Los actores cumplieron los pronósticos
Joaquin Phoenix, Renée Zellweger, Brad Pitt y Laura Dern confirmaron las apuestas como favoritos en sus categorías
Frente al huracán Parásitos, que barrió todos los pronósticos, la elección de los cuatro mejores actores de la gran noche de los Oscars fueron la mejor prueba de que las quinielas interpretativas estaban en lo cierto al garantizar el triunfo más que evidente de Joaquin Phoenix, Renée Zellweger, Brad Pitt y Laura Dern. Todos ellos blancos y estadounidenses. Una prueba más de la falta de diversidad entre los nominados en una categoría en la que de los veinte intérpretes a competición solo había una actriz negra, Cynthia Erivo, y un actor español, Antonio Banderas, al que la prensa de EE.UU. ya había colocado en el centro de la polémica tildándolo “de color”.
Los cuatro habían arrasado en la temporada de premios previa a la estatuilla dorada en sus respectivas categorías y ninguno parecía tener rival de última hora. Y así fue. Los miembros de la Academia apostaron sin riesgo por el valor seguro, que ya llenaron el cupo histórico luego con la cinta surcoreana dirigida por Bong Joon Ho. Por eso no sorprendió que Brad Pitt fuera el primero de la lista en salir al escenario del Teatro Dolby a recoger su primera estatuilla como actor secundario –ya posee una como productor por 12 años de esclavitud– por su papel de doble de acción y amigo de fechorías del actor en horas bajas que encarna Leonardo Dicaprio en Érase una vez en… Hollywood. Desde que la cinta se presentara en Cannes, su rudo Cliff Booth se perfiló como claro candidato en la terna por el Oscar, una opción más efectiva que la que sonó con su astronauta en crisis existencial de
Ad Astra como mejor actor.
Pitt no sedujo precisamente con un discurso comedido donde agradeció poco más que al equipo de la película y rindió homenaje a la labor de los coordinadores de los especialistas. Nada que ver con las emotivas palabras de un conmovido Phoenix, que se adjudicó la merecidísima estatuilla de mejor actor por su soberbio trabajo en la piel de un
Joker al que estudió durante ocho meses y para el que perdió 23 kilos.
En la categoría de mejor actor, todos los nominados eran blancos y estadounidenses
Conocido por su activismo vegano, durante casi tres minutos y con gesto serio invitó al personal a reflexionar sobre la necesidad de luchar ante las injusticias y ser respetuosos con el planeta: “creo que nos hemos desconectado del mundo natural y muchos somos culpables de tener una visión egocéntrica del mundo”, dijo en el que fue el más potente parlamento de la velada. Emoción también la que embargó a una sobrecogida Laura Dern, reconocida como actriz secundaria por su implacable abogada en ese monólogo feminista que se marca sobre las exigencias que la sociedad deposita en la mujer en Historia de un matrimonio. Un Oscar que supo a gloria puesto que coincidió con su 53 cumpleaños y que la hija de los actores Bruce Dern y Diane Ladd dedicó a sus padres: “algunos dicen que nunca conoces a tus héroes, pero yo digo que si eres realmente bendecida los tienes como padres”.
Y como era de prever, Charlize Theron, Saoirse Ronan, Scarlett Johansson y Cynthia Erivo fueron barridas por Renée Zellweger como mejor actriz por encarnar a una Judy Garland en los duros meses previos a su repentina muerte a los 47 años en Judy. Los académicos, tan dados a recompensar a personajes reales en formato biopic como ocurrió el año pasado con Rami Malek y su Freddie Mercury de Bohemian Rhapsody, vieron en la más que correcta composición de Zellweger un bonito homenaje a la icónica protagonista de El mago de Oz. ¿Unos premios justos? Sin duda había mucho talento entre los ganadores, pero como siempre, nunca llueve a gusto de todos.