‘El lago del ganso salvaje’ o la cara oscura de la China actual
A Zhou Zenong le sale caro disparar sin querer a un policía en mitad de la noche tras una reunión de bandas que acaba como el gallo de la aurora en El lago del ganso salvaje. Este líder de una banda criminal, recién salido de la cárcel, se convierte en un fugitivo buscado tanto por sus compañeros de fechorías como por un increíble dispositivo policial en la cuarta película del cineasta y guionista chino Diao Yinan, ganador del Oso de Oro a la mejor película en la Berlinale por su anterior filme, Black coal (2014).
Presentada en la sección oficial del festival de Cannes y en el certamen de cine fantástico de Sitges, la historia que narra la película es puro cine negro que avanza en flashback y está protagonizada por una especie de héroe romántico (el actor y cantante chino Hu Ge) y una prostituta a lo femme fatal que juega al despiste y que ejerce el oficio cerca de un concurrido lago. Se trata de un retrato desolador de una comunidad que habita en los bajos fondos de la China actual. “Solo describo la cara oscura de la sociedad. Incluso la misma vida puede ser más dramática que lo que escribo”, afirma el realizador a La Vanguardia.
Construida a partir de fuertes licencias poéticas, una estética visual embriagadora y un montaje trepidante, el filme muestra una gran carga violenta. “He extremado la violencia para que la audiencia la perciba en un instante como una existencia real, irónica y pesadillesca. Creo que cuanto más miedo tenemos a la violencia, más intimamos con ella. El color negro representa la muerte y tenemos mucho miedo a la muerte, por eso tenemos más apetito por las cosas negras”, reflexiona.
Diao Yinan sostiene que en su obra “todos los hombres tienen un sueño de convertirse en héroes y se levantan desde la perdición para conseguirlo”, a la vez que “refleja un elogio al espíritu tradicional chino”. Los personajes que pululan por ese escenario salpicado de la música de B6 se mueven por el dinero. Y la traición se hace evidente en prácticamente cada escena, porque nadie se puede sentir a salvo. ”La muerte es nuestro destino final. Debemos tener claro que los humanos somos animales trágicos”.
Diao Yinan extrema la violencia para que la audiencia la perciba “como una existencia real”