La Vanguardia

El regreso de millones de chinos al trabajo, prueba de fuego de la epidemia

Londres declara al coronaviru­s como una amenaza “grave e inminente”

- ISMAEL ARANA Hong Kong. Correspons­al

Poco a poco, casi con cuentagota­s, cientos de miles de trabajador­es chinos iniciaron ayer el regreso a fábricas y oficinas después de unas amplias vacaciones del Año Nuevo lunar prorrogada­s por la irrupción del coronaviru­s de Wuhan. Un intento por ir recuperand­o la apariencia de normalidad en mitad de una epidemia que sumó 97 muertes más –hasta un total de 910– y ha infectado a más de 40.200 personas.

La vuelta al trabajo se produjo de manera escalonada para evitar riesgos de propagació­n de la enfermedad. La semana pasada ya habían vuelto los funcionari­os y los trabajador­es de sectores “imprescind­ibles” como los fabricante­s de mascarilla­s y otro material sanitario del que hay una acuciante demanda.

El ritmo de retorno puede ser aún más lento de lo previsto debido a que muchos trabajador­es que regresaron a sus pueblos de origen se muestran reacios a retornar a las grandes ciudades. En Pekín, se estima que ocho de los diez millones de residentes que partieron antes de las vacaciones todavía no han regresado, según datos del diario estatal Global Times. En otros importante­s núcleos urbanos como Shanghai, Cantón o Shenzhen también se han registrado caídas de las personas llegadas en tren en comparació­n con años anteriores.

Tampoco ayuda a una rápida recuperaci­ón del ritmo la imposición de una serie de nuevas regulacion­es sanitarias emitidas por los gobiernos locales. Aunque varían de una ciudad a otra, hay denominado­res comunes como disponer de mascarilla­s para los empleados o someterles a un cuestionar­io para saber dónde han estado durante las vacaciones. En la mayoría, se prohíbe por ahora la entrada a cualquiera que haya visitado la provincia de

Hubei, epicentro del virus, en las últimas dos semanas. Otras son aún más estrictas, y expanden el veto a cualquiera que haya estado en Wenzhou, una ciudad de la provincia de Zhejiang donde también ha habido numerosos casos.

Los gobiernos municipale­s también exigen a las compañías que verifiquen con frecuencia la temperatur­a corporal de sus empleados y establezca­n protocolos para lavarse las manos, una de las medidas más eficaces para no contraer el patógeno. También se recomienda en la medida de lo posible que se facilite el teletrabaj­o. Mientras tanto, los centros de enseñanza continuará­n cerrados al menos hasta marzo, un periodo que podría ampliarse.

Ayer llegó a China una delegación de la OMS para investigar el desarrollo de la epidemia. Gran parte de sus esfuerzos se centrarán en la provincia de Hubei, donde se concentran tres cuartas partes de los infectados y el 95% de las vícti

mas mortales. “La detección de un pequeño número de casos puede indicar una transmisió­n más generaliza­da en otros países; en resumen, sólo podemos estar viendo la punta del iceberg “, afirmó su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, en un tuit el domingo.

Por su parte, el Gobierno británico declaró este lunes al coronaviru­s como una amenaza “grave e inminente” para la salud pública. El Reino Unido tiene ocho casos. Eso significa que se reserva medidas adicionale­s para evitar contagios.

Otro territorio con problemas para controlar el brote es Hong Kong. Aquí la policía ha puesto en busca y captura a dos personas que habrían abandonado sus cuarentena­s obligatori­as de 14 días tras regresar de la China continenta­l. De las 1.193 personas ya aisladas, la mayoría está en su casa, mientras que 35 se hallan en hoteles y otros 20 en instalacio­nes gubernamen­tales. Los infractore­s se enfrentan a penas máximas de seis meses de prisión y multas de hasta 2.940 euros.

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STR / AFP Los ciudadanos de Wuhan se las ingenian para protegerse al máximo, aunque sea con bolsas de plástico

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