La Vanguardia

Annabella Sciorra relata en el juicio como Harvey Weinstein la violó

Annabella Sciorra confiesa en un emocional relato cómo la forzó el titán de Hollywood

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York

Una respiració­n profunda marcó la entrada de Harvey Weinstein, de 67 años, en la sala del tribunal. Sabía lo que se le venía. Al rato apareció Annabella Sciorra, de 59. A esa planta 15 llegaba el ruido de sirenas. Vestida de azul oscuro y con un caminar lento, como si fluyera hacia el estrado de los testigos, la primera en el juicio contra el gran jefe de Hollywood.

Se conocieron en Los Ángeles en 1992. Él era un incipiente productor de cine y ella una joven que luchaba por ser actriz.

En torno a 1993-94 y de forma inesperada tras una cena junto a otras personas en Nueva York, Weinstein la acompañó hasta su edificio en Gramnercy Park, en Manhattan –conducía su chófer– y se despidiero­n. Al poco, sin previo aviso, sin que le advirtiera el portero, alguien llamó a la puerta.

Ahí estaba él. “Me había puesto el pijama, se abalanzo sobre mi, intenté quitármelo, le golpeé. Cogió mis manos y me las puso detrás de mi cabeza”. Imitó ese gesto, un momento de alta emoción. A Sciorra le saltan las lágrimas. “Puso su pene dentro de mi vagina y me violó. Estaba encima de mí y me violó”, confesó.

Weinstein miraba hacia el otro lado, evitando un contacto visual. En otros pasajes se sumergió tomando notas en su bloc amarillo.

“En cierto punto, paró, salió de mí y eyaculó en mi pierna”, prosiguió. “Cuando le pregunte´si tenía algo que decir por lo que había hecho, me respondió: ‘He tenido una sincroniza­ción perfecta’”.

Hubo más. “Entonces puso su boca en mi vagina, antes me dijo ‘esto es para ti’. Ya no me quedaba fuerza para luchar. Era tan desagradab­le que mi cuerpo empezó a temblar de forma totalmente inusual, no sabía qué era, pensé que me daba un ataque”, remarcó.

La fiscal Joan Illuzzi le preguntó si explicó a alguien lo que había sufrido. Dijo que no, que llamó a su hermano, que la visitó la novia de este, pero que no se atrevió a hablar. “Quería creer que esto jamás había ocurrido”, añadió. –¿Pensó que era un crimen? –Pensé que era una persona agradable, un buen tipo. Me sentía confundida, deseaba que nunca hubiera abierto la puerta

En lugar de pedir ayuda, la protagonis­ta de Los Sopranos lloró a a menudo, se aisló de la gente y empezó a automutila­rse.

“Me cortaba a mi misma. Tenía una pared blanca y la pinté de rojo co mi sangre, la sangre de mis dedos en esa obra maestra”.

Tuvo otros encuentros con Weinstein aunque siempre le esquivó. La primera vez que lo vio, a las semanas del ataque, ella se encaró. “Traté de hablar sobre lo sucedido aquella noche, que me desperté y que me desmayé”. Contó que Weinstein tenía una réplica: “Eso es lo que dicen todas las buenas chicas católicas”. Y añadió:

“Eesto queda entre tu y yo”.

En el turno de la defensa, la abogada Donna Rotunno se propuso socavar la credibilid­ad del testimonio de Sciorra. “En ese momento no entendía lo que era una violación”, contestó.

Mantuvo la compostura a pesar del acoso verbal. “En mi vida le comenté a una amiga que había tenido un sexo impresiona­nte”.

La letrada buscó quitarle legitimida­d por el consumo de pastillas o de alcohol. “No tomaba”, recalcó. La cuestión venía a cuento porque, en la primera época en que conoció a Weinstein, él le envió un paquete con bebida y una caja de Valium. Luego le hizo otro regalo: una caja de chocolates con forma de pene. “Me pareció algo inapropiad­o”, terció.

Rotunno escaló en el asunto del silencio. ¿Por qué calló y no fue a un médico? Como ya había explicado, en aquel primer reencuentr­o se temió lo peor. “Me sentí amenazada, atemorizad­a”.

A la defensora le quedaba su gran baza, la de que Sciorra no hace más que interpreta­r otro papel de película. Rotunno lo ha ido voceando por las teles y este jueves se lo planteó directamen­te.

–¿Es justo decir que como parte de su trabajo, usted pretende ser alguien que no es?

–No.

Ella le dijo que se desmayó y él replicó: “Eso es lo que dicen las chicas católicas... Esto queda entre tu y yo”

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 ?? RICHARD DREW / AP ?? Sin perder la compostura Annabella Sciorra aguantó el tipo ante la defensa cuando intentó socavar su credibilid­ad
RICHARD DREW / AP Sin perder la compostura Annabella Sciorra aguantó el tipo ante la defensa cuando intentó socavar su credibilid­ad
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JANE ROSENBERG / REUTERS Mirar a otro lado Harvey Weinstein no se atrevió a cruzar sus ojos con los de su presunta víctima mientras ella relataba su brutalidad
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