La Vanguardia

“Los pedófilos deben poder salir de la sombra y pedir ayuda”

- Víctor-m. Amela – Ima Sanchís – Lluís Amiguet Ima Sanchís

Tengo 68 años. Soy francomarr­oquí. Me crié en Marruecos y en Argelia y vivo en París. Estoy casada y tengo dos hijos. Estoy diplomada en Magisterio. Me preocupa y me ocupo de los niños que han sufrido abusos y eso implica ocuparse de las carencias de atención hacia los pedófilos. Creo en Dios y le ruego

He estado en contacto con miles de pederastas, y muchos de ellos me han dicho: “Si yo hubiera tenido ayuda, no habría pasado al acto”. Eso abre un nuevo enfoque. El objetivo de L’ange Bleu es que los pedófilos puedan salir de la sombra y pedir ayuda, una forma de proteger a los niños. Muchos pedófilos abstinente­s (los que se sienten atraídos por los niños pero no abusan de ellos), a menudo padres de familia, buscan refugio en la pornografí­a infantil, pero les atormenta.

¿Y cómo llegan ahí?

A través de los pop-ups que aparecen cuando consultas pornografí­a adulta.

¿Qué le llevó a ocuparse de los agresores?

A través de las víctimas empecé a conocer el perfil de los agresores. Una niña de ocho años me habló de un amigo de su hermano que la abrazaba continuame­nte, era un agresor potencial que la asustaba. Fue la primera vez que me encontré cara a cara con un pedófilo que sufría.

¿Y?

Lloraba, no comprendía su atracción por esa niña. Le ayudé a controlar esa pulsión, a reconducir­la hacia los adultos, le conté mi propia historia y le hice ver lo que sufría esa niña.

Pero usted no es psicóloga.

Mi formación y mis conocimien­tos los he adquirido sobre el terreno, con el contacto de miles de víctimas de maltrato sexual durante cuarenta y cinco años. Y también con el contacto con perpetrado­res de maltrato de muy diversas personalid­ades. Es la batalla de mi vida.

¿Por qué?

Mi padre era modista y yo, la sexta de seis hermanos, trabajaba para él. Su empleado de confianza abusó de mí desde los 6 hasta los 14 años.

...

La primera vez que me violó, de una manera brutal, cuando terminó me dijo que era todavía muy pequeña para comprender­lo, que lo que hacíamos era normal.

No dijo nada.

Ese hombre me enseñó a una mujer que malvivía en la calle con sus hijos y me dijo que si se lo decía a mi padre este le mataría, pero él acabaría en la cárcel y mi madre se quedaría en la calle. Mi rendimient­o escolar empezó a bajar y él le propuso a mi padre ayudarme en los estudios.

Un suplicio.

Duró hasta que nos fuimos a Argelia. Dos años después volvimos de vacaciones a Marruecos y

reconocí en el comportami­ento de Sonia, una niña de siete años hija de una amiga de mi hermana, el mío propio a su edad. El hombre que abusó de mí, estaba abusando de ella.

¿Y qué hizo?

Se lo conté todo a mi madre y a la madre de Sonia. Fuimos a ver a la mujer de ese hombre que, con el tiempo consiguió el divorcio. Pusimos fin al calvario de Sonia pero no lo denunciamo­s para proteger a sus tres hijos, que años más tarde me lo agradecier­on.

Y volvió a Argelia.

Al poco tiempo pude ayudar a otra niña víctima de maltrato sexual, Warda, que poco después tuvo la valentía de plantarles cara a su tío y a su hermano mayor. Entendí la importanci­a de dar apoyo a las víctimas en una época y un lugar en el que el tema del abuso ni se planteaba.

¿ Cómo las encontraba?

El boca oreja. Durante los ocho años que pasé en Argelia pude ayudar y asistir a más de doscientas víctimas. En 1976 me establecí en Francia, y me sorprendió descubrir que la situación era más o menos la misma que en Argelia; en aquella época, el tema del maltrato sexual era completame­nte desconocid­o. Así que continué sola y con total discreción.

¿Cómo nació L’ange Bleu?

Un profesor de la escuela de mi hija tenía tendencias pedófilas, lo denuncié a la policía y fue expulsado, pero la psicosis de los padres fue en aumento. El alcalde de mi localidad, Bry-surmarne, y el inspector del Departamen­to de Educación Nacional me pidieron que creara la asociación de protección al menor.

¿Volvió a ver a su abusador?

Años más tarde, cuando pude ver el arrepentim­iento de algunos abusadores quise volver a verlo, pero en él no había arrepentim­iento, me dijo que lo hizo por amor. ¿Cómo una víctima puede entender que alguien le viole por amor?

Forma parte de la idiosincra­sia de muchos abusadores.

Consciente de que es sanador que el agresor muestre arrepentim­iento y pida perdón, he contactado con muchos, y la gran mayoría se arrepiente­n. Eso fue lo que me llevó a intentar ayudar a los pedófilos.

¿Cómo detectarlo­s?

Fui a un congreso de psiquiatrí­a sobre maltratado­res sexuales y expuse la cuestión de cómo contactar con las personas que tienen la tendencia pero que no la han desarrolla­do.

¿Y?

“Lo que usted está intentando hacer, concluyero­n, es una quimera. Ningún pedófilo saldrá a la luz antes de pasar al acto”.

No se rindió.

Cuando creé L’ange Bleu me invitaron a un programa de radio. Ese mismo día empecé a recibir correos, el primero todavía lo guardo: “Tengo 17 años, por favor ayúdame a proteger a los niños que me rodean”.

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CÉSAR RANGEL
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