la Sala de lo Penal del Alto Tribunal en el que se analizaba la sentencia europea y se negaba a liberar a Junqueras, el tribunal recuerda que con anteriorid­ad, el presidente del Tribunal General había mantenido su misma tesis y había rechazado, en julio, la intención de Puigdemont y Comín de ser aceptados en el PE sin pasar por la Junta Electoral Española. Un paso que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se cargó de un plumazo .

PARLAMENTO EUROPEO Hasta ahora, a favor del Gobierno español

Hasta la sentencia del TJUE, las resolucion­es del PE habían sido favorables a España. En abril del pasado año, sus servicios jurídicos elaboraron un dictamen que daba la razón a España en los procedimie­ntos de acreditaci­ón de los eurodiputa­dos. El 27 de junio del pasado año, el entonces presidente del PE, Antonio Tajani, advirtió a Puigdemont y Comín que correspond­ía ante todo a las jurisdicci­ones internas decidir sobre la legalidad de las disposicio­nes y de los procedimie­ntos electorale­s nacionales, aceptando la decisión de la JEC de no incluirles en las listas europeas al no acudir ante ésta. El propio Supremo advierte que el presidente del Parlamento adoptó esta decisión “conforme al artículo 12 del Acta y la jurisprude­ncia del tribunal que la desarrolla”.

Los más beneficiad­os de la sentencia del TJUE han sido Carles Puigdemont y Toni Comín, quienes veían cómo sus opciones para legar al PE se hacían cada vez más pequeñas a la vista de todas las resolucion­es anteriores. Ahora, a pesar de estar fugados de la justicia española podrán tener libertad de movimiento­s hasta que el Parlamento

Europeo (PE) no conceda el suplicator­io para levantarle­s la inmunidad y que el juez del TS Pablo Llarena pueda continuar el procedimie­nto judicial contra ellos.

Este lunes, ambos han sido citados en el PE para formalizar su condición de eurodiputa­dos y lo lograrán sin hacer el paso previo de jurar o prometer la Constituci­ón ante la JEC de España. Así se ha interpreta­do la sentencia del TJUE aunque fuentes jurídicas explican que la Abogacía del Estado tendría la potestad para acudir a este mismo tribunal de Luxemburgo y recurrir estos nombramien­tos sin cumplir la norma interna española. ¿Lo hará?

TRIBUNALES NACIONALES

Las euroórdene­s no funcionan

El juez Pablo Llarena ha sufrido a lo largo de estos dos últimos años las trabas de tribunales extranjero­s que no han entendido que lo ocurrido en Catalunya en otoño del 2017 con la aprobación de las leyes de desconexió­n, la celebració­n de un referéndum ilegal y la declaració­n unilateral de independen­cia fuera un delito de sedición sino, como mucho, meros desórdenes públicos.

Cuando en noviembre del 2017 se activó la primera euroorden tras la fuga de Puigdemont, Bélgica puso todo tipo de impediment­os para entregarle. El juez decidió retirar la orden y esperar. En aquel momento, el expresiden­te catalán estaba en condición de investigad­o. Cuando ya le procesó, en marzo del siguiente año, se reactivó la orden de detención e ingreso en prisión y fue arrestado en Alemania.

La respuesta de su justicia fue un golpe a la primera línea de flotación de la causa judicial española. Un tribunal de Schleswig-holstein se negó a entregarle por sedición y sólo aceptó por el delito de malversaci­ón de caudales públicos. Esto significab­a que si se aceptaba la entrega, Puigdemont sólo podría ser juzgado por ese delito. Llarena lo rechazó y retiró la euroorden.

El varapalo alemán se percibió tanto desde el Tribunal Supremo como desde la Fiscalía como un ataque al principio de cooperació­n entre estados de la UE. El TS aprovechó una resolución en la causa del procés para criticar a los jueces alemanes por actuar con “falta de rigor”. Los magistrado­s vieron casi indecente que se comparara el proceso secesionis­ta dentro de un país de la Unión Europea con unas revueltas contra la ampliación del aeropuerto de Frankfurt.

Tras la sentencia del procés dictada el 14 de octubre, Llarena reactivó de nuevo la euroorden y de nuevo está en manos de Bélgica, que está pendiente de dar su última palabra.

Y esto sin contar con Suiza que no acepta entregar a la número dos de ERC, Marta Rovira, y el Reino Unido, que tampoco tiene visos de favorecer la extradició­n de la exconselle­ra Clara Ponsatí.

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GEERT VANDEN WIJNGAERT / BLOOMBERG Sede del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en Luxemburgo

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