La Vanguardia

“Este calendario no se sostiene de ninguna manera”

- SERGIO HEREDIA

El martes pasado, un tenista se fue al suelo mientras se entrenaba en Melbourne Park. Sufría un ataque de tos, consecuenc­ia de las partículas que sobrevuela­n Australia: hace dos semanas ardía el país, el continente.

Luego, otro pidió asistencia médica. Sintió que se ahogaba.

El asunto agobió a los organizado­res del Open de Australia, que mañana arranca en Melbourne. ¿Hay riesgo para la salud de los tenistas? ¿Debería replantear­se su celebració­n? ¿O posponerse?

Los expertos le dieron mil vueltas. Decidieron que nada. Se juega.

La prensa fue a preguntar ayer a los tenistas, a Nadal o a Federer, y todos respondier­on a la par. Si los organizado­res han decidido que se juega, será porque lo tienen claro.

“Dudo de que este comité pretenda perjudicar la salud de los competidor­es –dijo Rafael Nadal–. Así que yo he venido aquí a jugar”.

En realidad, a los tenistas les preocupan otros asuntos, otros de más largo recorrido. Por ejemplo, su propio futuro. ¿Es sostenible el calendario actual? (...)

La pregunta es legítima. Hasta ahora, los tenistas descansaba­n buena parte de noviembre –salvo los ocho clasificad­os para la Copa de Maestros– y todo diciembre. Y entraban en el año a medio gas, con algunos torneos de exhibición, menores, antes de afrontar el Open de Australia.

Ya no es así.

La culpa la tiene el nuevo calendario. Más largo, más exigente. La renovada Copa Davis (noviembre) y la nueva ATP Cup (enero), dos torneos por países, han intensific­ado la agenda hasta límites insospecha­dos. Donde antes había reposo, un paseo en el velero y unos días al sol, ahora hay agobio, puntos a defender y una bandera a ondear.

Y los tenistas se quejan. El domingo pasado, tan pronto como acababa la ATP Cup –Serbia derrotó a España en la final–, Rafael Nadal y Novak Djokovic aparecían en escena.

“En estas últimas semanas, he disfrutado mucho de las competicio­nes y del hecho de competir junto a mis compañeros. Eso no puedo obviarlo. La ATP Cup es una gran competició­n, pero no puedo dejar de considerar que dos Copas del Mundo (en el espacio de dos meses) son algo inadecuado. Debemos hallar la manera de resolver esta situación y llegar a un acuerdo entre la ITF (Copa Davis) y la ATP (ATP Cup)”, dijo Nadal.

“El mundo del tenis necesita una sola super Copa del Mundo, o como quieras llamarla –añadió Djokovic–. Sé que no va a ocurrir el año que viene. Pero si ambas partes se ponen de acuerdo, y si se dan prisa, podríamos tenerlo para el 2022”.

El aviso es importante. Viene de parte del número 1 y del número 2 del circuito. El tercero, Federer, ya había dicho la suya a su manera: no acudió a la Davis y tampoco a la ATP Cup. Prefirió invertir aquellas semanas en atender a sus cuatro criaturas.

El debate tiene su lógica. La intensidad del calendario se ha cobrado un abanico de víctimas en estas semanas. Alex de Miñaur, Kei Nishikori, Andy Murray y Juan Martín del Potro se perderán el Open de Australia. Los cuatro están lesionados.

El primero, De Miñaur, se hizo daño en los abdominale­s, precisamen­te durante la ATP Cup. Los otros tres arrastran problemas desde tiempo atrás. Nishikori y Murray aceleraron sus procesos de recuperaci­ón. Lo hicieron ambos con la intención de acceder, como mínimo, a la Copa Davis. Se equivocaro­n.

–Para mí está claro. Celebrar la Copa Davis y la ATP Cup en el espacio de un mes y pico me parece absurdo. Son dos competicio­nes demasiado similares –dice Tomás Carbonell.

Es uno de los entrenador­es de Roberto Bautista. También es analista y vicepresid­ente de la Federación Española de Tenis.

–Con ellas, diluyes el producto, cargas el calendario de los tenistas y confundes al aficionado. Debería haber un solo evento, como la Ryder Cup en golf o la Copa del Mundo de fútbol. En esta situación, podría ocurrir que los grandes tenistas se negaran a jugar. Federer ya les ha dado la espalda y es normal: tiene casi cuarenta años. Pero Nadal y Djokovic están muy entrados en los treinta...

Jordi Arrese comparte esa visión. Fue plata en Barcelona’92 y hoy es comentaris­ta televisivo en Eurosport.

–Creo que se han precipitad­o al lanzar esta nueva ATP Cup. Piense que ya hubo problemas con la reforma de la Davis. Los tenistas llevaban tiempo clamando por un adelgazami­ento del calendario. Y ahora, abrir un nuevo torneo ya es demasiado. Uno se disputa demasiado tarde en el año, y el otro llega demasiado pronto. Así no pueden estar a su máximo nivel. Lo lógico sería que la Davis se celebrara en las fechas de la Laver Cup. –¿Por qué?

–Es un torneo de exhibición. Se disputa a finales de septiembre. Los jugadores no acabarían tan tarde en el año y tendrían tiempo para hacer algo de pretempora­da antes de abrir el año sucesivo.

–¿Y prescindir­ía de la ATP Cup?

–Es que, aquí donde cae, no le va a ir bien. Llega demasiado pronto. Es mejor que los jugadores tengan dos o tres semanas en enero para ir rodándose, antes de llegar al Open de Australia. Tal y como están las cosas ahora mismo, me cuesta imaginarme a los tenistas a su máximo nivel en Melbourne.

–Pero suprimir la Laver Cup no va a ser algo tan sencillo... –se le comenta.

–Claro, ahí entra en juego Roger Federer, uno de los grandes interesado­s. Y cada uno va a defender lo suyo.

Xavier Budó, entrenador de Paula Badosa, presente en el

Mañana arranca el Open de Australia mientras el tenis se pregunta: ¿no habría que unificar la Copa Davis y la ATP Cup?

cuadro grande del Open de Australia, tiene esa misma lectura.

–Sinceramen­te, pienso que el calendario actual es excesivo para los jugadores. No tiene ningún sentido que la Davis vaya por un lado y la ATP Cup, por el otro. –¿Y qué debería hacerse? –Lo más lógico y coherente sería un único Mundial por países. La doble competició­n alarga la temporada y crea confusión en el aficionado. Y le quita valor a ambos eventos.

Tomás Carbonell interpreta que la solución no va a ser sencilla. Entiende que la Copa Davis le genera mucho dinero a las federacion­es nacionales y la ATP Cup, a los jugadores. Así que, a su manera, cada uno gana con ambos eventos.

–Para las federacion­es, el dinero de la Copa Davis es vital. Y para el tenis, también. Al fin y al cabo, las federacion­es reinvierte­n su dinero en los jugadores del futuro. Montan escuelas, contratan entrenador­es y crean estructura­s.

–¿Y en el caso de la ATP Cup? –Para algunos jugadores, es dinero rápido.

La ATP Cup ha repartido 13,5 millones de euros entre los jugadores. En total, habían acudido 24 países.

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Jóvenes aficionado­s australian­os presencian un entrenamie­nto de Novak Djokovic, estos días en Melbourne
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LEE JIN-MAN / AP

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