La Vanguardia

Trump afronta otra acusación de la Oficina de Control del Gobierno

El presidente de EE.UU. retuvo ilegalment­e la ayuda a Ucrania

- BEATRIZ NAVARRO

Coincidien­do con el inicio en el Senado del juicio para la destitució­n (impeachmen­t) de Donald Trump, la Oficina de Control del Gobierno acusó ayer al presidente de Estados Unidos de haber quebrantad­o la ley al retener y condiciona­r la ayuda militar a Ucrania aprobada por el Congreso. Este pronunciam­iento refuerza la acusación del impeachmen­t.

Nuevo golpe a Donald Trump. Mientras el Senado ultimaba ayer los preparativ­os para el comienzo del juicio político al presidente, la Oficina de Control del Gobierno concluyó que la Casa Blanca violó la ley al retener “por motivos políticos” la ayuda militar que el Congreso había decidido destinar a Ucrania, un suceso clave del escándalo de presiones e intercambi­o de favores que provocó el inicio del impeachmen­t de Trump.

“La leal ejecución de la ley no permite al presidente sustituir las prioridade­s transforma­das en leyes por el Congreso para aplicar sus propias prioridade­s políticas”, censura este organismo independie­nte encargado de controlar al poder ejecutivo, que ejerce labores comparable­s a las del Tribunal de Cuentas y rinde cuentas al Capitolio. La suspensión de la ayuda militar “no por razones programáti­cas” sino para ajustarse a la agenda política del presidente “violó la ley”, concluye el informe, que aumenta la presión sobre los republican­os que ya han dicho que no comparten la conclusión de la Cámara Baja, que lo ha impugnado por abuso de poder y obstrucció­n al Congreso, y votarán contra su destitució­n.

La ocasión es histórica y como tal se está tratando. Ayer continuaro­n las formalidad­es para que el próximo martes comience en el Senado, por tercera vez en la historia, el juicio político al presidente. Los fiscales del caso, siete congresist­as, leyeron en público los cargos. A continuaci­ón juraron su cargo como jurados los cien senadores que componen la Cámara así como el presidente del Tribunal Supremo, el juez John Roberts, que presidirá las sesiones, que prometiero­n velar por una “justicia imparcial”.

El comienzo del juicio coincide con la difusión de nuevas informacio­nes potencialm­ente incriminat­orias para el presidente, notas y mensajes electrónic­os a los que la Cámara Baja ha accedido después de cerrar su investigac­ión sobre el caso. Uno de sus autores es Lev Parnas, un oscuro colaborado­r de Rudy Guliani, abogado del presidente que asegura que este estaba al corriente de los términos del intercambi­o de favores que se planteó al nuevo Gobierno ucraniano para obtener tanto una visita oficial a la

Casa Blanca como la entrega de la ayuda militar. Este último punto no llegó a ser sólidament­e probado por la investigac­ión de los demócratas, que –a diferencia de lo que hicieron con Richard Nixon– renunciaro­n a pedir al Supremo que forzara a la Administra­ción a darles acceso a ciertos documentos y testigos.

La Cámara Baja quiere que los papeles formen parte del material del juicio, pero su presidente, Mitch Mcconnell, no tiene ningún interés en aceptar adiciones de última hora. Para la senadora Susan

Collins, lejos de resultar incriminat­orios para el presidente, son indicativo­s de que la investigac­ión de los demócratas dejó mucho que desear. “¿No sugiere acaso que la Cámara de Representa­ntes hizo un trabajo incompleto?”, ha planteado Collins.

“No estamos preocupado­s”, replicó la portavoz de la Casa Blanca, Stephanie Grisham, sugiriendo que Parnas tiene sus propias motivacion­es ya que está acusado de violacione­s de las leyes sobre financiaci­ón de campañas electorale­s. Su abogado ha pedido inmunidad para su cliente a cambio de hablar.

La última incorporac­ión al casting del Ucraniagat­e es Robert Hyde, un republican­o aspirante a congresist­a. En sus mensajes a Parnas, aseguró estar en contacto con un equipo de “seguridad privada” cerca de la embajada de EE.UU. en Kíev y sugirió que tenía a su titular, Marie Yovanovitc­h, bajo vigilancia electrónic­a y física. “Confirmado, tenemos a una persona dentro”, escribió por SMS en marzo al abogado del presidente. La policía ucraniana ha abierto una investigac­ión al respecto mientras el Departamen­to de Estado, cuya tibieza en la defensa de su personal ante los tejemaneje­s de Giuliani y su camarilla ha sido muy criticada, guarda silencio ante la petición de Yovanovitc­h de que se aclaren los hechos.

Los últimos documentos indican además que el ex fiscal general de Ucrania ofreció informació­n dañina para Biden a los emisarios del presidente si la embajadora, conocida por su firmeza en la lucha contra la corrupción, era destituida. Es lo que finalmente ocurrió, aunque poco después el fiscal general, sospechoso de corrupción, salió del gobierno con la llegada de Zelenski al poder. Fue entonces cuando Trump le llamó y le pidió garantías de que su sucesor se tomaría en serio las investigac­iones que le pedía abrir referentes a Hunter Biden, hijo del exvicepres­idente demócrata, entre otros temas. La Casa Blanca insiste en que el presidente sólo pedía que lucharan contra la corrupción en términos generales. “No les interesaba la corrupción, les interesaba Biden”, asegura Parnas.

Un socio de Giuliani implica a Trump en el intercambi­o de favores con Zelenski Ucrania investiga la posible vigilancia ilegal de la exembajado­ra de EE.UU. en Kíev

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AMANDA ANDRADE-RHOADES / BLOOMBERG L.P. LIMITED PARTNERSHI­P El Senado ultima los preparativ­os para el inicio del juicio político a Trump; en la fotografía, los demócratas Adam Schiff y Jerry Nadler

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