La Vanguardia

La Biblia, ese libro tan misterioso

- Juan José Omella

Cuándo fue la última vez que abrimos una Biblia? Esta pregunta quizás es mejor no hacerla en las asambleas y encuentros de católicos. Si bien la Biblia es el libro más vendido en todo el mundo, para muchos suele ser un objeto decorativo, que apenas se toca si no es para sacarle el polvo. Tristement­e nos perdemos una de las lecturas que más puede transforma­r el corazón de una persona.

Probableme­nte muchos dirán que no abren la Biblia porque no saben ni por dónde empezar, que desconocen la estructura o que los textos no son fáciles de comprender. Sea lo que sea, animo a todos a no perder la oportunida­d de descubrir este libro tan misterioso, que nos abre al encuentro personal con Dios y a acoger su mensaje.

Consciente de la importanci­a de la Palabra de Dios, el papa Francisco, en su carta apostólica Aperuit illis, acordó declarar el tercer domingo del tiempo ordinario como un domingo “completame­nte dedicado a la Palabra de Dios, para comprender la riqueza inagotable que proviene de aquel diálogo constante de Dios con su pueblo”. Es por este motivo que el próximo fin de semana, la Iglesia universal celebrará el domingo de la Palabra de Dios.

Aprovechan­do esta conmemorac­ión, la semana posterior, del 26 de enero al 1 de febrero, las diócesis con sede en Cataluña celebramos la IV Semana de la Biblia. Bajo el lema Les abrió el entendimie­nto para comprender las Escrituras (Lucas 24,45), durante esos días se organizará­n actividade­s en las parroquias y comunidade­s para descubrir los tesoros contenidos en el texto sagrado. Este lema remite al pasaje del Evangelio

de Lucas que recoge el encuentro de Jesús resucitado con los discípulos de Emaús y nos quiere significar que Jesús es “el primer exegeta”, el primer y mejor intérprete de la Palabra. Asimismo, nos dice san Juan de la Cruz: “Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y esta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma”. (San Juan de la Cruz. Dichos de amor y de luz. N.99).

Animo a todas las iniciativa­s parroquial­es y de movimiento­s que promueven una profunda lectura en grupo de la Palabra de Dios. Quiero agradecer la labor de varias editoriale­s que elaboran materiales que ayudan a los creyentes a una mejor comprensió­n del texto sagrado.

La lectura atenta, constante y meditada de la Biblia, ha ido guiando la relación con Dios de generacion­es de creyentes. El diálogo con Dios se lleva a cabo de manera fecunda cuando la escucha de la Biblia es perseveran­te y consciente. Es bueno que leamos el texto sagrado como voz de Dios en nosotros, ahora y aquí, en nuestro presente y para nuestro presente.

Como nos recuerda el papa Francisco “el día dedicado a la Biblia no debe ser ‘una vez al año’, sino una vez para todo el año, porque nos urge la necesidad de tener familiarid­ad e intimidad con la Sagrada Escritura y con el resucitado”. ¡Buen Domingo de la Palabra a todos!

Tristement­e nos perdemos una de las lecturas que más pueden transforma­r el corazón de una persona

J.J. OMELLA, cardenal arzobispo de Barcelona

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