La Vanguardia

Bong recurre al clásico para festejar su triunfo: beber hasta el amanecer

Almodóvar y Banderas conversan mientras Hollywood se desparrama

- GABRIEL LERMAN Los Ángeles

Si algo repitió Bong Joon Ho cada vez que subió al escenario a recibir cada una de las 4 estatuilla­s doradas que se lleva para Corea del Sur es que planeaba celebrar bebiendo. Y si algo cumplió el director que hizo historia al ganar por primera vez el Oscar a la Mejor película con un filme integramen­te rodado en otro idioma una vez que se apagaron las luces en el teatro Dolby, fue precisamen­te eso. Bong pasó primero por el Baile de los Gobernador­es, la tradiciona­l fiesta que organiza la Academia de Hollywood en el mismo complejo en donde se celebra la gala. Ahí esperó pacienteme­nte que le pusieran a sus estatuilla­s las placas con su nombre mientras se tomaba unas copas. De allí partió para la fiesta más prestigios­a de la noche, la de Vanity Fair, en el recién construido Wallis Annenberg Center for the Performing Arts en Beverly Hills, donde también se pudo ver a Brad Pitt celebrando la fiesta junto a Kanye West y Kim

Kardashian, la ascendente Margaret Qualley y Geena Davis, a quien agradeció desde el escenario el haberle dado su primera oportunida­d en Thelma y Louise.

A esa misma celebració­n acudieron muchos de los que habían pasado por el escenario del Dolby horas antes, después del oportuno cambio de vestuario, aunque también se sumaron muchas otras celebridad­es que habían salido de casa simplement­e para ir a las fiestas, como Tom Ford, Ryan Murphy, Jon Hamm o Adam Sandler.

Pedro Almodóvar descansaba en un rincón, dialogando con Antonio Banderas. Tal vez hablaban de cómo el triunfo de Parásitos le daba otra magnitud al paso de Dolor y gloria por el Oscar, sin posibilida­d alguna de hacer frente a la obra maestra del coreano. Neon, la relativame­nte nueva compañía que en octubre del 2018 compró los derechos de la película de Bong para distribuir­la en Estados Unidos sin imaginar que lo ganaría todo desde su presentaci­ón meses después en Cannes, había decidido hacer su propia fiesta para celebrar las nominacion­es y tal vez el Oscar que se llevaría como Mejor película extranjera. Para lo cual alquiló los dos pisos del exclusivo club Soho House en West Hollywood.

Apenas se supo del triunfo arrollador de la película, la cita de Neon se convirtió en aquella a la que todos en la ciudad tenían que acudir. Una vez que el club se llenó a eso de las 10 de la noche, en el garaje del edificio se formó una cola de más de 300 personas que no se movía. Una de las organizado­ras explicaba con desesperac­ión que no imaginaban que esa sería la noche de Parásitos. Así se disculpaba ante los invitados, con esmoquin y de gala, que le escuchaban sin intención alguna de moverse de sus sitios. Aunque tuvieron que esperar un buen rato, finalmente entraron todos.

Bong llegó a su fiesta sobre las dos de la mañana, acompañado de su enorme comitiva, para disfrutar de la comida coreana y los tragos que, sin solución de continuida­d, le permitiero­n cumplir su anunciado deseo: beber hasta el amanecer.

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ERIC GAILLARD / REUTERS Bong posa antes de la fiesta

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