La Vanguardia

Nosotros, CHARNEGOS

Una nueva generación reivindica hoy el concepto de ‘cultura charnega’, muy lejano del de los años sesenta

- XAVI AYÉN

Paco Candel, Manuel Vázquez Montalbán, Juan Marsé… definieron en su día una estética y una ética del charnego, despojando a la palabra de su origen despectivo. En pleno 2020, hay una generación de creadores y activistas que recuperan el término dotándolo otra vez de un nuevo sentido. Libros, festivales, performanc­es y espectácul­os recientes permiten hablar de la eclosión del neocharneg­uismo.

Javier López Menacho (Jérez de la Frontera, 1982) acaba de publicar Yo, charnego (Catarata). El autor -que llegó a Barcelona hace diez años– explica que “es una palabra fronteriza, sin una etimología clara, nadie sabe muy bien lo que quiere decir, una mezcolanza. No es lo mismo hoy que en los años sesenta, o lo que será mañana”. El uso actual de la palabra remite a la inmigració­n que llegó a Catalunya de otras comunidade­s de España en los años cincuenta y sesenta, aunque hay expertos –como Ana Burgos o Eloy Fernández Porta– que apuntan incluso a su posible asunción futura por las comunidade­s latinoamer­icanas.

Término de origen despectivo, López Menacho –experto en reputación digital y autor de obras como Yo, precario o La farsa de las startups– cree que “se trata más bien de aporofobia o aversión al pobre” y que hoy “su significad­o despectivo ha sido diluido y sustituido por la palabra ñordo. La verdad es que muchos catalanes charnegos se sienten simplement­e catalanes y le sobra la etiqueta”. La escritora Cristina Morales (Granada, 1985), con más de siete años en Barcelona, habla de “identidad vapuleada, charnego no se refiere al origen sino al tránsito, es una identidad bastarda y, por tanto, sin continuida­d, en permanente cambio”. Famosos como Andreu Buenafuent­e, Jordi Évole o José Corbacho lo reivindica­n.

Las estadístic­as indican que el 70% de los catalanes procede de la emigración y, según cuenta López Menacho, “entre los apellidos más comunes, el primero de origen catalán, Vila, ocupa el puesto 26.º seguido de Serra (34.º). Todos somos charnegos, en cierto sentido”. Además, “al charnego ya no se le señala porque el miedo y la xenofobia apunta a otros colectivos migrantes” como los árabes o los africanos.

La filósofa Brigitte Vasallo (Barcelona, 1973) organizó, en abril del 2019, el primer Festival de Cultura Txarnega –escrito así, con tx– en la Fabra i Coats, del que prepara ya segunda edición para el otoño del 2020, centrada en “la subjetivid­ad y la memoria histórica”. Su propuesta es reapropiar­se del término. Cree que “charnego es un concepto que se ha definido desde fuera. Ha llegado el momento de que lo dotemos

El Festival de Cultura Txarnega, de Brigitte Vasallo, pretende “reapropiar­se el término desde dentro”

de contenido positivo. Es elástico, como cualquier identidad de hoy, como el mismo concepto mujer”.

Vasallo escribe txarnego con tx, “porque desde fuera nos lo escriben con ch o con x, y esta grafía simboliza esa reapropiac­ión”. Dice que “en mi casa nunca se ha hablado castellano, yo soy hija de gallegos, ha habido una confusión perezosa entre lo castellano y lo charnego. Pero producimos mucha cultura en catalán también. Muchas hemos tenido varias lenguas maternas. O recibido una lengua y transmitid­o otra a los hijos. Me interesa estudiar cómo construye eso la subjetivid­ad”.

Los primeros charnegos formaban parte de la clase obrera industrial de las ciudades, trabajaron en las fábricas textiles, las obras del metro, la Exposición Universal de 1929 o más tarde en la Seat. Hoy, en cambio, apunta López Menacho, “los neocharneg­os forman parte del precariado digital, son riders de alguna empresa tecnológic­a, mozos de almacén en Amazon, chóferes de Cabify o empleadas del hogar a través de una app del móvil. Comparten piso, no somos como los que retrataba Candel en 1964 en Els altres

catalans. Hoy no llegamos en aluvión sino en un goteo constante, por la falta de oportunida­des laborales en el origen. Entonces habitaban en suburbios, barracas o barrios con graves deficienci­as, hacinados en pisos, mientras que hoy viven en barrios con todos los servicios y cuentan con habitación propia. Antes no tenían estudios, eran operarios de fábrica o jornaleros, ahora han cursado estudios mínimos, cuando no superiores –el ‘charneguis­mo ilustrado’ del que habla Antonio Baños– y trabajan en el sector servicios. Ya no llegan en tren sino en vuelos de bajo coste. Catalunya ya no es su primer destino, está detrás de países como Alemania, Inglaterra o Irlanda”. El problema es que el ascensor social que tan bien funcionó en los 60 y 70 “está roto. Según la OCDE, un español que nazca en una familia con bajos ingresos tarda cuatro generacion­es (120 años) en conseguir un nivel de renta medio”.

Las manifestac­iones culturales son diversas. En el 2018 el bailaor de l’hospitalet David Romero presentó su espectácul­o Charnego, donde –entre sardanas y tangos entreverad­os– representa­ba a un andaluz que llega a la Barcelona de los años setenta. Entre los consagrado­s, Miguel Poveda o Estopa asumen el térciudad

mino, así como el grupo de tecnorumba Ladilla Rusa. La rumba catalana, a decir de López Menacho, “es el género que conecta con su idiosincra­sia, la fusión catalano-andaluza”. En el Festival de Cultura Txarnega, destacó la performanc­e autobiográ­fica de Juana Dolores (Joana Meinhof),

Massa diva per a un moviment assemblear­i, a ritmo de hits del pop, coplas y vídeos.

Rosalía merece capítulo aparte. Dice Vasallo que “nos hace un gran favor diciendo

cumpleanys, hasta ahora había una gran vigilancia hacia el catalán que hablamos los charnegos; si eres del Empordà puedes mezclar, pero si eres del Baix Llobregat no tanto”. López Menacho destaca que “el apropiacio­nismo que hace Rosalía del imaginario flamenco para crear otra cosa es muy potente. En Andalucía al principio se vio extraño, no en Catalunya, donde resultaba familiar”. La cantante “es flamenca pero no lo es, su trap no termina de serlo, hay pop con sintetizad­ores, efectos varios... Charneguis­mo”.

Las novelas recientes que reflejan ese mundo son muchas y de calidad. Toni Hill narra la épica de la Satélite de Cornellà en Tigres de cristal, el protagonis­ta de Rayos de Miqui Otero es hijo de emigrantes gallegos y Kiko Amat vive el extrarradi­o (Sant Boi y su manicomio) en Antes del huracán.otros autores adscritos a lo charnego son, para López Menacho, Javier Calvo, Álvaro Colomer, Jordi Costa, Cristina Fallarás, Guillem Martínez o Javier Pérez Andújar. En el 2002, Pérez Andújar apuntó que “ser charnego consiste en que no eres pariente de nadie ni has estudiado con nadie” aunque el autor de Paseos con mi madre no se identifica con el término y cree que se desnatural­iza al convertirs­e en una etiqueta cool. La poeta barcelones­a Raquel Delgado (La Pocha Catalana) explora las similitude­s entre charnegos y chicanos.

Políticame­nte, el charnego se resiste a la manipulaci­ón. Vasallo dice: “El problema es que el término lo secuestran la derecha y la extrema derecha españolist­as, yo no quiero que Inés Arrimadas hable de charnegos con tanta soltura, no puede hablar de mí de ese modo. El término es del pueblo. Hay charnegos de todas las ideologías, independen­tistas y unionistas”.

Entre el arte y la sociología, en el festival del año pasado, se realizó una experienci­a efímera. “Con la misma lógica de las barracas –cuenta Vasallo–, que se construyen con lo que hay y duran lo que te permiten que duren, pedimos a la gente que trajera aquello que considerab­a significat­ivo de su vida en Catalunya para construir una instalació­n. Queríamos ir más allá de la ropa sucia y los zapatos rotos. Trajeron casetes de coche, comida para palomas de la plaza Catalunya... Es construir el relato de la memoria charnega, mi obsesión es incorporar­lo a la historia de Catalunya. Yo soy catalana –como todos los charnegos– pero mi antepasado no es Guifré el Pilós, quiero que eso me lo expliquen en la escuela también”.

“El apropiacio­nismo que hace Rosalía del flamenco se vio extraño en Andalucía, pero no en Catalunya”

 ?? ÀLEX GARCIA ?? ARQUITECTU­RA DE EXTRARRADI­O
Al fondo, la central térmica de Sant Adrià del Besòs, ante edificios de viviendas caracterís­ticos del estilo que acogió a la emigración interna española de los años cincuenta, sesenta y setenta en las ciudades de Barcelona y su extrarradi­o. El complejo de las tres chimeneas ha sido definido como “la catedral eléctrica de la clase obrera” por el escritor Javier Pérez Andújar
ÀLEX GARCIA ARQUITECTU­RA DE EXTRARRADI­O Al fondo, la central térmica de Sant Adrià del Besòs, ante edificios de viviendas caracterís­ticos del estilo que acogió a la emigración interna española de los años cincuenta, sesenta y setenta en las ciudades de Barcelona y su extrarradi­o. El complejo de las tres chimeneas ha sido definido como “la catedral eléctrica de la clase obrera” por el escritor Javier Pérez Andújar
 ?? ÀLEX GARCIA ?? BAR DELICIAS, EN EL CARMEL
“El Carmel es uno de los barrios charnegos por antonomasi­a”, señala López Menacho. Juan Marsé ha situado en él varios de sus libros, y el bar Delicias es uno de sus escenarios más conocidos, frecuentad­o por público de todo tipo
ÀLEX GARCIA BAR DELICIAS, EN EL CARMEL “El Carmel es uno de los barrios charnegos por antonomasi­a”, señala López Menacho. Juan Marsé ha situado en él varios de sus libros, y el bar Delicias es uno de sus escenarios más conocidos, frecuentad­o por público de todo tipo
 ?? MANÉ ESPINOSA ?? EL ESTUDIOSO
Javier López Menacho, autor de Yo, charnego, libro entre el periodismo y la sociología en que analiza la realidad del fenómeno actualment­e y establece entre otras cosas lo
difuso y flexible de la etiqueta, que va perdiendo su origen despectivo
MANÉ ESPINOSA EL ESTUDIOSO Javier López Menacho, autor de Yo, charnego, libro entre el periodismo y la sociología en que analiza la realidad del fenómeno actualment­e y establece entre otras cosas lo difuso y flexible de la etiqueta, que va perdiendo su origen despectivo
 ?? ÀLEX GARCIA ?? MÚSICA EN EL TALLER
Un concierto en el Taller de Músics, donde la variedad de estilos musicales que se enseñan, y la fusión entre ellos, es una de las caracterís­ticas más reivindica­das por los defensores de la cultura charnega. De allí
surgió Rosalía, otro de los iconos del movimiento
ÀLEX GARCIA MÚSICA EN EL TALLER Un concierto en el Taller de Músics, donde la variedad de estilos musicales que se enseñan, y la fusión entre ellos, es una de las caracterís­ticas más reivindica­das por los defensores de la cultura charnega. De allí surgió Rosalía, otro de los iconos del movimiento
 ?? ÀLEX GARCIA ?? ENCUENTROS EN LA CALLE
Algunas zonas fronteriza­s dentro de la misma ciudad, como este rincón de Sants, cerca de la vía del tren, sirven de punto de encuentro entre jóvenes de ambientes considerad­os charnegos con los inmigrante­s de
otras comunidade­s, produciend­o nuevas mezclas
ÀLEX GARCIA ENCUENTROS EN LA CALLE Algunas zonas fronteriza­s dentro de la misma ciudad, como este rincón de Sants, cerca de la vía del tren, sirven de punto de encuentro entre jóvenes de ambientes considerad­os charnegos con los inmigrante­s de otras comunidade­s, produciend­o nuevas mezclas

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