La Vanguardia

PROTESTAS EN IRÁN POR UN “ERROR” TRÁGICO

El Gobierno iraní admite que abatió con un misil el avión con 176 pasajeros

- CATALINA GÓMEZ ÁNGEL

Manifestac­ión ayer ante la Universida­d Amir Kabir de Teherán en solidarida­d con las víctimas del Boeing abatido.

Los periódicos iraníes quedaron ayer desactuali­zados antes de que los quioscos abrieran. Lo que había sido calificado el viernes de “gran mentira” por el portavoz del Gobierno, y que era recogido por los diarios junto a otras declaracio­nes que negaban tajantemen­te que el avión ucraniano fuera derribado por misiles iraníes, como aseguraban con cada vez más insistenci­a las agencias de inteligenc­ia occidental­es, pasó a convertirs­e en un “error imperdonab­le”.

Así lo reconocía el presidente,

Hasan Rohani, después de que se hiciera público un comunicado de las fuerzas armadas difundido a muy tempranas horas de la mañana por televisión, donde reconocían que la tragedia del avión –abatido poco después de despegar de Teherán– fue provocada por un error humano. Dos misiles de corto alcance disparados en una de las noches de mayor tensión desde la guerra con Irak en los ochenta, acabaron con la vida de 176 personas, la mayoría iraníes o de origen iraní que vivían sobre todo en Canadá.

“Un error humano en tiempos de crisis causado por la temeridad de EE.UU. ha conducido al desastre”, escribía en un tuit el ministro de Exteriores, Mohamed Yavad Zarif, que como muchas autoridade­s apuntaba a la responsabi­lidad de Washington por haber llevado a ambos países al borde de una guerra. El asesinato del general de la Fuerza Quds, Qasem Soleimani, el 3 de enero, desencaden­ó una escalada que tuvo su momento más crítico en el ataque de bases iraquíes con presencia estadounid­ense el pasado miércoles, cuatro horas antes de la tragedia del avión ucraniano.

“Esa noche todas las bases estaba en alerta máxima”, reconoció hacia el mediodía el comandante de las fuerzas aeroespaci­ales, Ali Hayizagund­os deh, el encargado de la Unidad de la Guardia Revolucion­aria de dar la cara. “Asumo la responsabi­lidad y toda decisión que se tome”, dijo en una intervenci­ón que la televisión pública pasó con 10 minutos de retraso. “Hubiera preferido estar muerto a dar esta noticia”, añadió.

El general recordó que esa noche el ejército estaba en alerta porque Trump había amenazado con responder atacando 52 localizaci­ones iraníes y tenían noticias de que EE.UU. había disparado misiles. Hayizadeh dijo que el operador que apretó el botón actuó solo. “Él debió haber llamado para informar, pero el sistema no funcionó. Tenía 10 se

para disparar o no hacerlo, y decidió lo equivocado”, dijo el general, que más que aclarar la situación dejó abiertas decenas de preguntas que se repetían los iraníes.

¿Por qué los Guardianes y la organizaci­ón de aviación civil no coordinaro­n el cese de los vuelos comerciale­s esa noche a pesar de que Hayizadeh asegura haberlo pedido? ¿Por qué derrumbaro­n precisamen­te ese avión si aquella noche habían despegado otros siguiendo la misma ruta? ¿Por qué tardaron tanto en informar al Gobierno y al líder supremo? Según Hayizadeh, siguieron el proceso de investigac­ión interna de las fuerzas armadas, aunque admitió que el mismo miércoles él supo lo que había ocurrido.

“No escondimos nada”, aseguró. Pero los tres días que el Gobierno tuvo al país en la confusión y el engaño se han venido en su contra. La unidad que se había logrado entre la sociedad desde el asesinato de Soleimani –incluido un sector que no apoya al régimen pero que rechazaba el asesinato cometido por EE.UU.– se ha desvanecid­o. Ayer las redes se inundaron de comentario­s contra el proceder del régimen.

“Esto ha dañado la confianza social”, reconocía el vicepresid­ente, Eshaq Jahangiri. Todos los que salieron a defender vehementem­ente

VUELCO

Tras negarlo tres días, el régimen reconoce el error y acusa a EE.UU. por la tensión

INDIGNACIÓ­N

Cientos de personas exigen justicia en Teherán antes de ser dispersada­s

que Irán no había sido el responsabl­e, que todo era una campaña orquestada por los enemigos de Irán, tuvieron que rendir acto de contrición. Desde el embajador iraní en Gran Bretaña a periodista­s locales pedían perdón. Incluso ayer se planteaba la importanci­a de tener una prensa independie­nte y crítica.

“Me siento engañado y abandonado por el Gobierno. Ha quedado demostrado de nuevo que no les importa la vida de la gente. Admitieron su responsabi­lidad sólo porque no pudieron aguantar la presión internacio­nal, si no, hubieran mantenido la mentira como otras veces”, decía Ali, vendedor de joyas del bazar de Teherán.

Desde el asesinato de Solemaini, más de 250 iraníes han fallecido. Esto incluye alrededor de 60 personas que murieron en una estampida durante su funeral en Kerman, donde la logística no supo responder a la gran multitud que llegó desde muchas ciudades del país.

La rabia popular se hizo aún más evidente al final de la tarde, con concentrac­iones frente a dos de las más importante­s universida­des de Teherán –Sharif y Amir Kabir– donde varios centenares de personas gritaron “abajo los mentirosos”, “la dimisión no es suficiente, exigimos un juicio” o “muerte al dictador”, antes de ser dispersado­s con gases lacrimógen­os. Al parecer, agentes vestidos de civil arrestaron a varios participan­tes. La agencia de noticias semioficia­l Fars informó de las protestas, cifrando en un millar los manifestan­tes. Algunos rompieron imágenes de Solemaini.

Entre las víctimas del avión había muchos jóvenes, exalumnos de estas universida­des, que iban a Canadá a continuar sus estudios. “Estoy aquí para recordar a mi amiga Bahar, ingeniera ambiental, que vivía en Canadá desde hace 10 años. Era una mujer muy exitosa y había dicho que quería hacer algo para ayudar a su país”, contaba Amir, un joven que participab­a en las protestas, en un principio convocadas para prender velas por las víctimas.

Los eslóganes contra el Gobierno llegaron rápidament­e. “No tengáis miedo, no tengáis miedo. Estamos juntos”. La represión contra las protestas del pasado noviembre está muy presente. Según Amnistía Internacio­nal hubo al menos 304 muertos, pero nunca se confirmó el número de heridos ni de detenidos.

Rohani prometió al presidente de Ucrania que se llegará hasta el final. Hayizadeh dijo que los responsabl­es serán entregados a la justicia, pero hasta ahora nadie ha dimitido. “Me gustaría que al menos una persona hubiera renunciado en estas circunstan­cias”, tuiteaba Shahindokh­t Molaverdi, vicepresid­enta para Asuntos de la Mujer en el primer mandato de Rohani.

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ABEDIN TAHERKENAR­EH / EFE
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ALI MOHAMMADI / BLOOMBERG L.P. LIMITED PARTNERSHI­P “Abajo los mentirosos” o “Exigimos un juicio” fueron algunos de los gritos que ayer se escucharon en las protestas en Teherán

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