Talento contemporáneo
En el tiempo de las músicas negras y de los ritmos urbanos –una combinatoria que algunos parecen haber descubierto ahora con gran estrépito mediático–, las estrellas con justificada luz propia son a veces caras de vislumbrar. No es el caso, afortunadamente, de Stormzy, uno de esos talentos indiscutibles cuya emergencia ha estado muy ligada a ese renacer hace más o menos un lustro del grime. Y lo cierto es que el rapero que combina con sabiduría e intuición carnal electrónica, hip hop y dancehall se ha convertido en un tiempo breve en una de las indiscutibles estrellas de la escena musical británicas. La mejor prueba la constituyó el bombazo que supuso su debut discográfico en formato álbum hace solo tres años, un Gang signs & prayer que subió a lo más alto. Ahora con
Heavy is the head, el rapero británico se confirma no solo en su país si no sobre todo en la escena estadounidense como una de las grandes popstars planetarias. Composiciones adictivamente contemporáneas, a las que no han dudado en aportar esfuerzo nombres curiosos en estas tesituras como el nigeriano Burna Boy o el ubicuo Ed Sheeran en Own it. Y por lo tanto composiciones que esquivan el camino fácil a la diana pop para transitar con brillante resolución tanto por las sendas del gospel y del r’n’b que tan familiares le son (Rainfall o One second) como especialmente del grime, en temas tan deslumbrantes como Wiley flow y Big Michael. Valorables algunas de sus letras que sustancian su calidad humana (Do better, Superheores) o su clarividencia sobre las engañosas caras del éxito (la citada One second).