La Vanguardia

‘The crown’ (temporada 3)

- Albert Montagut

Será interesant­e ver, en un hipotético episodio futuro de The crown, cómo tratarán los guionistas de la serie el reciente conflicto de intereses entre Isabel II y los duques de Sussex, Enrique y Meghan. Es evidente que, si los creadores de este exitoso drama televisivo alargan su magnífica saga, este episodio será ineludible.

The crown no ha recibido todos los premios posibles por casualidad. La idea de Peter Morgan, inspirada en la legendaria Downton Abbey y la magnífica

The Queen, ha ayudado a las audiencias de medio mundo a entender las entelequia­s de los Windsor y hacerse una idea aproximada de lo que sucede en el interior de Buckingham, Balmoral o Windsor. Y la forma elegida por los creadores de The crown ha sido no regatear medios, esfuerzos y belleza cinematogr­áfica, además de unas interpreta­ciones magistrale­s.

Hay que recordar a Claire Foy, la actriz que interpreta a Isabel II en la parte más temprana de su reinado, y a Matt Smith, el duque de Edimburgo, en las dos primeras temporadas. Han estado igualmente perfectos, en sus papeles en la tercera temporada, la oscarizada Olivia Colman (Isabel II), Tobias Menzies (Príncipe Felipe) o Helena Bonham Carter (Princesa Margarita).

La reina Isabel II, con todo, sale airosa de los guiones que ha preparado Morgan y que con tanto éxito ha producido Left Bank Pictures para Netflix. Tanto la música como las diferentes direccione­s de la serie son un deleite, incluso la dramática “Aberfan” (temporada 3, episodio 3), en que se relata el peor momento o el que marcó más profundame­nte a la reina Isabel: la avalancha de 40.000 metros cúbicos de escombros de una mina de carbón, registrada en Gales el 21 de octubre de 1966, que sepultó a 116 niños.

The crown es un drama en el que se explica con claridad la filosofía que ha aplicado Isabel II en todo su reinado, que alcanza ya los 67 años y 11 meses. La reina supera uno tras otro los obstáculos que se encuentra en su camino con una fórmula mágica: la corona antes que nadie, la corona antes que ella misma.

La serie incide claramente en esa corriente de simpatía que genera todo lo británico, a pesar de su carácter arisco, distante, esnob y a veces hasta cómico. Existe esta admiración y es esa admiración la que sienten por la reina Isabel hasta los más recalcitra­ntes republican­os del continente.

Habrá que ver en las próximas semanas y meses cómo reacciona Europa ante el hecho inapelable del Brexit. Es evidente que Europa y el Reino Unido entrarán en una nueva etapa, en una entente donde emergerán aspectos muy negativos, como el creciente racismo británico y el distanciam­iento continenta­l. Hay algo que resulta evidente. The crown ha elevado la figura de Isabel II, la ha aproximado, pero veremos cómo reacciona el público europeo cuando Elizabeth Alexandra Mary sea de nuevo la reina de un país que aísla al continente.

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