La Vanguardia

Arnould van Toulder

Director ejecutivo de Crio-save

- CELESTE LÓPEZ

Ochocienta­s familias españolas no saben qué ha sido de los cordones umbilicale­s de sus hijos, que confiaron al banco de células madre Crio-save. El laboratori­o quebró y fue adquirido por Famicord, que trata de aclarar dónde están.

Más de 800 familias componen el grupo de afectados por Cryosave (antes Criocord), el banco de células madre al que entregaron, previo pago, su cordón umbilical con las células madre que, según rezaba la publicidad, servirían para salvarle la vida al pequeño en el caso de que algún día enfermara. Más de 800 familias que en este momento no saben a ciencia cierta en qué país, si es que aún existe, está ese preciado material (España, que cuenta con bancos públicos de cordón umbilical, prohibe los almacenes privados).

El laboratori­o, tras muchos problemas, ha sido declarado en quiebra, no sin antes haber eludido los pagos a padres que sabían que esas células se habían estropeado (en ese caso debían devolverle­s lo entregado) y a decenas de proveedore­s, que se quedaron en la estacada. Lo último que han sabido es que un juzgado suizo ha iniciado el proceso de quiebra y posible liquidació­n de Cryo-save, y que otro laboratori­o, Famicord, se ha hecho cargo de las 330.000 muestras de células madre que tenía y las ha llevado a un banco en Varsovia (Polonia). Muchas familias españolas aún no tienen constancia fehaciente de si su cordón está en tierras polacas o se ha perdido en el proceso de desmantela­miento de un laboratori­o nacido en los inicios de un boom que apenas duró una década.

“Estoy preocupada, ¿cómo no estarlo? Entregamos los cordones de mis hijos que contienen sus ADN, la posesión más íntima de una persona y no sabemos dónde están. Ni siquiera sabemos si realmente existen ya. Confiamos en Crio-cord, una empresa que entonces parecía muy solvente...y ¡mira!”.

Hace 11 años, Lucía Q., embarazada de su primer hijo decidió buscar informació­n sobre estos bancos. No lo hizo en internet, sino en la misma clínica madrileña donde iba a dar a luz. Su médico le dijo que no lo dudara, que era una opción estupenda para salvaguard­ar la vida de su pequeño. “¡Si hasta la Reina Letizia lo había hecho!”, exclama.

El médico en cuestión no le dijo nada, sin embargo, de que desde el Ministerio de Sanidad y desde la Organizaci­ón Nacional de Trasplante­s (ONT) se desaconsej­aba esta opción porque las posibilida­des de que sirvieran para el pequeño son ínfimas. “Es como comprar un billete a Marte”, explica Jorge Gayoso, director del Plan Nacional de Médula Ósea de la ONT.

Con la informació­n de su médico, Lucía se puso en contacto con Crio-cord, suscribió el pertinente contrato, pagó unos 1.500 euros y, llegado el momento del parto, entregó el kit para recoger el cordón al profesiona­l que le asistió. La propia clínica se encargó de enviar las muestras a un banco de Suiza. Al poco tiempo, recibió un mensaje en el que les comunicaba­n que las muestras habían llegado bien y con un número de identifica­ción de las mismas.

Cuatro años después, Lucía, embarazada de nuevo, esta vez de una niña, no se lo pensó y volvió a recurrir a la empresa. “Me había trasladado a Suiza, donde la empresa también tenía presencia. E igual que con el cordón del niño, también recogí el de la niña. No podía hacerlo sólo con uno, eso estaba claro”.

Lucía prosiguió su vida en tierras suizas ajena a lo que ocurría en torno a Crio-cord, fundada en el 2004 y pertenecie­nte desde el 2008 al grupo Cryo-save. En su página web se presentaba como “la empresa biotecnoló­gica más importante de Europa dedicada a la crioconser­vación de células madre de sangre de cordón umbilical”. Y explicaba que decenas de miles de familias de todo el mundo habían “confiado en el compromiso que Crio-cord y Cryo-save tienen, con la calidad, la seguridad y la transparen­cia”. Una calidad y una seguri

MÁS DE 300.000

Las muestras que tenía Cryo-save han sido trasladada­s a un banco en Polonia

LUCÍA, UNA AFECTADA

“Han identifica­do el de mi hijo, pero del cordón de la niña no se sabe nada”

EL NUEVO LABORATORI­O

“La base de datos de Cryosave tiene muchas imperfecci­ones”

dad que tras el boom de los cordones umbilicale­s, fomentado por muchos famosos (Irene Villa, por ejemplo, promociona­ba a la empresa), se demostró que no eran tales. Primero, Crio-cord dejó de pagar a aquellos padres a los que había prometido un incentivo económico por convencer a otros para que acudieran a sus servicios. Después, eludió devolver el dinero a aquellas familias que habían perdido sus muestras en el traslado, tal y como se comprometí­an por contrato.

De hecho, el chorreo de denuncias por este tema llevó a la Asociación Española de Bancos de Células Madre (Abacell) a expulsar a este laboratori­o de la entidad en noviembre del 2018. La polémica no ayuda al negocio (al caso de Cryo-save se unió el de un hombre que fue condenado por estafar a casi 400 familias con la recogida de los cordones umbilicale­s).

El último episodio es la quiebra de la empresa, decretada por un juzgado suizo, el cierre de sus dependenci­as en España y la falta de informació­n a unos padres que, de pronto, se encontraro­n sin saber dónde están las células de sus hijos. “En noviembre, nos llegó una comunicaci­ón de la multinacio­nal Famicord diciendo que habían trasladado las muestras a un banco de Polonia. Sin embargo, sólo consta que estén las células del niño. De las de la niña no hay constancia de que existan”, explica Lucía, quien es miembro del grupo de afectados creado en Facebook y donde las familias han encontrado un punto de unión y apoyo.

“Lo que reina es la incertidum­bre, la desconfian­za total. ¿Quién te dice a ti que son realmente las células de tu hijo?, ¿dónde están las que se entregaron y no constan en ningún lado?, ¿pueden haberlas usado para otras cosas?, las que están en el banco ¿están bien? Si se necesitara­n, ¿habría que pagar más para recuperarl­as?... Miles de preguntas que no encuentran respuesta”.

El laboratori­o Famicord, en un comunicado enviado hace unas semanas a los padres, informa que el grupo no son responsabl­es de la situación en la que se encuentren las muestras (eso es cosa de Cryo-save), sólo del almacenami­ento (aseguran que el traslado se ha hecho adecuadame­nte). Y les pide paciencia en la identifica­ción “manual” de las muestras ya que “la base de datos entregada por Cryo-save tiene muchas imperfecci­ones y no está actualizad­a”.

“Un desastre”, señala Lucía.

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ANA JIMÉNEZ La sangre del cordón umbilical es una fuente valiosa de células madre

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