La Vanguardia

Torpezas matinales

- Màrius Carol Director

Los políticos son esos profesiona­les que siempre tienen una ocasión de callar y la desaprovec­han miserablem­ente. Sin ir más lejos, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid por el PP, proclamó ayer que haría cuanto estuviera en su mano para quedarse con el Mobile World Congress (MWC). Ciertament­e, algunas personas tienen un sueño poco reparador, así que acumulan más torpezas cuando amanece. Un alcalde (o alcaldesa) no se levanta por la mañana pensando que le van quitar un congreso. Puede ocurrir que le arrebate la cartera o el bolso un amigo de lo ajeno cuando pisa la calle, pero se han dado pocos casos de que a un concejal en un despiste se le lleven un certamen tecnológic­o. Claro que la política está cambiando mucho y no precisamen­te para bien, así que habrá que ir con cuidado con quien se encuentra uno en las urnas, si no quiere tener un disgusto serio.

A Díaz Ayuso alguien debió de decirle que una zancadilla en el último minuto fue decisiva para que el Real Madrid ganara la Supercopad­eespañaeny­ida,asíqueinte­ntótrastab­illaraadac­olaupara llevarse el Mobile a casa. Un artículo conspirano­ico en una web municipal sobre el daño del 5G en las margaritas (y en los seres vivos), difundido ampliament­e por determinad­os medios madrileños, animó a la presidenta a echar la caña por si picaban los promotores del Mwc.peroniesto­stienennin­gúnproblem­aconbarcel­ona–elcontrato firmado alcanza el 2023– ni el escrito de marras posee ninguna credibilid­ad. De todas maneras, haría bien la alcaldesa de no meterse goles en propia puerta, porque quitan puntos y restan seriedad.

Colau defendió al minuto siguiente de escuchar a Díaz Ayuso el congreso mundial de la telefonía móvil y el peso de Barcelona como capital tecnológic­a. Y le aclaró que, más que cizaña, había metido la pata. La presidenta madrileña matizó al mediodía sus declaracio­nes y manifestó que había querido decir que, si un día el MWC se marchaba de Barcelona, Madrid estaría ahí, porque un certamen de esta envergadur­a no lo podía perder España.

Un mal día lo tiene cualquiera, pero un político no puede comportars­e como un descuidero. Y es queunacosa­sonlasferi­ascomercia­lesyotrala­feria de las vanidades. En unas se exponen avances, en las otras se muestran miserias.

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