“Como dice Guardiola, lo mejor es salir con pasión”
Gábor Takács-nagy, director de orquesta, invitado de la Camera Musicae
Gábor Takács-nagy representa el espíritu de esa Europa obstinada que aún bajo la presión de la Unión Soviética supo sacar lo mejor de sí musicalmente hablando. El maestro húngaro de 63 años, artista enérgico e ilusionado –que se formó como violinista y al irrumpir la Perestroika emigró a los Estados Unidos en 1986 con su famoso Takács Quartet–, recala estos días en Catalunya invitado por la Orquestra Simfònica Camera Musicae (OCM), con la que actúa hoy en Lleida, mañana en Tarragona y el domingo en el Palau de la Música. Gran exponente de la música húngara, director de la Orquesta de Cámara del Festival de Verbier y de la Manchester Camerata, interpretará la Pastoral de Beethoven y el Concierto para piano núm. 1 de Chaikovski junto a un solista ruso que es una joven revelación del concurso Chaikovski, Daniel Kharitonov.
Se le oye feliz tras el ensayo.
Es que es tan brillante esta orquesta. Son músicos que tocan por pasión, no como un trabajo.
¿No es muy corriente eso?
No. Por lo general, incluso en las buenas orquestas la gente está cansada, se nota su burnout. En la OCM son tan frescos y están tan abiertos... Bravo por Tomàs Grau, el director titular, a cada segundo dejan ver su fuerza positiva. Hace dos meses me encontré con Pep Guardiola (soy gran fan del Barça) y me explicó que para todo equipo de fútbol la mejor manera de salir a jugar es con pasión y sin juzgarse. Y que si todos salen así se entra en el flow, físico y mental.
¿Y eso se puede aplicar a las orquestas de clásica?
La clásica es una medicina espiritual, pero ha de venir del corazón. Las orquestas tienen que cambiar, si no las jóvenes generaciones no irán a conciertos. Y esa orquesta catalana está haciendo ese cambio: alguien que no vaya a conciertos se enamoraría.
No viene a tocar Bartók, pero ¿cuán distinto puede sonar Beethoven desde la perspectiva de la escuela húngara?
No hablaría tanto de escuela como de la educación recibida en los 70 y con el cuarteto de cuerda que fundé. Entonces en Budapest se aplicaba una técnica: primero tenías que imaginar espiritualmente cómo querías hacer la música, y hasta que no lo tenías claro no cogías el instrumento. El profesor nos decía que éramos actores que no manejaban palabras sino notas. Y que la armonía había de expresar sentimientos, de manera que si no podías sentir lo que escribió el compositor, no tocaras. Esta era la manera húngara de ensayar, lo que nos enseñó György Kurtág. Decía que la diferencia entre compositor e intérprete es que el primero se sienta en silencio y las notas se le van ocurriendo, y el segundo abre la partitura y ha de imaginar las notas y cómo le llegaron al compositor. Has de ser un detective de lo que el autor quiso espiritualmente y lograr sentir lo mismo.
¿Y eso aplicado a la Pastoral
de Beethoven?
Leí muchas cartas suyas donde te revela su amor por la naturaleza, que nunca le decepcionada (todas las mujeres le dejaban). Tienes que sentir la bosque, cantar a la belleza. Porque la Pastoral es un éxtasis total.
Kurtág esperaba tener a Bartók de profesor pero éste murió antes. ¿Se considera igualmente un discípulo de Bartók?
Desde luego, porque Bartók enseñaba en Budapest y yo estudié con estudiantes suyos, aprendí sus cuartetos, toqué con ellos. Así que soy como una especie de nieto de Bartók, lo llevo en la sangre.
EL CAMBIO NECESARIO “La clásica es una medicina espiritual, pero ha de venir del corazón”
LA TRADICIÓN “Soy como un nieto de Béla Bartók, yo tocaba con la gente que había estudiado con él”