Bofetada de Taiwán a Xi Jinping
Tsai Ing Wen, actual presidenta de Taiwán, del Partido Democrático Progresista, revalidó ayer su cargo al vencer en las elecciones presidenciales y legislativas celebradas en la isla y marcadas por la campaña intimidatoria de China y el eco de las protestas en Hong Kong. Tsai ha superado en casi 20 puntos al candidato prochino del Kuomintang, Han Kuo Yu.
La reelección de Tsai parecía imposible hace unos meses pero la crisis en la ex colonia británica revitalizó su campaña al presentarse como la única líder capaz de hacer frente a las ambiciones de Pekín. Su rotunda victoria puede considerarse una bofetada para el presidente chino Xi Jinping. En los últimos cuatro años China ha roto las comunicaciones oficiales con Taiwán y ha aumentado las presiones económicas y las amenazas militares pero todo ello sólo ha servido para que los taiwaneses hayan rechazado el autoritarismo chino y el principio de la unidad de la isla y del continente dentro de una misma China.
Tsai, de 63 años e independentista moderada, partidaria de mantener el statu quo de la isla, ha prometido estrechar vínculos con 18 países del sudeste asiático para que Taiwán sea menos dependiente de China continental, que ahora es su principal socio comercial. La sombra de Pekín es muy alargada y su poder económico e influencia política son muy poderosos. En enero del 2019 el presidente chino Xi Jinping reiteró la voluntad de unificar a
Taiwán bajo la fórmula “un país, dos sistemas”, un modelo idéntico al aplicado en Hong Kong y en Macao según el cual Taiwán sería una “región administrativa especial” donde coexistirían sistemas económicos y políticos diferentes. Una propuesta radicalmente rechazada por la presidenta Tsai. Las protestas vividas estos últimos meses en Hong Kong han preocupado en Taiwán, en cuya población han resucitado los temores a una represión idéntica en un hipotético futuro bajo égida china.
Taiwán es una de las democracias más progresistas de Asia y ha sido el primer territorio del continente en legalizar el matrimonio homosexual. Los jóvenes se ven ya más identificados con Corea del Sur o con Japón que con la “madre patria” china. Estados Unidos, su principal valedor desde 1949, ha explicitado su apoyo a la presidenta Tsai. Después de la guerra comercial, Taiwán es la carta más conflictiva en la partida entre Washington y Pekín. Para Xi Jinping, el triunfo de Tsai es un rechazo frontal a su estrategia de presión y al sueño de una China unida. El deterioro de las relaciones entre la República Popular China y Taiwán puede agravarse tras la victoria de Tsai. Pekín debe decidir ahora si aumenta la política de presión sobre la isla, incluso realizando ciberataques o simulacros militares en el estrecho de Formosa, o cambia de estrategia y reanuda el diálogo con Taipéi. Los taiwaneses han optado por mantenerse a una distancia prudencial del continente para preservar su democracia, su identidad y seguridad.
La reelección de la presidenta Tsai supone un rechazo rotundo a la presión y las amenazas de China