La Vanguardia

La mujer del candidato Yang revela que su ginecólogo abusó de ella

- BEATRIZ NAVARRO

Ocurra lo que ocurra con la candidatur­a de Andrew Yang, aspirante a la nominación presidenci­al demócrata, la historia con la que su esposa se ha dado a conocer tardará en ser olvidada. Pocos en su familia lo sabían, ni siquiera sus padres, pero Evelyn Yang afirma que se ha sentido obligada a hablar inspirada por otras mujeres y las reacciones de agradecimi­ento de muchas familias cuando hablaron con normalidad del autismo de su hijo mayor.

“Participar en la campaña, conocer gente y ver el impacto que hemos tenido me ha empujado a compartir la historia de mi agresión sexual”, ha contado Emily Yang, de 38 años, en una entrevista exclusiva con la CNN. Le ocurrió en Nueva York en el 2012, durante el embarazo de su primer hijo. La insistenci­a de su ginecólogo, el doctor Robert

Hadden, en hablar de su actividad sexual le extrañó, pero no tenía ganas de cambiar de médico. Conforme avanzaba la gestación, “los controles se hicieron cada vez más largos y frecuentes. Luego supe que la mayoría de las veces eran totalmente innecesari­os”, ha explicado Yang, que no le dijo nada a su marido para que no se sintiera culpable por no acompañarl­e a las consultas.

Cuando estaba embarazada de siete meses, cuando ya se iba de la consulta, el ginecólogo le dijo de repente que quizás necesitara una cesárea. “Me cogió, me quitó la ropa y me examinó internamen­te sin guantes. (...) Sabía que estaba mal. Sabía que estaba abusando de mí”. No pudo echarse a correr, como siempre había pensado que haría si sufría una agresión sexual. “Me quedé helada”. Se fue de la consulta y nunca volvió. Durante mucho tiempo se culpó por lo ocurrido.

Tras el nacimiento de su hijo, recibió una carta de la consulta en la que le notificaba­n que Hadden había dejado el centro. Le dio mala espina y buscó su nombre en internet. Otra mujer le había denunciado a la policía por abusos sexuales. Fue entonces cuando dejó de culparse, admitió ante sí misma que había sido víctima de una agresión sexual y contó lo ocurrido a su marido. “Se me rompe el corazón cada vez que pienso por lo que ha pasado”, afirma Andrew Yang, un empresario tecnológic­o de origen asiático.

Al final había decenas de denuncias contra el ginecólogo. Hubo juicio y testificó contra él, pero al final, como ocurre con tantos otros casos de abusos, la Fiscalía llegó a un acuerdo con el hombre. A cambio de renunciar a su licencia profesiona­l y registrars­e como delincuent­e sexual, el médico evitó la pena de cárcel. Yang y otras 30 mujeres han denunciado ahora a la Universida­d de Columbia, donde trabajaba, por “encubrir” sus abusos.

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