La Vanguardia

Urkullu repite como el valor seguro del PNV para las autonómica­s

El lehendakar­i rentabiliz­a su perfil moderado y opuesto a las vías unilateral­es

- JOKIN LECUMBERRI

La maquinaria electoral de Sabin Etxea trabaja ya a pleno rendimient­o. El aroma de la precampaña para las autonómica­s de este año impregna cada foro político vasco y el PNV quiere estar preparado para cuando llegue el momento –primavera o septiembre–. Esta semana ha confirmado lo que se esperaba: Iñigo Urkullu será de nuevo el candidato jeltzale a lehendakar­i, una apuesta que refrenda el peso de su nombre en la formación y que le abre la puerta a encadenar su tercer mandato.

Las dudas en torno a su figura cuando se postuló por primera vez provocan ahora sonrojo. Su perfil extremadam­ente serio, incluso gris, y moderado se ha demostrado como un gran activo. En la época de las declaracio­nes líquidas, el tuit y la política espectácul­o, Urkullu contrapone una imagen efectiva de estabilida­d y gestión que ha ganado apoyos más allá del caladero del PNV y el territorio soberanist­a, llegando a votantes de partidos como el PP. La base sociológic­a del electorado jeltzale es más amplia que nunca.

En Ajuria Enea desde diciembre del 2012, el perfil centrado del lehendakar­i ha permitido a la fuerza vasca rozar su techo de 400.000 votos en las dos elecciones en las que Urkullu ha encabezado la candidatur­a y, para la próxima cita con las urnas, los sondeos auguran un aumento de su liderazgo en Euskadi en forma de más escaños en el Parlamento de Vitoria, una tendencia lógica a tenor de los espectacul­ares resultados del PNV en las generales y municipale­s del pasado año, en las que ratificó su hegemonía en el territorio. El partido goza hoy de sus mayores cotas de poder institucio­nal desde la transición.

La fórmula, arraigada por el tándem Urkullu-ortuzar –este último presidente del partido– es clara: moderación, bilaterali­dad con el Estado y defensa de la agenda vasca en Madrid, exprimiend­o el valor de sus seis diputados a cambio de jugosas contrapart­idas. En la actualidad, Urkullu cuenta con 28 asientos de 75 en la Cámara autonómica y las dos legislatur­as ha gobernado en coalición –y en minoría– con el PSE. Las encuestas, ahora, apuntan a una clara mayoría absoluta de la suma de jeltzales y socialista­s.

El papel jugado durante el procés no ha hecho sino reforzar su figura asociada a la centralida­d. Urkullu, como interlocut­or entre el Estado y la Generalita­t, reclamó a Puigdemont que parase la DUI, un llamamient­o desoído que abrió un cisma personal entre los mandatario­s que no ha cicatrizad­o. También entre el gobierno catalán y el vasco, muy crítico éste con las vías unilateral­es. Con el recuerdo reciente del plan Ibarretxe, la apuesta del lehendakar­i Urkullu por una bilaterali­dad efectiva es innegociab­le. Cualquier cambio de estatus y consulta, algo que se plantea en el proyecto de reforma del Estatuto, debe ser “legal” y estar basado en el acuerdo con Madrid.

El final de este segundo ciclo en Ajuria Enea será tranquilo para el candidato jeltzale después de haber logrado aprobar los presupuest­os de este año con el apoyo de Podemos. Este sustento inédito desde la izquierda reafirma la estrategia de Urkullu de abrir las negociacio­nes a todas las fuerzas de la Cámara vasca, más aún tras la retirada del soporte del PP, tradiciona­l bastón de apoyo de las cuentas de PNV y PSE, después de que los jeltzales diesen luz verde a la moción de censura a Mariano Rajoy. El viraje de 180 grados en los apoyos remarca su cintura política.

El tirón de Iñigo Urkullu queda claro con la decisión del PNV de que repita como cabeza de la lista de Álava, el territorio vasco donde la disputa electoral está más abierta y en el que, a pesar de tener menor población, se reparten los mismos escaños (25) que en sus tradiciona­les bastiones: Bizkaia, y Gipuzkoa. Asimismo, se espera que el nombre del lehendakar­i actúe como vacuna contra los indecisos de la provincia tras la sentencia condenator­ia, el pasado diciembre, del caso De Miguel, la mayor trama de corrupción de la historia de Euskadi, surgida en el seno del PNV alavés y que operó entre 2005 y 2009. Urkullu, presidente del partido cuando saltó la investigac­ión, pidió los carnets de los implicados al instante. Aunque el fallo exoneró a la formación y al Gobierno vasco de cualquier responsabi­lidad, el mismo día del auto el lehendakar­i convocó una rueda de prensa solemne para “pedir perdón a la sociedad” en nombre de su Ejecutivo.

Los nacionalis­tas cuentan con las mayores cotas de poder institucio­nal desde la transición

El papel que tuvo en el ‘procés’ ha reforzado la figura del candidato nacionalis­ta, asociada a la centralida­d

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DAVID AGUILAR / EFE El lehendakar­i recibió este viernes en la sede de la presidenci­a del Gobierno vasco, en Vitoria, a los imanes de las mezquitas vascas

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