El pacto con Podemos no pasa factura al PSOE, según el CIS
El barómetro de diciembre pronostica un escenario similar al del 10-N
Los golpes de volante no parecen pasar factura a Pedro Sánchez. El último barómetro del CIS dibuja un pronóstico electoral prácticamente idéntico al resultado de los comicios del 10-N. Y ello a pesar de que este sondeo se realizó entre el 29 de noviembre y el 19 de diciembre; es decir, tras el pacto súbito con Unidas Podemos y con la expectativa cada vez más firme de un acuerdo con los independentistas de ERC para sacar adelante la investidura. Las pesadillas que semejantes socios parecían provocar en el candidato socialista no debían ser compartidas por sus votantes, que, según la encuesta, elegirían en su gran mayoría la misma papeleta si hoy se celebraran nuevas elecciones.
De hecho, el PSOE mejoraría incluso su resultado de noviembre en tres décimas, mientras que Unidas Podemos y Vox cosecharían magnitudes similares. Por su parte, el PP perdería casi un punto –aunque se mantendría por encima del 20% del sufragio– y sería de nuevo Ciudadanos la formación más damnificada ante un eventual retorno a las urnas: cedería más de un punto, lo que en su caso supondría casi un 20% del capital electoral que salvaguardó del naufragio del 10-N.
Al mismo tiempo, el sondeo parece sugerir que el conflicto catalán –percibido como el tema más presente en la campaña electoral– está bastante amortizado como principal influencer a la hora de condicionar el voto de los españoles. Es cierto que el 24% de los consultados admite que lo ocurrido en Catalunya tras la sentencia del procés yenla precampaña influyó en la orientación de su voto. Pero esa tasa superaba el 40% en la última encuesta preeelectoral, realizada durante la campaña. Y, además, el tema catalán sólo condicionó sensiblemente el sufragio del votante conservador: más de un tercio de los electores del PP o Cs y casi el 60% de los de Vox.
Sin embargo, el barómetro de diciembre incluye indicadores que reflejan un consolidado malestar con la clase política. Para empezar, un 75% de los consultados siguen calificando de “mala” o “muy mala” la situación política (frente al 51% que tiene esa misma opinión de la coyuntura económica). Y lo que es aún más significativo: casi el 50% de los españoles señalan a la clase política como uno de los tres principales problemas de España, sólo por detrás del desempleo (que registra uno de los porcentajes más bajos desde el final de la recesión).
En un leve contraste con ese lúgubre estado de ánimo colectivo, los líderes políticos registran una ligerísima mejora en su puntuación, aunque todos ellos continúan por debajo del listón del aprobado. Sólo Sánchez se coloca por encima del 4
La clase política se consolida como el segundo problema más citado, sólo por detrás del desempleo
mientras que la progresiva mejoría de Abascal lo mantiene aún en el terreno del suspenso severo.
El barómetro, concebido como una encuesta postelectoral, revela también algunas de las interioridades de los comicios del 10-N. Por ejemplo, Pablo Iglesias ganó con holgura el debate a cinco, mientras que Sánchez y Abascal quedaron empatados en la práctica. Sin embargo, sólo un 4% de quienes vieron el debate cambió su intención de voto (pero sólo la mitad de ellos acabó votando a un partido distinto del que tenía previsto anteriormente).
Por último, la inhumación del dictador Franco sólo influyó en el voto del 6% de los electores (y en mayor medida entre los votantes conservadores), aunque en la casi totalidad de los casos para reafirmar el sentido previo de su papeleta. Al mismo tiempo, sólo un 18% de los electores consideró los repetidos comicios del 10-N más importantes que los del 28-A.