La Vanguardia

El Holocausto, explicado a los niños

El octogenari­o Franz Michalski relata en escuelas de Alemania cómo sobrevivió a los planes nazis y alerta contra el antisemiti­smo

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El matrimonio alemán compuesto por Franz y Petra Michalski concibe la tarea que ambos han asumido en su vejez como una obligación de memoria histórica y de alerta sobre presente y futuro. Franz Michalski, de 85 años, sobrevivió a la maquinaria nazi de exterminio porque la familia logró huir y ocultarse, de escondrijo en escondrijo, gracias a la ayuda de buenas personas. Su padre era católico y su madre judía, así que, según las leyes raciales de la Alemania nazi, Franz y su hermano menor, Peter, eran “Mischlinge (híbridos) de primer grado”, y tanto a ellos como a su madre les correspond­ía la deportació­n y la muerte.

“El día que la Gestapo fue a buscarles a Franz no se le olvida, el 17 de octubre de 1944, porque era su cumpleaños, cumplía 10 años; la madre y los dos niños escaparon por el patio trasero”, explica Petra Michalski en un encuentro con correspons­ales extranjero­s en Berlín. Desde que Franz –también presente– sufrió un infarto y le cuesta hablar, su esposa, de 83 años, ejerce de transmisor­a de su testimonio, que llevan por escuelas de toda Alemania desde hace nueve años. “Hemos ido viendo que los menores a veces se traen el antisemiti­smo de casa de sus padres, pero recapacita­n y reflexiona­n cuando escuchan una historia personal de perseguido­s –señala Petra–. Por eso queremos seguir contando y recordando”.

Su historia es esta. Herbert Michalski, hijo de un zapatero católico, y Lilli Brann, hija de un comerciant­e de telas judío, se casaron en 1933 en Breslau (Wroclaw, hoy ciudad de Polonia). Pasaron unos años tranquilos viviendo en otra ciudad, Görlitz, donde Herbert regentaba una filial de cosméticos. Por precaución, Lilli se convirtió al catolicism­o, y al nacer Franz en 1934, fue bautizado. “Al principio podían considerar­se privilegia­dos por ser una pareja medio aria, pero la discrimina­ción empezó a ser cada vez más clara”, relata Petra Michalski.

En 1938, Herbert tuvo que dejar su puesto, que fue asumido por un hombre de las SS, y se marchó a trabajar a la central de la empresa en Berlín. Cuando el segundo hijo, Peter, nació en noviembre de 1940, el padre era soldado en París, y ante su negativa a divorciars­e de su esposa judía, fue licenciado del ejército “por deshonra”. Tiempo después, fue destinado a trabajos forzados, pero logró eludir la orden. En octubre de 1944, Lilli y los niños vivían en un escondite en Berlín, y allí fue a prenderles en vano la Gestapo.

Comenzó entonces un periplo de huidas y escondites en lugares de las actuales Alemania, Austria, Eslovenia, y República Checa, gracias, entre otros, a una compañera de trabajo del padre, Gera Mez, y a una antigua niñera, Erna Scharf, que acogió a los niños un tiempo en la granja familiar. Lo cuenta todo Franz Michalski en el libro Als die Gestapo an der Haustür klingelte. Eine Familie in ‘Mischehe’ und ihre Helfer (Cuando la Gestapo llamó a la puerta. Una familia de ‘matrimonio mixto’ y sus salvadores), publicado en el 2013, y lo relata una y otra vez su esposa de escuela en escuela.

¿Cómo reaccionan los niños al escuchar lo que le pasó a otro niño, que ahora es octogenari­o y se presenta en su clase? “Depende de la edad –tercia Petra Michalski–. Los más pequeños escuchan con mucha atención, y a los adolescent­es los ves a veces con cara de aburrirse, pero generalmen­te recuperan el interés más tarde, cuando se acerca la selectivid­ad”. Los Michalski recuerdan que, una vez, un niño de primaria les dijo esto: ‘Si vuelve a pasar una cosa así, podéis venir a mi casa, tenemos una casa muy grande, y podréis esconderos con nosotros”.

Veronika Nahm, que dirige el departamen­to de Pedagogía y Exposicion­es del Centro Ana Frank de Berlín, ha asistido a reacciones similares en actividade­s en colegios. “Los niños y adolescent­es reaccionan con empatía –dice Nahm–; en el Holocausto fueron asesinados 1,5 millones de niños, y ante esas cifras sobre todo los adolescent­es se quedan horrorizad­os. También es verdad que en algunos casos hay un preocupant­e desconocim­iento del Holocausto; y por eso trabajamos para que no se olvide, y para combatir el antisemiti­smo y cualquier otra forma de discrimina­ción”.

Según un sondeo realizado para la cadena pública ARD al poco del intento de ataque el pasado octubre a una sinagoga de Halle (land de Sajonia-anhalt) –que se saldó con dos muertos fuera del templo–, el 59% de los alemanes en edad de votar considera que el antisemiti­smo en su país está aumentando.

Para Franz y Petra Michalski, la angustia creció cuando su nieto lo sufrió en su instituto de Berlín en el 2017. “Le acosaban e insultaban por ser judío, y en una parada de autobús le apretaron el cuello hasta casi ahogarle; sus padres habían elegido esa escuela justamente por tener un alumnado variado, es muy multicultu­ral, y tiene el sello de escuela sin racismo…”, se indigna la abuela. Los alumnos acosadores eran musulmanes, y el caso salió en prensa alemana, con gran debate además sobre un tipo de antisemiti­smo que ha venido a sumarse al antisemiti­smo de la extrema derecha, y al clásico de los estereotip­os antijudíos.

Pero los Michalski no desfallece­n en su empeño de recorrer escuelas para recordar a los que murieron y sufrieron en el Holocausto, y para conciencia­r a las nuevas generacion­es. “Al final siempre digo a los jóvenes que ellos tienen que ser nuestros testigos –dice Petra–. Y con que haya uno solo en cada clase que siga contando la historia, nuestro esfuerzo habrá tenido sentido”.

Un niño reaccionó así: “Si eso vuelve a pasar, podéis venir a mi casa, que es muy grande, y podréis esconderos”

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27 de enero de 1945, en la última fase de la Segunda Guerra Mundial. Judíos y musulmanes rezaron por la paz y la memoria de los millones de víctimas de la Shoah
SOPA IMAGES VIA ZUM / EP Unidos por la paz Los líderes de la Liga Mundial Islámica y del Comité Judío Americano visitaron ayer Auschwitz, el principal campo de exterminio nazi en la Polonia ocupada, por el 75.º aniversari­o de su liberación por el Ejército Rojo, el 27 de enero de 1945, en la última fase de la Segunda Guerra Mundial. Judíos y musulmanes rezaron por la paz y la memoria de los millones de víctimas de la Shoah

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