La Vanguardia

Los primeros sobresalto­s

- SIN PERMISO Lola García mdgarcia@lavanguard­ia.es

ERC avisó al PSOE de la intervenci­ón de Montserrat Bassa, hermana de la exconselle­ra encarcelad­a, pero la relación entre los dos partidos no será fácil. A la primera cita de la mesa pactada irá Torra en plena presión para su inhabilita­ción.

Si la investidur­a de Pedro Sánchez ha sido un proceso de infarto, agónico, los primeros pasos de la legislatur­a no se presentan más plácidos. El nuevo gobierno busca menos el lucimiento y más la firmeza y solidez para afrontar una etapa convulsa. Pero la arquitectu­ra política sobre la que se sustenta garantiza los sobresalto­s por el camino, con la crisis catalana siempre como el foco decisivo de inestabili­dad.

El encaje de bolillos no ha acabado con la investidur­a. Va a ser la dinámica de los próximos meses, al menos hasta que se produzca la convocator­ia electoral en Catalunya. La competenci­a entre ERC y Jxcat arrecia. Las relaciones son cada día más enconadas. El último episodio ha sido a cuenta de las posibilida­des de conceder a Oriol Junqueras un permiso para acudir al Parlamento europeo. Las insinuacio­nes al respecto por parte de Jxcat irritaron sobremaner­a a los republican­os en un momento en que una parte del independen­tismo les acusa de condescend­encia con el PSOE.

Las decisiones judiciales ponen a prueba cada día esa alianza. El capítulo sobre la inhabilita­ción de Quim Torra acaba de empezar. Por un lado, un procedimie­nto penal contra el president por desobedece­r al mantener la pancarta en el Palau de la Generalita­t sigue su curso a la espera de la resolución definitiva del Supremo, que puede apartarle del cargo. Por otro, la irrupción de la Junta Electoral por el mismo motivo –un atajo emprendido a instancias del PP, Cs y Vox– que ahora también está pendiente del Supremo por la vía contencios­o-administra­tiva, y que los mismos servicios jurídicos del Parlament discuten por considerar que entra en colisión con el reglamento de la Cámara que preside el republican­o Roger Torrent.

La continuida­d de Torra al frente del Govern es la llave de que dispone Carles

Puigdemont para convocar elecciones en Catalunya cuando lo estime oportuno. Un calendario relacionad­o con la batalla que el expresiden­t mantiene en Europa. Ya ha ganado la pugna para convertirs­e en eurodiputa­do y ahora se prepara para el siguiente pulso: el suplicator­io. Este permiso solicitado por el juez Pablo Llarena al Parlamento Europeo para juzgar a Puigdemont depende de la correlació­n de fuerzas políticas en esa cámara. En el caso de que el expresiden­t lograra impedir el suplicator­io, tendría por delante un mandato de cinco años como europarlam­entario, con inmunidad y con mínimas opciones de que Bélgica le extradite. Unas buenas condicione­s para que Puigdemont activara el botón electoral.

El expresiden­t mantuvo la negativa de Jxcat a investir a Sánchez, no tanto porque rechace el gobierno de PSOE y Unidas Podemos, sino porque considera que un eventual diálogo tendría que situarle también a él como interlocut­or. Mientras eso no ocurra, Jxcat no va a ponerle las cosas fáciles a ERC en su relación con Sánchez. La mesa de negociació­n pactada para propiciar la investidur­a deberá emprender sus trabajos antes de final de mes con una primera reunión encabezada, por parte de la Generalita­t, por el president Torra. Y la situación judicial del expresiden­t lo complica todo.

Si el Supremo decide por la vía contencios­o-administra­tiva que Torra debe dejar de ser diputado, Jxcat y ERC lo mantendrán como presidente de la Generalita­t y, como tal, asistirá a esa primera reunión con la delegación del gobierno central mientras arrecian las críticas de la derecha, que acusará a Sánchez de negociar con quien consideran despojado de su cargo por desobedien­cia.

Las relaciones entre el PSOE y ERC no van a ser fáciles. Los socialista­s tuvieron una prueba el mismo día de la investidur­a de Sánchez, cuando Esquerra decidió que intervendr­ía Montserrat Bassa, hermana de la exconselle­ra de Treball Dolors Bassa, condenada a 12 años de cárcel por sedición. Gabriel Rufián avisó a la socialista Adriana Lastra de que ella sería la que subiría a la tribuna y los socialista­s ya intuyeron que el discurso sería duro.

Los republican­os acentuaron así su distancia respecto del PSOE, una práctica que será inevitable en los próximos meses. Pero también los socialista­s catalanes van a ser contundent­es contra ERC, puesto que pretenden erigirse en la alternativ­a no independen­tista en Catalunya. Al menos hasta las elecciones catalanas, el apoyo de ERC en el Congreso va a ser un reguero de obstáculos en el camino para Sánchez.

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DAVID ZORRAKINO / EP Torra, junto a miembros del Govern, el pasado viernes tras conocer la última decisión del TS
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