Querido Joan
Homenatge a Joan Guinjoan
Intérpretes: Bcn 216 Dirección: Ernest Martínez Izquierdo
Lugar y fecha: Petit Palau
(9/I/2020)
En junio, la SGAE organizó un sensible homenaje al maestro Guinjoan
con intérpretes que en su mayoría habían sido destinatarios de sus obras, como Lluís y Gerard Claret o Josep Colom. Ahora otros intérpretes se han unido en el Palau para hacernos disfrutar del impresionante caleidoscopio musical de Joan Guinjoan a un año de su muerte.
Es necesario que los alumnos de centros superiores conozcan más a fondo esta generación de Guinjoan y sus antecedentes: de ellos es el mérito de lo que tenemos hoy. Muchos
conocen más a Lachenmann que nuestro repertorio, y así no sabemos donde estamos. Es necesario conocer lo que ha pasado –en este caso, mucho– para mirar adelante. Obras como GIC 79, con que el Bcn216 abrió el programa, es una antología viva de una historia musical importante, además de ser una obra sorprendente en brillo y vitalidad. Otra referencia, Barcelona 216, fue dedicada a uno de los grupos que han continuado hasta hoy con la labor iniciada por el GIC o por el Diabolus de Guinjoan en cuanto a difusión e interpretación.
Plena de contrastes de color y texturas, la importancia de la cuerda y la capacidad expresiva es otra de las referencias de Guinjoan. Y quién mejor para interpretarla que Ernest Martínez Izquierdo, responsable de su estreno, que en este concierto dio mucho de sí, trabajando con gran sensibilidad las obras del querido Guinjoan con importantes matices expresivos y precisión. El Recordant Chopin para piano pertenece a las admiraciones de Guinjoan, pianista también, que fiel a sus concepciones estéticas dibujó estos recuerdos. Solía decir cuando compartía los pasajes de algunas obras, imitando con sonidos lo que escribía a lápiz, “esto es Guinjoan”, y es cierto, hay un lenguaje propio en esta música que escribía a veces con naturalidad y de la que hay que desvelar las claves.
El concierto culminó de manera brillante con otro hito: el Homenaje a Carmen Amaya, para grupo de percusión, en una interpretación personal y muy sensible, dejando oír los silencios por los que circula también el ritmo interior de la obra, pieza de una escritura sutil que sólo en breves momentos utiliza el potencial sonoro abierto del grupo, prefiriendo deambular por timbres, contrapuntos, ritmo y sonoridades muy sensibles que conectan con el espectador. Sigues felizmente con nosotros, querido Joan Guinjoan.