El juego ya es una forma de ocio más para los jóvenes
Los jóvenes entienden que apostar es una forma de ocio más y aseguran que los menores acceden a las casas de juego sin problema
Apostar con dinero forma parte del ocio juvenil, incluso más, por ejemplo, que ir al cine. Tanto es así que las casas de apuesta son un punto de encuentro de los jóvenes, como antaño lo eran los salones recreativos. Tan normalizado está, que incluso reservan parte del dinero que sus padres les dan a la semana para jugar. Sí, reconocen que corren el riesgo de perderlo, pero ganar les proporciona un cierto estatus en el grupo. De hecho, muchos sueñan con ser profesionales del juego y ganarse así la vida.
Así lo indica la investigación Jóvenes, juegos de azar y apuestas, del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción
(Fad), un trabajo cualitativo sobre las percepciones de los jóvenes de entre 18 y 24 años en relación con los juegos de azar y las apuestas con dinero, tanto online como presencial. En los grupos de discusión han participado jóvenes (jugadores como no jugadores) y expertos.
Del mismo se desprende que los jóvenes empezaron a jugar y a apostar cuando no habían cumplido los 18. Entraban en las casas de apuesta de manera fácil, sin apenas supervisión, pese a que está prohibido. “Cuando empecé era menor. Y bueno, hay sitios en los que no te piden el DNI. Entras y no pasa nada. Hoy en día, está a la orden del día. Allí donde vas, algún menor siempre hay (...)”, señala uno de los participantes en el estudio.
Para ellos, jugar y apostar es parte del ocio actual; una forma de divertirse en grupo y hacer nuevos amigos. Las primeras apuestas son pequeñas, pero, si ganas, son suficiente para aumentar las posibilidades de querer seguir jugando. Atrae y engancha la percepción de la recompensa inmediata y va generándose un imaginario en torno al “dinero fácil”, señala el estudio, que indica que es en ese momento cuando se consolida motivación económica y hábito.
Los jóvenes no ven en absoluto que haya algún problema con jugar y apostar. “Todo el mundo juega”, reiteran. Lo han visto de siempre en su casa, jugando a la lotería o a la quiniela, por ejemplo. Consideran además que es algo pasajero, propio de la edad.
ACTIVIDAD COTIDIANA
Tan normalizado está jugar que muchos le reservan parte de su paga semanal
LOS EXPERTOS DICEN
La publicidad es “abrumadora”, con contenidos fantasiosos e irreales
Esta visión despreocupada contrasta con la de los expertos que indican que el hecho de que España sea un país donde se consolida una percepción no problemática de muchos juegos “tradicionales” genera un clima que puede alimentar determinadas conductas de riesgo. Recuerdan que ha aumentado el número de jóvenes con problemas derivados del juego. Y aunque para muchos expertos aún no pueda considerarse una alarma social o sanitaria, sí se considera un problema creciente que es necesario abordar.
El aumento y normalización de esta práctica se ha confirmado en la Encuesta sobre Uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (Estudes), en la que se confirma que en dos años (del 2016 al 2018) han aumentado casi cuatro puntos porcentuales el número de jóvenes de entre 14 y 18 años que han jugado con dinero online y casi un 10% quienes lo han hecho presencialmente en algún local.
Aunque los jóvenes sí perciben algunos riesgos y problemas asociados al juego, estos se centran en la pérdida de dinero y, en menor medida, en la pérdida de tiempo. Siempre y cuando “se cumpla” con las obligaciones familiares y escolares, no se juzga el hábito de juego con dinero como algo patológico, sino como una práctica que engancha y que también divierte, que puede llegar a no ser buena, pero que no es nociva en sí misma.
Los jóvenes de 18 a 24 años afirman que comienzan jugando con dinero de forma presencial. Pero posteriormente se pasan al modo online. Las ventajas que perciben en esta modalidad de juego tienen que ver con el anonimato, con la posibilidad de jugar cuando y donde sea sin restricciones. Su práctica no es tan social sino que tiene que ver con la obtención de un beneficio inmediato y rápido.
Para los expertos, el juego online presenta unos riesgos diferentes. Por una parte, es más difícil el control del gasto al tener generalmente una tarjeta bancaria asociada; es más difícil controlar el tiempo de juego, ya que existe
una total libertad; y, por último, es más difícil controlar el acceso de menores.
Los expertos en adicciones ponen atención en cómo dicha publicidad extralimita sus espacios de aparición, propiciando una sobreexposición y cierta sensación “abrumadora”. Y señalan el riesgo de que las principales estrategias publicitarias del sector se centren en contenidos fantasiosos, banales, no realistas, que exageran las posibilidades reales de ganancias.
También se considera preocupante que apueste por el regalo de bonos gratuitos o de descuentos para “enganchar” en las primeras experiencias con el juego y, sobre todo, que muestre mensajes y situaciones que pretenden actuar como reforzador social y de identidad, asociado al juego: puedes ser especial si ganas, aunque no lo seas de otra manera.
En cuanto a la regulación existente, los jóvenes de 18 a 24 años la consideran suficiente, pero también confiesan que es muy fácil no respetarla. Hacen una especial mención a la facilidad de acceso que encuentran los menores en las salas de juego.