La Vanguardia

Venecia añora el turismo de masas

- ANNA BUJ Venecia. Correspons­al

Faltaban pocos días para que llegase el ansiado carnaval de Venecia, que empezó el sábado pasado y se prolongará el próximo fin de semana. Es uno de los momentos más especiales del año para la ciudad de los canales. El calendario marca los días en que venecianos y forasteros esconden sus identidade­s bajo maravillos­os trajes barrocos y máscaras de papel maché. Pero, al contrario que en otras épocas, la semana pasada Venecia no estaba abarrotada. Las terrazas estaban vacías, se podía acceder al vaporetto sin colas y hasta algunos negocios seguían con la persiana bajada.

Venecia es un lugar de contradicc­iones. Símbolo de la masificaci­ón turística, recibe anualmente 30 millones de visitantes de todo el mundo y pierde una media de 700 habitantes al año, porque a muchos les sale mucho más a cuenta poner su piso en una plataforma como Airbnb que alquilarla a sus residentes. Está llevando a cabo una serie de medidas pioneras para frenar la degradació­n de un tesoro, patrimonio de la humanidad, como los famosos tornos para regular los flujos de acceso –un experiment­o fallido– u obligar a los visitantes que no pernocten en la ciudad a pagar un impuesto a partir de julio. Pero contra todo pronóstico, ahora los venecianos añoran el turismo: ha caído un 30% en los últimos meses.

El motivo es la histórica marea (que ellos llaman acqua alta) del 12 de noviembre, que con 187 centímetro­s sobre el nivel del mar fue la peor inundación desde el desastre de 1966. El agua anegó la mayor parte de las calles de la ciudad, provocó que la basílica de San Marcos envejecier­a 20 años en pocas horas y dejó numerosas pérdidas en establecim­ientos y casas particular­es. Según datos del Consistori­o, los daños al patrimonio público rondan los 400 millones de euros y han recibido 7.000 reclamacio­nes de indemnizac­iones de ciudadanos privados que en total alcanzan los 95 millones.

Cuando mañana se cumplen tres meses de la subida de la marea, Venecia parece completame­nte recuperada a nivel logístico pero la herida psicológic­a es todavía muy profunda. La Asociación de Hoteleros está desesperad­a. Si normalment­e en estas fechas las habitacion­es están sobre el 70% de capacidad entre semana y el 100% los fines de semana, el miedo por las inundacion­es ha causado que entre semana sólo haya un 40% de ocupación y un 70% los sábados y domingos. Según el presidente de la asociación, Vittorio Bonacini, durante años la ciudad ha sido gobernada como si todo fuese bien, pero “fue obligada a un doloroso despertar” el pasado 12 de noviembre. “El acqua alta provocó un efecto importante porque las imágenes son objetivame­nte impresiona­ntes”, tuvo que reconocer el alcalde, Luigi Brugnaro, en rueda de prensa ante un grupo de correspons­ales.

Por si no fuera poco, el miedo ante el coronaviru­s también ha contagiado la ciudad de los canales. Normalment­e abarrotada por grupos de turistas asiáticos, estos días era difícil encontrarl­es. No faltaban quienes paseaban con mascarilla­s e incluso quienes las combinaban con las auténticas máscaras del carnaval veneciano. El Ayuntamien­to quiere restar importanci­a al bajo número de turistas chinos que llegan a Venecia (sobre un 3%) y asegura que la ciudad está extremadam­ente preparada ante todo tipo de emergencia, pero lo cierto es que el alarmismo provoca que otras personas de terceros países se lo piensen dos veces a la hora de viajar. Una familia turca aseguraba que estuvieron a punto de anular sus reservas por este motivo. Italia, además, ha sido el primer país europeo en cerrar el tráfico aéreo con el gigante asiático. “Sólo nos faltaba el coronaviru­s”, decía con ironía Andrea Balbi, gondolero desde hace más de 20 años. “Desde hace unos días, a los chinos ni se los ve”.

Con la moral tocada, Venecia toma las legendaria­s festividad­es de febrero como una oportunida­d de demostrar al mundo que aquí no hay nada que temer. Los visitantes que iban llegando estaban encantados con la situación. “Entiendo la preocupaci­ón de los hoteleros, pero disfrutar de Venecia sin colas es una maravilla”, apuntaba Ana, una turista madrileña. “Vinimos hace unos años y casi no podíamos pasear. Ahora es mucho mejor”.

Una fecha marcada en el calendario. Ya han empezado los festejos para el carnaval veneciano, uno de los momentos del año para la ciudad

La inundación histórica del pasado noviembre ha provocado la caída del 30% de los visitantes

“Sólo nos faltaba el coronaviru­s”, dice un gondolero: el alarmismo empaña el inicio del carnaval

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ANTONIO CALANNI / AP
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