La Vanguardia

Vuelve la era Zapatero

- Glòria Serra

Vibración y excitación en Madrid. “Vuelve la era Zapatero”, me dice un amigo socarrón. Después de la muerte lenta de la era Rajoy, y de la convulsa doble convocator­ia electoral, todos tienen claro el juego. No sólo Sánchez no ha formado gobierno con Ciudadanos (sueño húmedo para los que cortan el bacalao o recogen las migas), sino que ha conseguido apuntalar un gobierno de coalición y unos inestables apoyos parlamenta­rios. En Madrid se huele la debilidad del enemigo y lo rodean buscando dónde clavar el cuerno. Quizá vuelva la era Zapatero, el breve espacio de poder socialista tras la

dulce derrota de Felipe González ante Aznar. Un periodo marcado por el inicio de una grave crisis económica que el gobierno no supo ni cómo explicar a los ciudadanos ni cómo prepararlo­s para sus embates. También una etapa en la que el ejecutivo y el Partido Socialista perdieron el control sobre el relato público de lo que estaba pasando. El triunfo de Zapatero fue recibido por el PP y su entorno como una usurpación a la que había dirigido la indignació­n ante la gestión de los atentados del 11-M del gobierno Aznar. Entonces como ahora, también algunas voces hablaban de gobierno ilegítimo y, por tanto, legítimo fue hacer todo lo necesario para tumbarlo.

¿Vuelve la era Zapatero? ¿Vuelve el tam-tam constante contra un presidente noqueado por la crisis, las amenazas de los actores internacio­nales y constantes manifestac­iones de la derecha con la Conferenci­a Episcopal en primera fila? Quizá no. Pedro Sánchez aprendió mucho a resistir puñaladas al alba y puntapiés en la espinilla. El nombramien­to de la hasta ahora ministra de Justicia, Dolores Delgado, como fiscal general ha sido una declaració­n de guerra. Y guerra tendrá. Primer escenario: el ejercicio de hipocresía al ver jueces nombrados por partidos que señalan el sesgo político de la nueva fiscal general, que ha sido ministra y diputada, y se indignan porque este cargo pueda ser influido por el Gobierno. La justicia es una de las poderosas palancas de poder en Madrid, pero hay muchas más. Veremos más puñaladas y también más despropósi­tos de la Comunidad y el Ayuntamien­to madrileños. Se han acabado las urnas, llega el tiempo de enderezar lo que decidieron tantos votantes equivocado­s para los intereses de los que cortan el bacalao o recogen las migas.

Si van a Madrid, compren un casco, por si acaso. Y quizá también si no se mueven de Catalunya. Aquí también caen misiles: la última andanada salió de los silos de Rufián.

La justicia es una de las poderosas palancas de poder en Madrid, pero hay muchas más

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