Trump propone un fuerte tijeretazo al gasto social mientras sube el militar
El presupuesto es la expresión por excelencia de la agenda política de un gobierno y la del presidente estadounidense Donald Trump quedó resumida ayer en una propuesta de aires electoralistas basada en un fuerte recorte del gasto social y optimistas previsiones de ingresos para aumentar en cambio el gasto militar y aeroespacial y teóricamente conseguir el equilibrio presupuestario en 15 años, en lugar de lograrlo en los 10 previstos.
Como ocurre desde hace décadas, el rigor presupuestario de los republicanos se acaba en cuanto su partido se hace con la Casa Blanca y Trump no ha sido una excepción. A pesar del excepcionalmente largo ciclo expansivo que atraviesa la economía estadounidense, el déficit alcanzó el año pasado su cifra más alta en siete años y la deuda pública superó en noviembre los 22 billones de dólares, un récord.
La propuesta de presupuestos presentada ayer para corregir esa senda expansiva del gasto se basa sin embargo en una previsión de crecimiento medio del 3% durante una década, cuando el consenso de los economistas está entorno a la cifra del 2%. La conclusión general es que no servirá para equilibrar las cuentas. Lo consiga o no, de momento la Casa Blanca propone reducir el gasto público en un 5% con tijeretazos del 26% en el presupuesto de la Agencia de Protección Medioambiental, un 21% en el Departamento de Estado, un 9% en Sanidad, en especial en los programas Medicare y Medicaid, y un 8% en Educación, además de recortes en iniciativas como los cupones de comida de los que dependen unos 40 millones de estadounidenses.
El ejército se beneficiaría en cambio de un nuevo aumento del gasto (0,3%), mayor en el caso de la NASA (12%) para intentar hacer realidad la promesa de volver a la luna en el 2024, mientras la paradigmática promesa de construir un muro en la frontera con México recibiría un empujón de 2.000 millones de dólares. “Hemos dado la prioridad a la defensa nacional”, ha dicho Russell Vought, jefe de la oficina presupuestaria del Gobierno, ridiculizando el sentido de la ayuda exterior. “Se acabó gastar el dinero en poner una estatua a Bob Dylan en Mozambique o pagar una liga profesional de cricket en Afganistán”.
La propuesta tiene sin embargo escasos visos de salir adelante. Las decisiones presupuestarias dependen de la Cámara de Representantes del Congreso, actualmente en manos demócratas, que ya lo han calificado de “destructivo e irracional”. Los desacuerdos sobre el muro con México llevaron a Trump a bajar la persiana de parte de la administración pública durante un periodo récord de cinco semanas.